—¡Ay!—me quejé al caer al suelo.
Frente a mi, había un chico también en suelo, alto y delgado, tenía el cabello negro y por su puesto, llevaba también el uniforme.
Inesperadamente sentí que la sangre subía a mi rostro. "Tu pelo" recordé y me levanté lo más rápido que pude.
—Lo siento.—dijo.
—Ah... Si, vale.
Corrí a la habitación antes de que dijera algo más.
Me mire en el espejo del tocador frente a mi cama. Las mechas de mi pelo tenía el mismo tono rojo de mis mejillas. ¿Qué me estaba pasando?
Revisé la maleta abandonada junto a la cama, de donde recogí un libro.
Cuando me tumbe en la cama y lo abrí, una hoja de papel cayó de él.
Era un dibujo. Una... Especie de ojo... De colores, la mitad de ellos fuera de la línea. Se notaba que estaba pintado por un niño. Sonreí débilmente.
Me froté los ojos con las manos, bostezando. Me había dormido.
—Por fin despiertas—dijo Jessica desde su cama.—¿Como puedes estar tan quieta al dormir? Apenas se nota que respiras.
Su voz tenía un leve tono a amargura que ignoré por completo.
—Juliet quiere que vayamos al jardín todas. Tú incluida. Y su compañera de habitación, Kimberly.
—No... Creo que vaya. Prefiero dar una vuelta por aquí... Es bastante grande el internado.
Asintió sin interés.
—Si... Bueno, si quieres sabes donde estaremos.
Asentí, recogiendo la hoja dibujada y volviéndola a meter en el libro.
—Iré si eso.
En el pasillo, había una chica hablando con Juliet. Supuse que era Kimberly, aunque no era... ¿Como decirlo? No parecía el tipo de chicas que quisieran como amiga. Nada de bronceados o cabello sedoso ni cuerpo de revista.
Una chica normal, de cabello castaño hasta el hombro y ojos oscuros.
Un libro abierto, sin fingir algo que no era. Alguien que tal vez si valía la pena conocer.
Caminé hasta la biblioteca, donde me encontró al mismo chico que se habia chocado conmigo hacia nada.
Evitandole observé las estanterías y estaba dispuesta a irme cuando me alcanzó.
—Hola.
—Hey.
—Siento lo de antes.
Su tono de voz era bastante neutral.
—No pasa nada.
Acto seguido, me tendió la mano.
—Mark Thope.
—Esto... Crystal Gold.
Apenas rocé su mano aparté la mía sintiendo un escalofrío.
—Encantado.—sonrió.
Me límite a asentir y buscar una excusa para poder marcharme.
—Iba a reunirme con unas... Chicas así que me voy.
—Te acompaño.
—No, gra...
—Insisto.
Suspiré. Caminamos en silencio saliendo de ahí.
—¿Porqué viniste aquí?
—Bueno...—pensé unos segundos— ¿Estudiar? Los del orfanato pensaron que era una buena idea.
—¿Orfanato?
Me encogí de hombros.
—¿Y tú?
—Familia y sus tradiciones.
Asenti, agradeciendo que no haya decidido contarme su vida.
Divisé a Jessica en el jardín, quien me saludó con la mano.
—Allí están.
Hizo un gesto que no llegue a comprender y me miro.
—Nos vemos luego.
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Crystal
FantasíaTodos los secretos acaban por revelarse, se quiera o no, a pesar de sus consecuencias...