CAPÍTULO CINCO

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Creo que tenia un tic en el ojo y estaba a punto de explotar. Me paré de repente y la silla hizo un ruido seco al correrse. Estaba por ir a decirle las mil y unas a ese hijo de re mil puta pero Sebastián me agarró de la muñeca y me miró negando. Pensé que se podría estar riendo por toda la estúpida situación porque era mas que obvio que Cam solo me estaba molestando pero Sebastian estaba serio.

-No vale la pena, Elisa.— me dijo y me volví a sentar, me miraba calmado y seriamente considere haberme equivocado muy feo al prejuzgarlo al principio pero – no te preocupes, sé que te estaba molestando y no le doy importancia a esas cosas.

El idiota creyó que estaba atormentada por lo que el pudiera pensar, bueno estaba errado, porque realmente estaba envenenada porque el imbécil del hermano de mi amigo me tratara como quisiera sin conocerme y que encima yo no le pudiera contestar nada.

Puede ser que un poco, mucho, también me haya molestado que Cam me dijera esas cosas enfrente de alguien.
Mientras trataba de ignorar y acallar el volcán de furia que tenia dentro de mi, seguimos charlando con Sebastián hasta que él termino su café, yo tenia el medio con un poco más de la mitad, del odio ni lo había tomado y quizá fuere que inconscientemente lo haya hecho a propósito.

-Bueno, lo pasé muy bien.—dije sonriéndole y mirando mi muñeca como si hubiera un reloj allí. Me sonrió. Se levanto al mismo tiempo que yo y se dirigió a la caja. Yo tomé el vaso con el frapuchino intacto. Lo miré profundamente como si pudiera encontrar la respuesta del universo o la aprobación de lo que yo estaba a punto de hacer.

-¿Vamos?.—me preguntó Sebastian una vez que pagó la cuenta. Lo miré un poco ida, concentrada en mi plan, le sonreí.

-Si, ¿me esperas un segundito?.—le dije suave y tranquila. El me miró raro.

-Claro.— contestó.

Di media vuelta y me dirigi hacia el fondo del local, a paso lento, disfrutando la adrenalina, el retumbar cada vez más rápido en mi pecho y los nervios recorriéndome las venas. Llegué hacia donde estaba el grupito de tres, yo ya había destapado mi bebida. Afortunadamente para mí, el hermano de mi mejor amigo estaba de espaldas y los chicos a su costado estaban concentrados en algo que tenia en el celular Cam. Cuando estuve a una distancia segura en la que no me iba a salpicar mi ropa, vacié mi frapuchino helado en su cabeza y no como pude tiré un poco en la zona de su entrepierna.

-QUÉ MIER...—no lo dejé terminar y mientras seguía sentado me agaché hacia su oído.

- Vi que desde que entraste y me viste acá estabas hirviendo por mí y parecía que necesitabas refrescarte.— susurré lo suficientemente alto para que sus amigos pudieran escuchar. Volteó hacia donde yo me encontraba, nuestras miradas a la misma altura y muy cerca. Le sonreí, no de costado, porque a mi no me salía, pero le sonreí como bien hija de puta y le guiñe un ojo.—De nada, gatito.— me erguí y me volví hacia donde estaba Sebastián esperando un poco tentado y sorprendido.

...

-Entonces, le dije que me diera su numero y que yo le iba a escribir mas tarde. Hablamos un par de cosas más, nos reimos y al fin me bajè del auto y acá estoy.—le terminé de contar a Quim mientras me depilaba la axila con cera. Mi amiga no me respondìa por lo que volteé, estaba sentada en el futon y me miraba anonadada, o como estúpida.

-¿Quim? ¿Quimeeey?— le dije con un brazo levantado y girando el palo de la cera frente a sus ojos. Esta mujer tenia la capacidad de atención de una hormiga.

-Eh, eh. Perdón, me quedé en la parte en la que te volviste a cruzar al hermano de Fran y LE TIRASTE EL FRAPUCCINO JAJAJAJAJAJAJA. Te amo, ¿sabias?—me dijo mientras me abrazaba el torso desnudo y me hacia cosquillas en la panza.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2023 ⏰

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