CAPÍTULO CUATRO

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Cuando salí del baño no encontré a Quim por ningún lado. Fran estaba en una esquina charlando con Jairo y no los quería interrumpir, después tendría oportunidad para saludarlo. Viendo que no encontraba a mi amiga por ningún lado me dispuse a ver las exposiciones, había unas muy buenas, otras un poco demasiado tétricas para mi gusto aunque no dejaban de ser buenas obras por eso.

Las fotografías que seguían eran un trabajo similar a otro que vi pero este tenía algo más. La fotografa era Loreley, una compañera de Jairo, y debo decir que la chica era muy buena. Habia elegido a un modelo masculino, a diferencia de la mayoría de los otros trabajos y de aquel al que se le parecía. Las fotografías eran en blanco y negro y había jugado con las luces y las sombras de una manera increíble. Eran en total cinco fotografías, y la que más me gustó fue una en la que salía de cuerpo completo, la posición del modelo era de costado y juzgando el lugar desde el que se tomo la foto la intención de Loreley era que se pueda apreciar el costado entero del cuerpo. La fotografía te obligaba a apreciarla desde abajo hacia arriba, desde los pies del modelo, subiendo por sus piernas, admirando sus muslos, su torso, sus brazos y sus hombros, terminando en la clavicula. En ninguna de las cuatro primeras fotos donde se apreciaban distintas tomas del cuerpo del modelo se veía el rostro. Y era genial. Te daban ganas de seguir viendo, las fotos mostraban un cuerpo desnudo pero al mismo tiempo dejaban muchísimo a la imaginación, ya que las sombras estaban escondiendo lugares como la pelvis, en algunas el pecho y en otras, parte de su espalda baja.

-Wow, estoy... wow.—dijo Quim detrás de mi. Y asentí en acuerdo.

-Mi tanga a la estratósfera.—dijo ella mientras se acercaba más a una de las fotografías, sospecho para ver si se podía vislumbrar un par de centímetros más abajo en la zona V del modelo. Yo solo me reí y seguí para admirar la ultima fotografía. La verdad es que no esperaba esta.

La imagen era en blanco y negro tambien como las anteriores, y había logrado combinar de una manera hermosa las sombras y la luz como en las otras pero lo que me dejo un poco anonadada era el hecho de que era la mitad del rostro del modelo. Era un rostro imperfectamente perfecto y se podía sentir la mirada de la persona dentro de la fotografía. A simple vista parecía estar mirándote apasionado, transmitiendo una energía sexual que te envolvía y te hacía querer llevarte la foto a tu cuarto para poder imaginar cosas sola en la intimidad de tu cama. Me acerqué un poco más y sentí que atravesaba aquel campo de energía libidinosa y ahora sentía que sus ojos sonreían, sonreían con cariño. Me sorprendí un poco más. Todo con un solo ojo.

Que me perdone Jairo pero Loreley se merece este y todos los premios que siguen. Nunca un par de imágenes me habían transmitido tanto en el acto. Generalmente tenia que estar un rato buscando y pensando en lo que querían decir y en lo que me hacían sentir, pero esta obra era impresionante, me hizo saborear cada emoción que cruzó por mi cuerpo en el acto, me hizo pensar en muchas cosas más profundas también. Tampoco entendía por qué tenia ganas de llorar. Suspiré. Wow.

-Si, WOA, alto modelito se buscó Loreley. Está fuertísimo, boluda.—dijo Quim largando un suspiro seguido del mio. Sí, el chico era lindo y definitivamente tenía un buen cuerpo pero todo el trabajo era meramente de Loreley. La belleza, la obra de arte que eran este trabajo eran el producto del puro don que tenia esta mujer con la cámara. –Estaría buenísimo si lo pudiéramos conocer, ¿te imaginas tener envuelto en tu maño un bombonazo, un Adonis como este? Dijo haciendo señas obscenas con la mano.

-Pfff, tampoco es la gran cosa, bo. Es lindo pero nada más. Te aseguro que no debe usar mucho la cabeza. Seguro es medio tarado.— le dije mientras seguía admirando la foto del rostro, sintiendo la calidez que transmitía debajo del velo de erotismo que cargaba.

Señorita Obstinada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora