《02》

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—Buenos días, joven Agreste.— había hablado un señor de no más de 40 años. Con una notable calvicie, y una que otra cana.

El mencionado sólo lo miró desde el marco de la puerta.

—Puede sentarse.— invitó el hombre señalando la silla de Caoba que se encontraba frente a su escritorio.

A paso lento, el rubio de ojos verdosos acató la petición. Sentía su cuerpo pesado, pero eso no le impediría estar en aquel frío y triste lugar.

—Acabo de revisar sus exámenes, y déjeme decirle que está en perfecto estado. Las explosiones no le causaron daño gracias a su traje.— le sonrió.

—¿Cómo está ella?.— preguntó importandole poco su propio estado físico.

—Eso debo contárselo a sus padres, usted aún es menor de edad.

—Quiero saberlo, por mí ella está ahí.

El doctor negó.

—Usted hizo lo que pudo, ahora debe descansar.— dijo ordenando unos papeles.

—Si no lo recuerda, yo soy quien le salvó la vida a su hija en mas de una ocasión.— dijo levantándose para encararlo.—, ¿Cómo está ella?.

Resignado debido a que el muchacho tenía razón, el doctor tomó unos papeles y se los dio al adolescente.

—Se lo diré en términos normales para no confundirle. Ella sufrió un daño muy peligroso en la parte frontal de su cabeza, no sólo ahí. Por todos lados.— reconoció un poco nervioso.—, los exámenes indican su pronta recuperación. Lo que no sabremos es si ella recuperará su memoria.

Palideció, eso no podía pasarle. Él era un idiota, si tan sólo...

Si tan sólo...

—¡Eso es una completa mentira!.— golpeó el escritorio, sobresaltando al señor.— usted miente, ella estará bien. Lo sé, es mi novia...— jaló sus cabellos dorados con fuerza ante tal impotencia.

—Necesito ayuda.— dijo el doctor a la recepcionista por medio del teléfono.

—¡Yo debo estar en cama, no ella!.— el aire comenzó a faltarle. Su enojo le hizo tener un ataque de nervios que no él sabía como tratar.

Al momento llegaron alrededor de 5 enfermeros dispuestos a controlar al chico de 17 años.
Lo tomaron de brazos y piernas, con dificultad debido a la fuerza que poseía.

—¡Sueltenme!, ¡Tengo que verla!.— hizo una mueca al sentir una aguja en su brazo derecho.—, fue mi culpa...— comenzó a cerrar sus ojos.— no merezco vivir...

¿Recuerdas cuando te salvé una vez en la Torre Eiffel?

You Remember? [Adrien/Chat Noir & Tú ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora