jeongguk ocupaba toda la vida de namjoon, sólo ellos dos, refugiados en la seguridad de su habitación. jeongguk era su todo. y namjoon era el todo de jeongguk.
cada día era un sueño, un dulce sueño del cual namjoon no quería despertar. cada día era una aventura nueva, llena de dulces palabras, caricias furtivas y sexo, el más maravilloso sexo justo al alcance de su mano.
o quizá no era solo sexo, tal vez estaban haciendo el amor, se estaban entregando el uno al otro, mientras sus corazones latían a un mismo ritmo, mientras se susurraban un "te amo", rendidos y extasiados al terminar. y cada mañana al despertar, jeongguk estaba tendido junto a namjoon, con un brazo sobre su cintura y la cabeza sobre el brazo de namjoon.
pero un día, un dos de noviembre, jeongguk no despertó en los brazos de namjoon.