El día que nunca llegó.

1.3K 32 0
                                    

El día da bastante lástima, las oscuras nubes de la ciudad están siendo saboteadas por la mediocridad de la población de Sofía.

Les contaré como fue que logré escapar del pequeño y limitado lienzo de 4 paredes en el que me encontraba.

Era aproximadamente la media noche, yo me encontraba vagando por las ridículas pero angostas calles del Parque de Borisova Gradina, las palomas emitían sonidos peculiares, sonidos similares a esas bellas presas que cazo todas las noches, digno de apreciar en un asesinato a sangre fría.

Iba silbando la mítica pero desprestigiada tonada "Singing In The Rain" de Gene Kelly, mientras susurraba en lo más profundo de mi perturbada memoria.

- ¿Donde estará Bozhidara? ¿Será que una bella y millonaria dama como ella podría enamorarse de un simpático y romántico asesino como yo?

De nueva cuenta había caído en los encantos perpetuos de mi presa.

Imaginaba el día en el que esa preciosa mujer de tez morena caería perdidamente enamorada de mi.

Lo sentí tan real, tanto, que podía escuchar su tenue y melodiosa voz cantando a la par mía.

Lo sentí tan real que podía olfatear su olor tan penetrante a Jazmín, aquella diminuta flor blanca, que representa el amor, la espiritualidad y esperanza.

Lo sentí tan real que podía sentir su mano deslizándose por mi angosto rostro con prominentes facciones.

Lo sentí tan real....... Que solo resultó ser una simple ilusión.

Y sabía, en lo más recóndito de mi pudiente corazón, que ese día....

Nunca llegaría.

Para ese momento, una grave y rotunda voz pronunció las siguientes palabras que cambiarían mi día por completo y que, sin pensarlo también me arruinarían.

- Sabía que te encontraría por estos rumbos.

En ese momento se me congeló la mirada, y tenía una larga expresión de vergüenza en el rostro, pues sin darme cuenta, todas y cada una de las palabras pensadas y divagadas habían salido de mi propia boca.

Ingenuamente, con una voz temblorosa contesté:

- ¿Quién es? ¿Quien anda ahí? ¿Que quiere? (asustado)

De las sombras, salió un chico con uno de esos rostros tan peculiares, que eres capaz de recordarlo.

Con un tono sarcástico el chico contestó:

- ¿Acaso no me reconoces, o es que ya has perdido cada una de las memorias conservadas en ese pequeño pero estúpido cerebro?

Lo más irónico del asunto es que yo no tenía ni la más remota idea de quien era, he conocido a un numero ridículo de personas, pero no, no sabía ni quien era, ni que quería.

Lo sé, sé que solo estaba jugando conmigo, quería que cayera en su trampa, quería hacerme su presa, pero oh no, se encontró con alguien mucho más perverso.

-Oh, hola (una leve sonrisa inunda su rostro) ¿que haces por aquí, pequeña palomita? ¿acaso tienes miedo de algo? ¿Porque no te acercas más y me lo dices en la cara?    

-Uy, ¿entonces eres así todo el tiempo? ¿no te da lastima, Aleksandar?

En ese preciso momento otro chico que parecía tener ascendencia Islandesa se acerca.

-Claro que si, querido esprít de maîtrei.

Estaba seguro que era una trampa, tan escurridiza que hasta el más pequeño ratón quedaría atrapado.

Tan solo bastaron unas palabras más para que se abalanzaran hacía mi.

El chico Islandés decía repetidamente su nombre mientras sin ninguna repercusión, inundaba mi cuerpo entero con ligera sangre color carmesí, pues repetidamente daba golpes tan dolorosos como el mismísimo infierno.

El tipo peculiar se detuvo en un intento desesperado por huir.

No sabía que estaba sucediendo, no sabía como actuar en ese momento.

Tras de ellos un par de policías salieron disparados como bala de una pistola Magnum.

Un policía con finas pieles se acercó con fines de "ayudarme" pues sabían que algo andaba mal con mi persona.

No son tan buenos como para ayudar a un desesperado hombre siendo atacado injustamente, o si?

Con una voz penetrante y chillona pronunció algo que me dejó con la garganta reseca y las esperanzas por los suelos:

-¡Lo tenemos! ¡Lo tenemos!

No tenía ni la más remota idea de lo que me esperaba, pero estaba preparado, o al menos eso creo.

He así fue como salí del lienzo, ese lienzo tan remotamente pequeño en el que "estaba" metido.

BoulevardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora