D O S

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Esta canción me encanta, ¿por qué no la oímos juntos?

Quince minutos solamente bastaron para que Jean pudiera recoger sus pocas pertenencias, y por fin unirse al grupo junto a Marco, Bertholdt y Reiner

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Quince minutos solamente bastaron para que Jean pudiera recoger sus pocas pertenencias, y por fin unirse al grupo junto a Marco, Bertholdt y Reiner.

Inesperadamente fue bien recibido, aunque su estilo de Elvis no encajaba con la onda de aquel trío, pero eso no era nada que un par de camisetas teñidas no puedan arreglar. Pará ser sinceros esas chaquetas de cuero eran simplemente geniales, Braun había quedado fascinado con los vinilos, mientras que Hoover se había ofrecido a ponerle algunos parches a dichas camperas para darle un aire más bohemio.

Era de tarde en el distrito de Shiganshina, todos iban a bordo de aquella colorida van decorada con pintura de flores, se dirigían hacia ningún sitio en especifico, sólo esperaban a que el horizonte engullera al sol por completo, y que luego diera un escupitajo de estrellas.

El cuarteto cantaba desafinado las canciones que sonaban en la radio; era increíble como apenas se conocían y ya se abrazaban al cantar, después de algunas horas de camino por fin lograron llegar a su destino; un arrollo cercano al distrito. Reiner aparcó la van y salió de su asiento con rumbo a la parte trasera del vehículo.

Jean estaba más que encantado con su nueva vida, aquellos muchachos eran increíbles; tenían ese estilo pacifico, pero enérgico que les hacía ser diferente al resto del mundo. Ahora formaba parte de la contracorriente.

—Berth— llamó el rubio, suavemente se lanzó sobre él haciéndole caer de espaldas—, consienteme—pidió con voz dulce.

—Estás muy meloso, Braun—dijo sonriente el de ojos verdes, suavemente comenzó a hacerle cientos mimos en el cabello, mientras le daba besos en el rostro.

Ante aquello, Kirschtein se mantuvo mirándoles a la vez que hacía una mueca de hastío, ¿de verdad dos hombres se estaban besando frente a él?

—¿Qué te sorprende?—preguntó Marco a sus espaldas—, es amor libre—murmuró riendo bajito.

Y Sinceramente no le molestaba, de hecho estaba de acuerdo con eso, porque precisamente cada uno es libre de amar a quien quiera.

Pero, el castaño no entendía en su totalidad el comportamiento de aquellos muchachos.

—Tengo algo especial por aquí—dijo el pecoso a la vez que rebuscaba entre sus cosas—, ¿quieres probar?—cuestionó mostrando unos pequeños y extraños recuadros de colores. Era LSD.

—¿Por qué no?—aceptó el castaño encogiendo sus hombros.

Entonces al azabache tomó uno de aquellos pequeños cuadriláteros entre sus dedos, se acercó a Kirschtein y sonrió.

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⏰ Última actualización: Jan 19, 2020 ⏰

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Peace & Love [AU] [Jearco/Marujean]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora