Capítulo 3. ''Buena compañía''

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Nicole.

Los gritos de Emily se escuchaban desde el pasillo. No estaba segura de si era el momento para entrar a recoger mis cosas, pero sabía que en estas circunstancias ella necesitaba una amiga. El comentario acerca de su orfanato la debió poner más enojada de lo normal.

—¡No lo puedo creer! ¡Ese viejo imbécil, cómo se atreve! —gritaba ella cuando entré a la habitación.

—Tranquila, son sólo seis meses. Ya verás lo rápido que pasan —dije despacio para calmarla. Pero de nada servía, porque ella siguió gritando maldiciones a todo el mundo.

En ese momento escuché como se abrió la puerta y vi entrar a Isadora, tan tranquila y sin mucha expresión como siempre.

Sí que es un mal momento.

Observé como Emily se ponía de pie, dirigiéndose hacia ella. Tenía que hacer algo o esto terminaría igual de feo que en la cafetería. Isadora ni se inmutó.

—Emily, por favor, ahora no. ¿No te basta con tener que compartir habitación con alguien que odias? Creo que es suficiente castigo. Mejor ayúdame con mis cosas —grité con un tono muy enfadado, ya que sabía que era la única forma para que me tomara enserio en un momento así.

Se acercó, no sin antes lanzarle una mirada asesina a Isadora, para ayudarme con la última caja.

—¿Cuál es mi cama? —preguntó la pálida joven de cabello morado, el cual ahora estaba bastante más claro que al inicio del día.

—Ésta —dije apuntando a la que había sido por muchos años mi cama—. Me faltan pocas cosas por recoger, así que pronto te podrás instalar —añadí amablemente.

—Gracias, pondré mis cosas aquí para que no te incomoden. —me dijo con un tono de indiferencia que sólo se lo había escuchado a ella.

Cuando salí del dormitorio, escuché gritos al instante. No pude evitar reír por lo bajo, y seguí mi camino.

(...)

Me detuve frente a una puerta blanca que estaba al final del pasillo, dudando si debía entrar directamente o tocar antes de hacerlo. No conocía en absoluto a Alice, pero al menos sus ojos azules me habían mirado con amabilidad. No era gran cosa, y lo sabía, pero era un comienzo. Al final, decidí entrar sin más.

—¡Hola! —dijo ella en actitud emocionada. Estaba maquillándose frente al gran espejo de cuerpo entero que instaló, claramente para ver a un chico. Su cabello rubio caía en perfectas ondas.

—Hola —respondí con voz aburrida—. ¿Dónde dormiré?

Me señaló una cama rodeada de paredes desnudas. ¿En serio? Sabía que habían llegado hoy, pero de seguro les mostraron su habitación con anticipación. Caí en la cuenta de que Isadora no estaba muy contenta de estar ahí.

—Ya verás lo bien que nos llevaremos —comentó mientras aplicaba un rojo demasiado fuerte para mi gusto en sus labios—. Hasta podría llevarte algún día conmigo.

—Lo dudo. Siempre he dormido con Emily…

—Ah, sí. Esa chica… es un poco histérica, ¿no crees?

—Hay que aprender a conocerla antes de opinar sobre ella, ha pasado por cosas muy difíciles en su vida —la defendí.

—Ya, ya —dijo a modo de calmarme—. Otro día me contarás la triste y trágica historia de Emily Parker, porque ahora me tengo que ir.

Se notaba más entusiasmada que en un principio, y subiendo un poco más su vestido azul oscuro, añadió—: Nos vemos más tarde. Por cierto, ¿te quedarás aquí?

Nothing else matters.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora