Capítulo 4. ''A la luz''

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Alice.

Al despedirme de Nicole, quien se había instalado en mi habitación hace sólo minutos, salí de allí sin zapatos para no hacer ruidos. Total no los necesitaría donde yo iba. De hecho, tampoco necesitaba la ropa que llevaba puesta. Pero eran reglas del colegio. Unos cuantos pasos más y llegaría a…

—Shhh —escuché.

Un cuarto de útiles de aseo, qué original. El chico me tenía agarrada por la cintura — más bien una mano en la cintura, y la otra en mi trasero—. Sin embargo, no me importó.

Los dos sabíamos a lo que veníamos: sexo.

—¿Quién eres? —pregunté mientras mis labios dejaban un camino de besos en su cuello.

«—Esos ojos azules no te sirven para nada, parece.

Él se dio la vuelta cuando escuchó mi sarcástico comentario. Yo seguía recogiendo mis cuadernos. Ay sí, típico de películas. Se agachó y pude divisar una sonrisa divertida. Noté que había dejado un pedazo de papel entre las hojas de uno de mis libros. Luego, sin más que decir, se fue.

Sala 204, después del toque.»

—Cain —jadeó en respuesta, bajando la otra mano—, ¿y tú?

—Dime Ali.

Sus manos me empezaron a calentar. Y también la adrenalina del momento; no teníamos tiempo, alguien podría venir en busca de útiles, o tal vez, podrían venir a lo mismo que nosotros.

Mientras su boca entraba en mi escote, revisé sus bolsillos con la intención de encontrar el pequeño paquetito cuadrado. No había nada.

Mierda.

—Para —jadeé entre besos—. No.

—¿No qué? —preguntó, sin parar los suaves masajes en mi entrepierna y trasero. Cerré los ojos. Hubiera sido un gran partido.

—No trajiste.

—No me quedan —esta vez se apartó, mirándome desesperado.

—Bueno, entonces eso es todo lo que tendrás por ahora.

Me arreglé el vestido azul al mismo tiempo que abría el seguro, y me perdí entre los pasillos nocturnos. Las manos de Cain disfrutarán mucho esta noche.

Con un sentimiento de gran frustración, entré a mi habitación sólo alumbrada por la luz de la luna que entraba entre las cortinas aún abiertas, y por la lámpara de Nicole situada en el mueble junto a su cama. Creo que estaba leyendo un libro, o tal vez era una revista.

—Ay, Nicole… hoy no fue mi noche —empecé, sacándome el vestido azul por encima de la cabeza sin ninguna clase de vergüenza—. ¿Qué chico no lleva condones en sus bolsillos, o en alguna parte?

—¡Mierda, Alice! Llegamos hace sólo un día y ya piensas en follar.

Ups, Nicole se ha teñido el pelo de morado.

—¡Isadora! Amiga… —dije riendo tontamente—. ¿Qué haces aquí?

—Venir a ver a la persona más testaruda que he conocido—rodó sus ojos antes de añadir—. Aquí los chicos en serio son bien confianzudos, o quizás en Rusia son muchísimo más educados. Un tal Ethan entró a mi habitación, sin siquiera tocar, y lo peor es que casi me ve desnuda.

—¿Y? ¿Te lo agarraste? —pregunté emocionada.

Sabía claramente cuál era la respuesta, pero era entretenido ver a Isa exasperada por mi actitud. Ya con mi pijama puesto, me senté en mi cama.

Nothing else matters.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora