🌺Día 4🌺

3.7K 251 132
                                    

[Para una buena cita llévate una escopeta]

.
.
.

Se encontraba el moreno afinando su guitarra en la sala de música, esperando a que aparecieran sus amigas para poder practicar, pues le resultaba raro que no hubieran llegado ya siendo que él era quien más tarde aparecía. Suspiró mientras apuntaba algunas notas en el pentagrama a su lado, volviendo a colocar su lápiz en su oreja mientras volvía a su melodía. En momentos como ese le llegaba la inspiración de componer.

— Ya era hora de que llegaran— comentó al escuchar la puerta abrirse y las voces de sus amigas—. Llevo esperando media hora, ahora entiendo cómo se siente cuando me esperan.

— Pero Bon, hoy no tocaba práctica— le recordaba su amiga rubia riéndose levemente—. La habíamos suspendido por el problema de laringe de Meg, tú mismo habías dicho que tenias planes para esta tarde.

En cuanto el moreno escuchó a su amiga se sintió palidecer. ¡Lo había olvidado por completo! Y encima recordó que había quedado con el pelimorado por la tarde, más exactamente en media hora en el mismo parque de siempre. Como alma que huye del diablo, salió corriendo despidiéndose de su amiga, quien no dejaba de reírse por el despiste tan tonto de su amigo, tomando su guitarra y llegando a su casa totalmente cansado. Justo antes de abrir la puerta, el sonido de su móvil le alertó de un salto, causando que tocara todas las partes de su cuerpo buscando el dichoso aparato, sacándolo finalmente de su bolsillo delantero derecho.

— ¿D-Diga?— respondió aún intentando recuperar el aliento, buscando ahora por igual las llaves en su otro bolsillo.

— ¿Maestro? ¿Te pillo en mal momento?— la dulce voz del pelimorado le hizo sentir un gran escalofrío en su espalda, causando que se enderezara rápidamente en su sitio.

— ¡Bonnie! N-No, no, está bien, ¿pasa algo?— preguntó algo preocupado, pues el de mirada rubí no solía llamarlo muy a menudo a menos que fuera algo importante.

— Ah, no, en realidad no, sólo...— se mordió el labio al notar que estaba tartamudeando más de la cuenta, mientras jugaba con uno de sus mechones del cabello—. Q-Quería saber si... podíamos ir esta tarde a la feria que han montado por aquí cerca- pidió con algo de pena, a penas susurrando hacia el aparato que sostenía con su mano derecha—. ¡B-Bueno! Solo si no había otros planes, claro...

Bon en eso sonrió ampliamente, pues iba a hacerle la misma propuesta al pelimorado una vez se vieran en el punto de encuentro en el parque. No evitó soltar una pequeña carcajada mientras abría la puerta y entraba en su casa, aguantando las ganas de reír más fuerte cuando escuchó cómo el contrario le reclamaba el por qué de su risa sin sentido.

— ¿D-De qué te ríes?— cual niño pequeño hizo un tierno puchero sin evitar agudizar su tono de voz, haciendo que el peliturquesa lograra calmarse un poco.

— De nada, Bonnie, tan sólo me causa gracia que hayamos pensado igual— le aclaraba mientras suspiraba con una sonrisa—. Pero ahora me has estropeado la sorpresa- rió de nuevo, sin imaginarse la cara de sorpresa que tenía ahora mismo el mayor en edad al otro lado de la línea.

— ¿D-De verdad...?— susurró con una mano apretando su suéter oscuro tratando de controlar los desenfrenados latidos de su corazón, buscando la razón de tan radiante sonrisa que adornaba su carita en ese momento—. Pues siento haber chafado tu sorpresa, maestro...

— No te preocupes, ahora sé que también te apetece ir— le dijo más tranquilo, llegando hasta su cuarto—. Bueno, he de prepararme para la salida. ¿Nos vemos en el parque entonces?

Los 30 días de la OTP (Soft Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora