2048, el año que todo cambió.
Un experimento se salió de control. Aquello que se creía la salvación, la cura, la fuente de vida, se transformó en un virus letal que azotó la tierra.
Las personas no morían, sobrevivían, pero ya no eran ellas mismas...
Si, los humanos son crueles y ambiciosos. No saben cuando detenerse. El poder los transforma. Las ansias por más, la avaricia de querer tener todo bajo su control los ha dirigido a resultados envidiables.
¿Pero que es lo único que el ser humano no ha sido capaz de vencer?
Siempre llega. Puede retrasarse, adelantarse, pero inevitablemente siempre llegará.
«Del polvo saliste y al polvo volverás»
La muerte.
La muerte es la que le quita el poderío a los hombres y mujeres insaciables. Gente rica, gente pobre, eruditos e incultos, buenos y malos, la muerte acaba con todos ellos sin escrúpulos.
¿Pero que sucede cuando se encuentra la manera de combatir a la muerte?
La vida eterna siempre fue una ilusión, una leyenda, un mito, pero la espera terminó.
2048, el año que todo cambió.
Un experimento se salió de control. Aquello que se creía la salvación, la cura, la fuente de vida, se transformó en un virus letal que azotó la tierra.
Las personas no morían, sobrevivían, pero ya no eran ellas mismas.
Saciar su hambre se convirtió en su principal objetivo, y matar era el medio para lograrlo.
La población se redujo a menos de un tercio. La humanidad fue acorralada entre la espada y la pared.
Correr o ser devorados.
Huir o ser asesinados.
Lo lograron.
Pudieron salvarse, al menos un grupo diminuto de personas encontró la forma de sobrevivir al caos.
Y aquella fue...
Bajo tierra.
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