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Año 2048

El hombre subía la escalera con rapidez y desesperación, debía alcanzar a verlos, a como de lugar.

Su rostro estaba empapado por las lágrimas. Ver a su esposa ser asesinada frente a sus ojos por aquellos monstruos lo llevó al borde de la locura.

Si tan solo hubiese hecho algo antes. Si tan solo se hubiese negado a mantener la boca cerrada.

—¡Jimin! ¡Yongsun! ¿Dónde están? —gritó mientras abría las puertas de las habitaciones con brutalidad. —Mis niños...—sollozaba al escuchar los gritos desgarradores que provenían de la calle.

Disparos, llanto, el sonido asqueroso de aquellos monstruos, estaban rodeados. No había escapatoria, pero al menos quería darles la oportunidad de sobrevivir a lo único que le quedaba.

Cuando llegó al final del pasillo, vio la pequeña escalera que llevaba hasta el ático. Sin dudarlo subió.

—¡Jimin! ¿Hijos están aquí? —debía mantener la calma, no podía asustarlos más. Pero cuando escuchó como la puerta de entrada estaba siendo forzada, supo que tenía los segundos contados. —Por favor...mis niños salgan.

Revisó hasta el último rincón en donde se podrían haber escondido, pero fue en vano.

Cayó al suelo y lanzó un grito desgarrador al darse cuenta que había llegado demasiado tarde.

Ya no había escapatoria.

Tomó el maletín que traía entre sus manos. Solo logró conseguir dos sueros, los últimos prototipos. Podría ocuparlos él, pero su familia ya no estaba, ¿qué sentido tenía sobrevivir?, le daba nauseas tan solo plantearse la idea.

—¿Papi?

Una dulce voz lo sacó de su trance agónico. Su princesita salía de su escondite, del único lugar que pasó por alto en su búsqueda.

Ellos siempre lograban sorprenderlo. Jimin y Yongsun estaban ocultos en un hueco en la pared, detrás de un armario, era su guarida desde que tenían 5 años.

—¿Papi estás bien? —preguntó con cautela el muchacho, colocando a su hermana detrás de él.

Jimin era inteligente, a su corta edad fue capaz de darse cuenta que ya no podía confiar en nadie, manteniendo a su hermana a salvo.

Sin dudarlo abrió sus brazos y ambos niños rompiendo en llanto se lanzaron sobre él.

—¡Teníamos mucho miedo!

—¿Dónde está mamá? ¿Ellos lograron entrar, papá? ¿Vamos a morir?

JiWon trató de calmarlos, tenía la obligación de actuar con rapidez. Quedaba poco tiempo.

—Escúchenme—se apartó y con manos temblorosas intentó secar sus lágrimas. —Ustedes van a estar bien, lo prometo. Mami y yo nos iremos a descansar, estaremos bien. —trató de sonreírles, pero el nudo en su garganta lo dificultaba. —Ustedes deben mantenerse juntos, siempre, sin importar lo que pase. —con premura tomó las dos ampollas de su maletín y las rompió, cargando el contenido con destreza en las jeringas.

—¿Papi que haces? —Yongsun preguntó angustiada.

—No temas, mi niña. Todo estará bien. —se acercó a su hija. —Yongsun, necesito que seas valiente. —la pequeña asintió. —Sentirás un pequeño piquete. —inclinó el cuello de su hija y trató de localizar su yugular. —Lo siento mi niña. —se disculpó antes de puncionar e ingresar el suero.

Yongsun gritó de dolor.

—¡¿Papá que haces?! —Jimin intentó apartarlo. —¡Le haces daño! —estaba horrorizado.

Bajo tierra |PJM+JJK| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora