2048, el año que todo cambió.
Un experimento se salió de control. Aquello que se creía la salvación, la cura, la fuente de vida, se transformó en un virus letal que azotó la tierra.
Las personas no morían, sobrevivían, pero ya no eran ellas mismas...
—No entiendo lo que está sucediendo, Yoongi. —Wheein hablaba con cansancio. — Ya son tres los residentes fallecidos. La situación se nos está escapando de las manos.
—¿Cuál es tu teoría? —Yoongi indagó. —Eres increíble, Wheein. Estoy seguro que tienes tus hipótesis.
—Falta de oxígeno. —soltó. —Los niveles de oxígeno en su cuerpo son bajos. Los análisis muestran un aumento de los niveles de dióxido de carbono en su sangre. —explicó. —Pero aquello no es lo más preocupante. Los residentes parecen sufrir una hipoxia* que los lleva a una falla cerebral. —la castaña hizo una mueca con incredulidad. —Parece como si no estuviesen recibiendo el aporte necesario de oxígeno, y que silenciosamente llegan a un estado crítico en donde ya no hay vuelta atrás. ¿Sabes lo que eso significa, Yoongi? Todos los residentes afectados son mayoritariamente de la Unidad de Mantenimiento.
Yoongi soltó un par de maldiciones.
—He leído los informes, Wheein. Yo mismo he ido a la unidad para verificar los datos. Está todo en orden. —habló con pesar.
—Hacemos todo nuestro esfuerzo. Tengo a todo mi equipo trabajando sin parar, pero nuestros recursos son básicos. No podemos brindarle el soporte que necesitan. Estamos limitados. Pero Yoongi, créeme, los análisis no mienten. No es solo una falta de oxigeno, los tres residentes fallecidos tenían altos niveles de gases tóxicos en su sistema —aseguró.
A pesar de que era un secreto a voces de que algo grave estaba sucediendo. La situación se manejaba entre los consejeros y la Unidad de Medicina. Debían mantener la calma y no provocar pánico entre los residentes.
—¿Qué estás queriendo decir?
—Que tal vez alguien está ocultando el verdadero estado del refugio, Yoongi. —la castaña no bromeaba. —Si es verdad lo que estoy pensando, estamos todos en riesgo.
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—¿Crees que funcione? —Jungkook parecía dudoso.
—Jeon, estamos a casi cincuenta metros de profundidad. Esta joyita —enseñó el gigantesco aparato que tenía sobre la mesa—Está diseñado para tener un mejor alcance.
—Bueno, tu última joyita nos explotó en la cara, Namjoon. Déjame dudar un poco.
El moreno le miró sumamente ofendido.
—Bueno, tu última idea me tuvo limpiando retretes por seis meses.
—¡Agh! No me lo recuerdes. —Jungkook hizo una mueca de asco al recordar todos los olores a los que su sensible nariz estuvo expuesta.
—Entonces mi amigo, cállate y confía en mí. —sonrió orgulloso. —Si allá arriba hay algo, tenlo por seguro que lo captaremos.
Namjoon encendió la radio, moviendo múltiples perillas para poder hacerlo funcionar. Inmediatamente un chirrido se escuchó por los parlantes. El moreno con delicadeza movía las perillas tratando de encontrar alguna frecuencia de utilidad.
