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—Señor, a todos los consejeros se les fue confirmada la hora para la reunión de esta tarde.

Yoongi yacía revisando unos documentos esparcidos sobre su escritorio.

—Gracias, Baek. Puedes retirarte, ve a comer.

El muchacho asintió, hizo una pequeña reverencia y se marchó.

Yoongi cerró sus ojos con frustración. Sentía los músculos de sus hombros tensos. Llevó sus manos a sus ojos y los refregó en un intento de amainar el cansancio.

Llevaba aproximadamente cinco años haciéndose cargo del refugio, el tiempo cumplido desde que el cuerpo de su padre colapsó, dándole termino a su vida.

El refugio fue un proyecto desesperado y plenamente improvisado, específicamente de Min Hanjoon, su padre. Fue creado como medio de salvación ante la catástrofe inminente de hace diez años.

Cargaba con una responsabilidad muy grande sobre sus hombros, y sinceramente temía que la situación el algún momento fuera mayor de lo que era capaz de sobrellevar.

Actualmente trescientas personas residían en el refugio, y los informes de cada unidad de trabajo le arrojaban en la cara que aquello era el límite. Se las ingeniaron de alguna u otra forma para mantener abastecido a cada residente. Pero estaban estancados, viviendo, pero estancados.

—Señor, ¿se encuentra bien? ¿quiere que llame a algún médico?

Yoongi fue sacado de sus divagaciones. Abrió sus ojos y enfocó su mirada en el dueño de la voz.

—Creí que habíamos programado la reunión para más tarde, consejero Kim.

SeokJin sonrió y tomó asiento frente al escritorio.

—Solo venía para verificar si necesitabas ayuda con el papeleo.

Yoongi soltó un suspiro lleno de agobio.

—¿Estaré tomando las decisiones correctas, SeokJin? —soltó de pronto.

El jefe de la UDS le escaneó cuidadosamente por unos segundos, sin dilucidar a que se refería exactamente.

—¿A que te refieres? Estoy seguro que puedes manejar esta montaña de papel aburrido. Ya sabes, finges leerlos y luego los archivas. SeokJin intentó aligerar el ambiente. —O puedes decirle a Baek que se haga cargo. Un poco de abuso de poder no le hace mal a nadie.

Yoongi negó, esbozando una sonrisa a medias.

—Todo sería mejor si mi padre estuviese con vida. Él sabría llevar todo esto de la mejor manera.

SeokJin frunció el ceño y le miró con reprobación.

—¿De qué hablas? Estás guiándonos a todos de la mejor manera. Nos has mantenido vivos, Yoongi. —reprochó. —El senador era un hombre ejemplar, sin duda, pero tú has trabajado hasta el cansancio en esto. No te quites el mérito.

Yoongi era un hombre crítico. Velaba por la paz y procuraba liderar con amabilidad, pero también poseía un carácter fuerte e imponente. Dirigir era una tarea laboriosa.

—¿Crees que esto funcione?

—No lo sé, Yoongi. Confiemos en que sí lo hará.

 Confiemos en que sí lo hará

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Bajo tierra |PJM+JJK| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora