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"El optimista que dice que todo estará bien y el realista que llora cuando la vida lo patea"

Jimin.

Miro la comida en mi tazón de ramen y juego con los fideos dentro de este, apenas llevo un bocado a mi boca y las verduras se esparcen por todo el tazón. Suspiro moviendo los fideos con mis palillos metálicos.

— Jimin. —mi nombre salió como un reproche de los labios de mi primo. — Come y deja de remover los fideos que tu caldo se va a enfriar.

Fruncí el ceño llevando un bocado de fideos a mis labios, llenando mis mejillas y tragando con brutalidad, tomo otro poco de fideos en los palillos y los llevo nuevamente a mi boca llenando por completo mis cachetes de estos.

— Jimin, come más suave ¿Quieres? — reprochó mi primo nuevamente.

Rodé los ojos ante su comentario y terminé mis fideos para tomar el tazón entre mis manos y terminarme el caldo. Estiro mi brazo hasta dar con el vaso de jugo de plátano y beberlo hasta la última gota.

Espero a que mis tíos terminen de comer para poder retirar todos los recipientes e ir a lavarlos en el silencio de la casa. Tomo el tazón rojo que utilizó mi tía Seulgi y paso la esponja Sobre este dejándolo reluciente.

Cierro mis ojos un momento con la ola de pensamientos que invade mi mente.

Eres un cobarde

¿No vas a decir nada?

Mírame flacucho.

Abro mis ojos con el ceño fruncido y tomo con brusquedad el tazón de mi tío JiSeok limpiando el material de porcelana con brutalidad.

Oye, yo lo siento mucho no quise...

Solo lo siento ¿de acuerdo? Lamento todo esto

Ese tipo hizo lo que nadie en mi vida me había dicho. Me hizo sentir como una persona y no como un animal al que golpean cada vez que hace algo mal.

Pero.

Su mirada. La mirad que me dio en el momento en que se disculpaba.

Lástima.

¡Maldita sea! Detesto esas miradas que te dan las personas cuando notan que estas tan roto que intentar romperte más no valdría la pena y viene ese maldito sentimiento de lástima a acaparar todo, lo odio.

Cuando termino  de lavar los platos saco los guantes de hule de mis manos y me encamino a mi habitación cerrando de un portazo, luego caigo de frebte en mi almohada soltando un grito de frustración sobre esta, evitando que mis tíos escuchen el escándalo que estoy armando por una mirada de lástima.

¡Odio que sientan lástima! ¡Mejor matenme a golpes!

No, no, no. Retiro lo dicho.

Cierro los ojos unos segundo cuando siento el cansancio en mi cuerpo y el sueño se apodera de mi sistema haciéndome caer profundo.

{...}

Con una mueca de dolor ajusto los guantes en mis manos y el gorro sobre mi cabeza, tapando mis orejas y dejando mi flequillo rubio a la vista. Tomo la mochila de la cama para salir pero la cabeza de mi primo asomada por mi puerta me lo impide.

— ¿Por qué tan abrigado, Jimin? — preguntó adentrándose a mi habitación mientras ladeaba su cabeza.

— No te incumbe SeokJin. — dije apartando su cuerpo para poder salir, pero me tomó rápidamente del antebrazo haciendo que suelte una mueca de dolor.

— Sube las mangas, Jimin — Ordenó — O las subo yo. — desafió el más alto.

A regañadientes subí lentamente las mangas de mi suéter azul dejando a la vista de mi primo las marcas  rosadas de los cortes que hice diez minutos después de despertar.

— Los guantes, ya.— dijo seriamente.

Me quedé inmóvil en mi lugar sin obedecer a lo que mi primo había enunciado, tomando con fuerza la correa de mi mochila. Bajé la mirada a mis zapatos, nunca me había sentido tan expuesto en mi vida, esto es abrumador. Quité los guantes dejando ver los cortes en las yemas de mis dedos, me matute inmóvil en mi lugar.

El gorro de lana que llevaba en mi cabeza, si, "Llevaba" ya que SeokJin lo había quitado se un tirón dejando a la vista mis orejas cortadas en la parte de atrás.

— Mierda, Jimin.

— No le digas a JiSeok y a Seulgi, por favor. — dije con la mirada baja.

— Claro que no voy a hacer eso Jiminnie, solo quiero saber el motivo de todo esto. — señaló mis cortes.

—Dudo que te interese, siempre estas muy ocupado con tu amiguito Namjoon y Chanyeol. — dije irritado.

— ¡Oh, Jimin! — exclamó — Lamento mucho esto, pero si vinieses por ayuda donde mi no dudaría ni un solo segundo, pequeño.

Las lágrimas de ira y tristeza se acumularon en mis ojos pero no dejé que salieran, no iba a verme tan débil delante de él.

—Tu no lo entiendes Jin... — musité con cabeza baja. — Todo esto no es tu cuestión, métete en tus asuntos.

— ¿Qué cuestión hablas Jimin? — preguntó de brazos cruzados el pelinegro.

Respira Jimin.

Te dije que no lo vas a entender Jin, dejame en paz — gruñí irritado por la insistencia de mi primo.

—Jimin, mírame. — puso sus manos en mi rostro, moviendo mi cara hasta dar con sus orbes cafés que me miraban con intensidad — Si quiero entender, saber que es lo que que pasa por tu cabeza. Ábrete a mi Jimin , por favor. ¿Es por tus padres?.

— ¡Cierra la maldita boca Jin! Ellos no tienen nada que ver con esto.

— Jimin yo no-

— Mis padres ya no están ¿de acuerdo? Me abandonaron hace mucho tiempo, deja de intentar predecir lo que pasa por mi cabeza Jin, por favor solo déjame ser así.

Tomé mis guantes y los puse en mis manos, lo mismo hice con mi gorro haciendo que cubra mis orejas.

—No me esperen esta noche, llegaré en la madrugada. — dije tomando la perilla, pero la mano de mi primo en mi antebrazo me detuvo. — ¿Ahora qué SeokJin? — rodé los ojos.

—Solo quiero que recuerdes que siempre estaré para ti, cuando desees hablar, estaré aquí a tu disposición.

Le mantuve la mirada fija unos segundos antes de sacudir mi brazo quitando su agarre.

—Cómo sea.

De un portazo salí de mi habitación caminando por los pasillos de el departamento hasta dar con la puerta de salida. Giré la perilla y salí del departamento, dejando las lágrimas escurrirse por mis mejillas.

Bajé las escaleras y sorbiendo por la nariz salí del lugar, tomé mi celular y marqué a un número en específico esperando escuchar su vos luego del tono.

— ¿Hola? — suspiro de alivio al escuchar su suave voz.

— Rosé, estaré allá en diez minutos.



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Cutie Park / YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora