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"La realidad se ha vuelto una pesadilla. Una realidad dulce, enferma, adictiva y exquisita de la que no quiero escapar jamás"

BlodyParkDrog.

Yoongi.

Miro alrededor de la calle donde me encuentro dando varias caladas a mi cigarro. El suelo está húmedo por la lluvia que hubo la noche anterior, las personas van y vienen con sus grandes abrigos debido al frío que ha provocado la lluvia, los niños caminan de la mano junto a sus padres con sus tiernos gorros de lana que a lo mejor sus abuelas han tejido para ellos.

Doy una última calada para lanzar el cigarro al suelo y apagarlo con mi calzado, camino por la acera mojada con el viento removiendo las hebras de mi cabello llamativamente azul.

Bien, llamar la atención es una de mis cualidades y es una de las que más se me favorece ¡Qué puedo decir! Soy un chico de diecinueve años que vive la vida de la mejor manera ¿Cuál es la mejor manera?

La mía.

Sin problemas, completamente solo, nada de melancolía y siempre a lo trivial porque así me considero y no necesito de el mundo para ser la persona que soy en este momento.

Camino hacia la cafetería para buscar un buen desayuno y algo con lo que llenar mi vacío estómago, unas cuadras más ya estoy en la esquina de mi destino en el cual no dudo en acercarme y entrar haciendo un pequeño sobresalte con la campanilla del local.

— Mina, ¿Tienes mis tostadas listas? —dije a la chica con el pelo oscuro la cual me brindó una bonita sonrisa.

—Yoongi. —dijo su aguda voz, alargando la "i" en mi nombre — Haré que las lleven a la mesa de siempre en este instante, puede tomar asiento en tu mesa.

Arrogante, doy unos pasos hasta la mesa del fondo la que nadie utiliza mayormente porque además de que lleva una ventana dañada y no se puede abrir es un tanto solitaria, y así me gusta. Diviso a lo lejos una cabellera dorada en la mesa que siempre ocupo, la sonrisa en mi rostro se borra y me pongo en modo "Enojado" para ahuyentar este niño.

—Con permiso.— dije con voz y expresión neutra a el chico de los cabellos dorados sentado en mi lugar.

Este tenia la cabeza a gachas y no podía ver su rostro, se veía melancólico y eso es lo que evito frecuentemente, a las personas como él.

¿Yoongi, por qué tanta crueldad?

Soy una mierda ayudando a las personas con sus problemas y solo podría llegar a arruinar su vida más de lo que ya lo está, prefiero ser frío con los demás y armando mi capa de protección.

— Niño esta es mi mesa.— dije con molestia.

— ¿No crees que hay demasiadas mesas en este local para que llegues a ser lo suficientemente infantil de pelear por una mesa? Madura por favor.

Me gusta estar verde, pendejo.

— ¡Por favor! — bufé.— Muévete de mi mesa niñato si no quieres que te muela a golpes.

La espalda de el rubio se tensa y su cuerpo se pone completamente recto dejándome ver unos lentes oscuros sobre sus ojos, los quitó de su rostro angelical dejando ver unos bonitos orbes felinos que se encontraban un poco rojizos.

— L-lo siento. — se puso en pie. — No quise traerle ningún problema.

Hizo una leve reverencia hacia mi y cuando se iba a dar la espalda tome con fuerza uno de sus brazos.

Cutie Park / YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora