Epílogo.

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—El hombre que escapó fundo este olfanato para intentar hacer  un bien y esperaba que algún  día los niños vinieran...pero nunca  vinieron. En cambio, dicen que los niños siguen en ese bosque hasta el día de hoy y que brindan cariño, amor y compañía a cualquier niño que se entregué a ellos... —en ese momento Emilio miró a Manolo a los ojos —A cualquier huérfano.

—¿A-a cualquiera? —pregunto con ilusión Manolo pero pronto se arrepintió de su tono de voz.— A Evan)? —replanteo.

—Sí, Evan. Tal vez... No es tonto —se volteo para no mirarlo.

—No, no va a ser tonto.

Emilio sonrió sin que lo viera.

—Es que estaba planeando escaparme de aquí e ir a ese lugar, está serca de la entrada y es casi imposible perder de vista ese lugar...

—¡ya es hora de senar! —aviso una hermana.

Se fueron por caminos separados en la sena y Manolo no lo vió ese día ni al siguiente, supuso que ya habia cumplido su palabra y se había marchado a ese lugar del árbol del que hablo.

Pasó una semana y nadie le hablo jamás. Tomo la decisión después de dos segundos de no ver a Emilio en el almuerzo al segundo día pero tenía miedo de hacerlo, hoy ese miedo ya no existía y espero asta la noche para poder salir.

Tomo una linterna ese día y guardo su sena sin que nadie se diera cuenta.

Al ya no haber luz y comprobar que todos estaban dormidos salió de el olfanato y empezó a correr lo más rápido que pudo; no sabía si lo verían o no y volteo una última vez a ese lugar que quiso ser un "perdor" alguna vez para unos niños iguales a él.

Camino durante una o dos horas en la obscuridad temiendo les a las sombras que hacían los árboles y a los sonidos que hacían sus pisadas y los insectos a su alrededor, pero cuando por fin llegó a ese claro de Llerena seca se sintió aliviado y más tranquilo corrió asta la parte que dividía el bosque de ese extraño claro y se detuvo antes de pisarlo siquiera, dudo un segundo pero se Harmon de valor y comenzó a caminar en dirección a la pequeña colina con el árbol seco y negro. En sierto punto del camino fuego azul comenzó a guiar sus pasos como un sendero de luz.
Cuando llegó al árbol el aire era cálido y la vista de la serca de fuego que lo guío hasta allí se perdía a lo lejos y entre el bosque sin siquiera quemar una hoja de pasto. «parece fuego imaginario» se dijo y luego se preguntó si se estaba volviendo loco.

Se recordó en el árbol viendo asía ese camino formado que lo invitaba asta el punto en donde ahora se encontraba. Se durmió recostado en el tronco y sintió varias punzadas en el pecho. No se dio cuenta que ahora el árbol lo abrazaba fuertemente y le avía encajado varias de sus ramas en el pecho.
La sangre corrió por su cuerpo y llego hasta el suelo pero ahí fue entonces, y solo entonces, sintió el calor de el abrazo de dos niños que le hacían vibrar el corazón de el cariño que le tenían a una persona que todavía no conocían, y la sonrrisa cariñosa de cuatro adultos...

Fin~








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El bosque de las cuatro brujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora