CUATRO

303 21 7
                                    

Mientras amarraba mi palo castaño en un a trenza, miraba a los clientes entrar y salir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mientras amarraba mi palo castaño en un a trenza, miraba a los clientes entrar y salir. Los niños miraban con mucha ilusión los juguetes y los padres pagaban esos juguetes. Hoy me tocaba cobrar, así que me posicione en frente de la máquina registradora. Una señora apareció y pagó por un oso de peluche, el cual lo puse en una bolsa con moño.

―¿Qué tal todo, Sara? ―pregunta Benny, dueño de la pequeña juguetería.

―Bien, ¿cómo están Sophie y Lana? ―pregunto por sus pequeñas hijas. A menudo aparecen, y son muy cariñosas.

―Muy bien, y con muchas ganar de visitarte ―sonrío por su comentario y vuelvo a mi trabajo.

Mi vista se desvía hacia una niña con una muñeca que sacó del estante. La abraza como si dependiera de ella. Escuche que los niños se aferran a un juguete porque comienza su duelo porque descubren que ya no cuentan con sus madres y ahora dependerían de sí mismos, en algunas cuestiones. Es triste para ellos saber que sus madres no estarán en la guardería haciéndoles compañia.

En fin. Mis padres siempre se han esforzado para mostrarme que el mundo está lleno de cosas buenas y malas. Y sé que me han querido demostrar que soy fuerte y capaz. Gracias a ellos he salido adelante, pesé a mis recuerdos. En algunos aspectos si soy resiliente, pero en otros no.

La tienda se va llenando poco a poco y mis compañeros ayudan a alguno, mientras que yo sigo de cajera. Luego, la tienda vuelve a calmarse, solo quedaron pocas personas comprando. Así que tomo un tiempo para pensar con claridad.

Hace días, luego de que Ethan acompañase a Sam hasta su casa, las cosas han estado tensas. Sam y Ethan ya no se saludan, no se cruzan y menos se dirigen la palabra. Ninguno ha hablado conmigo al respecto. No tengo idea de lo qué pasó o hablaron. Solo sé que quedaron mal, por las actitudes distantes que comenzaron a tener a partir de ese día.

Y hoy he decidido visitar a Sam, y sé que estará en su casa por más de que sea sábado. Habitualmente intenta convencerme para ir a un club con ella, a veces acepto y otras veces no porque me siento agotada. Y también sé que me extorsionará para que vaya con ella a cambio de información. Muy típico de ella.

Luego de estar tres horas más dentro de la tienda, termina mi turno. Me quito mi delantal y la cuelgo junto a las demás. Me abrigo con una chaqueta ligera y tomo mi bolso. Me despido de mis compañeros, quienes también se alistan para irse, y de Benny.

Camino hasta la parada del bus y tomo el que me deja cerca de la casa de Sam. En el trayecto, escucho música y le envío a Ethan un mensaje avisando que llegaré tarde. Lee mi mensaje, pero no responde. Suspiro y decido dejarlo así, pronto sabré que sucedió. Cuando llego a mi destino, tocó la puerta. Me recibe su madre, quien, gustosa de mi visita, me abraza.

―Estás muy hermosa ―me halaga, como casi siempre que vengo.

El padre de Sam también me saluda, pero se disculpa por no quedarse a debatir conmigo sobre algún libro porque tiene mucho trabajo por hacer. Le respondo que está bien y qué otro día debatiríamos. Me encanta debatir con él, siempre saca buenas conclusiones y, cuando no puedo descifran algo, él me ayuda. El padre de Sam es profesor de Filosofía, mientras que su madre solo es maestra en una guardería.

The StripperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora