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Mi hermano no vivía para nada cerca de la civilización. 

Para llegar a su casa tenía que conducir en el bosque por 3 horas y generalmente odiaba conducir por ahí, pero esta vez el camino se me hizo inexplicablemente corto. No pude dejar de pensar en Tamar en ningún momento del trayecto. Había estado ahí con mi hermano y por ende conmigo desde que tenia memoria, y ahora estaba embarazada, lista para formar una familia.

Me era muy difícil pensar en que eso era real, conocía a Tamar y a mi hermano y aunque los quisiera, sabía que ellos eran las personas más inconstantes que existían y me costaba trabajo imaginarlos siendo responsables de otro ser humano.

Tarde más pensando en lo que seria del bebé que en llegar a la casa en la que no había estado desde hacia ya varios meses.

Toque la puerta y me sorprendió ver a la risueña Tamar del otro lado. Siempre había pensado que era una gran mentira eso de que las embarazadas se veían diferentes, que tenían un brillo especial... Ahora, viéndola ahí, podía decir con seguridad de que todo lo que había pensado que era mentira, era nada más que la verdad.

Podía ver a una Tamar diferente. Y también a un ser no deseado a su espalda.

-Bueno, Tamar, la mala noticia es que, en efecto, estas siendo acosada por un fantasma. - le comuniqué sin siquiera saludar primero. -La buena es que es inofensivo. No te va a hacer daño, ni a ti, ni al bebé. Que, dicho sea de paso, es niña. – continúe una vez que la voz del espíritu llego clara a mis oídos.

Tamar me vio sorprendida. Ni siquiera le di tiempo para que me dijera hola cuando ya le había hasta le había dicho el sexo de bebé.

- ¿Quién es? - Algo que me gustaba de ella,  era que me conocía y no esperaba nada de tacto de mi parte. Eso nunca había sido mi fuerte.

-Tu abuela. Quiere que, por favor, te cuides. En tu familia existe el antecedente de embarazos con complicaciones. Necesita saber que te vas a cuidar más que nunca. – eso hizo reír a Tamar y podía asegurar que incluso relajo los hombros.

-Abuela, ¿es en serio? Gracias, pero esa es información vieja. Ya lo sabíamos. – Justo cuando la anciana abrió la boca para decir algo más, mi hermano apareció en mi campo de visión.

-Jini, llegaste. – saludo entusiasmado.

-Bueno, gracias por resaltar lo evidente. – se burló Tamar.

-Tu abuela dice que, aunque está feliz de que tu seas feliz, piensa que pudiste haber encontrado una mejor pareja si hubieras buscado mejor. - en eso estaba de acuerdo con la anciana. Tamar era muy buena para mi hermano.

El comentario que hice al parecer no le agradó mucho a mi hermano, porque inmediatamente su expresión se transformo a una de molestia.

-Siempre hemos sabido que no soy santo de devoción de tu familia. Díganme algo nuevo. – ese comentario casi me saco una risa, pero la controlé.

Una vez que me invitaron a pasar a la casa comencé a hablar con la abuela de Tamar sobre todas sus preocupaciones y pendientes. Nunca quiso asustar a Tamar ni a mi hermano, pero estaba realmente preocupada por el embarazo y no sabía cómo hacérselos saber.

Afortunadamente todo iba como miel sobre hojuelas con el embarazo, aunque a mí todavía me causaba un pequeño conflicto que vivieran tan lejos de cualquier hospital y que a cualquier persona le tomaría al menos tres horas llegar. Pero nunca les compartiría mis preocupaciones a ellos. Había prometido que no me iba a meter más en sus vidas y planeaba cumplirlo.

Al final si algo pasaba, la responsabilidad era completamente de ellos y no mía.

Su abuela había decido no cruzar aun porque no podía estar tranquila hasta que la bebé naciera sana y salva. No podía hacer nada más con eso.

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⏰ Última actualización: May 05, 2019 ⏰

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