❝Hongjoong descubrió que se ha convertido en un omega. Sin embargo llevar el título de "omega" lleva grandes desventajas. Y más si era alguien que durante todo sus dieciocho años pensó que era un alfa.❞
•MinJoong fic.
fluff | lime | smut | angst.
ca...
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❝Mantén tus ojos siempre abiertos. No te olvides de que él- está acechando.❞
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Los suaves besos que eran esparcidos por el cuello de Hongjoong comenzaban a arder lentamente en su suave y tersa piel. Sentía aquel aroma mentolado esparcirse entre su nariz, lo que provocaba que largará gemidos ahogados. Tratando de alejar a ese alfa de encima suyo, rogando de alguna manera poder controlar ese inestable sentimiento de deseo que poco a poco consumía su cuerpo de una manera anormal. Se mantenía aferrado a las sábanas de la cama, provocando que sus puños se transformarán en un ligero blanco de tanto ser presionados.
Song Mingi seguía besando su cuello, soltando sus feromonas que hacían que el pequeño se excité cada vez aún más. Completamente cegado por el deseo sexual que había florecido rápidamente. Sus olores se habían mezclado en esa habitación. Los quejidos, los besos, las respiraciones abundantemente calientes de ambos.
Todo eso era eco en esa monótona habitación.
El más alto dejo besos en la frente de Hongjoong, el cual con sus manos trataba de apartar a ese alfa, que cada vez llevaba la situación a otro nivel. Fue en ese entonces donde perdió la noción, bajo la bragueta de su pantalón, se quitó el cinturón, tratando de ponerle fin a ese sentimiento tan caótico que lo consumía vivo. Song Mingi había pedido completamente la razón. Hongjoong rogaba que parará, pero sus ojos, sus pupilas estaban completamente agrandadas. Dándose cuenta que su mejor amigo, ese alfa que se encontraba arriba suyo dando caricias en su piel, con la punta de sus yemas había llegado a su límite de espera.
─¡Porfavor, Mingi! ¡Detente!
─No lo haré.
Entre forcejeos bruscos pudo librarse de Mingi, que no en mucho tiempo volvió a arrimarse arriba de él nuevamente. Dando besos en su cuello y olfateando su cabello que olía a una suave vainilla.
El pequeño trataba de salir de allí, no soportaba la idea de que su amigo estuviera cegado, totalmente. Pero él por cierta parte tenía la culpa, todo por no haber traído sus supresores.
