Capítulo 5

941 55 6
                                    

Brenda miró con nerviosismo los ojos marrones de Javier. Ni siquiera entendía por qué recurría a Javier en primer lugar pero había algo en el chico, algo en esos ojos marrones y sonrisa juguetona que la hacía sentirse segura.

No supo en qué momento se le cruzó por la mente que Javier López podría ser su amigo pero ahora que lo pensaba un poco, ella solo necesitaba desesperadamente a alguien que por una vez en su vida no la juzgara o reprochara, alguien que no tuviera un idea prefabricada de quién era ella y que solo la escuchara. Un amigo. Dios sabe que no tenía muchos de esos y a pesar de Diana y Gemma, no tenía a nadie más.

—Espero que te guste el melón porque eso es lo que obtendrás —dijo Javier poniendo un vaso enorme de jugo de melón frente a ella y un plato con galletas de miel y avena.

—Está bien —ella miró las galletas y sintió como se le revolvía el estómago así que tomo el jugo esperando que no le causara náuseas.

—Muy bien, suelta la sopa ¡Oh Dios! ¿Vas a vomitar? Tienes esa cara de que vas a vomitar —Brenda alzó una mano para que se callara y lo hizo pero se le quedó mirando muy intensamente como esperando que vomitara en medio de la mesa.

Desde que le había contado a Javier y Diana que estaba embarazada había sentido que algo del enorme peso sobre su espalda se había alivianado, sin embargo no se había ido por completo y esa era la razón por la que había citado a Javier hoy.

—Deja de mirarme así, estoy embarazada no enferma —Javier tomó su batido pero no dejó de mirarla un segundo, ni siquiera parpadeó lo que hizo que de hecho diera algo de miedo.

—Eso lo sé pero no te ves nada bien ¿Te das cuenta que andas sin tacones y con ropa deportiva? La última vez que te vi así dijiste que estabas embarazada —Brenda rodó los ojos pero luego pensó que tal vez Javier no estaba diciendo tonterías, desde que se había enterado de su embarazo había descuidado mucho su apariencia personal, no había lavado su cabello en una semana y no recordaba la última vez que si quiera pensó en ponerse un vestido o tacones. Lo único que estaba en su mente últimamente era el hecho de que estaba encinta y no sabia que demonios hacer.

Muy lentamente Brenda bajó la cabeza hasta pegar la frente contra la mesa y se abrazó a si misma con fuerza aspirando grandes cantidades de aire para no llorar. Definitivamente el estrés iba a matarla.

—Yo... No sé que hacer, Javi —en un segundo Javier estaba a su lado frotando su espalda con suavidad, eso la calmó un poco —Siento que estoy en una habitación que todos los días se va haciendo más pequeña y ya casi no queda aire.

—Oye, oye —ella despegó la cara de la mesa para mirarlo y de verdad en ese momento al ver esa mirada llena de ternura quiso con todas sus fuerzas que el verdadero padre de su bebé fuera alguien como Javier López —Te lo dije ¿No es así? No estás sola, aquí estoy y Diana también.

—Necesito contarle a mis padres —dijo casi en un susurro, Javier al verla más calmada volvió a sentarse en su silla pero tomó su mano para darle apoyo —No tengo idea de como hacerlo, me asusta porque ya sé qué dirán.

—No puede ser tan malo, después de todo son tus padres y te aman ¿no? —ella soltó una risa amarga y retiró su mano de la de Javier.

—Estamos hablando de dos descendientes de japoneses clasistas que no toleran la desobediencia, además soy hija única, me echarán de casa a penas abra la boca —Javier hizo una mueca y Brenda lo apreció a pesar de que él no entendía su horrible situación.

—Bueno, eso si suena algo horrible... Mi primo va a casarse y se fue de casa, si necesitas un sitio donde ir su habitación está vacía —Brenda sonrió ante la incomodidad de Javier que se apresuró a explicar —quiero decir, tal vez no es igual a lo que estas acostumbrada pero tal vez sea cómodo.

—Gracias Javi, me alegro de tener un amigo como tú —y lo hacía, con todo su corazón de verdad agradecía que Javier formara parte de su vida.

—¿Sabes cómo le diría a mi madre que voy a tener un hijo? —ella negó sonriendo y él puso esa cara que reflejaba travesura —Oye ma' te felicito ¿Por qué? acabas de ser ascendida a abuela.

La carcajada de Brenda sonó en todo el local.

***

Muy bien, puedes hacer esto.

De todas formas lo averiguarán y es mejor que lo sepan temprano porque así tal vez haya una pequeña posibilidad de que quieran verlo cuando nazca.

Brenda dejó de hablar consigo misma cuando vio la calle donde estaba la casa de su familia. No había avisado que venia porque realmente no quería que todos se arreglaran y se prepararan para las (malas) noticias. Una vez que estacionó el auto se tomó un momento para asegurarse que su maquillaje escondía las manchas oscuras bajo sus ojos y que su cabello estaba bien peinado pero lo más importante fue poner una mano en su vientre aún plano y tomar una larga respiración.

—Con o sin tus abuelos estaremos bien, lo prometo pequeño —tomó su bolso y bajó del auto sintiéndose más nerviosa que nunca en su vida.

En la entrada estaba la sirvienta esperando pacientemente con la puerta abierta. Su casa realmente no había cambiado nada desde que ella había empezado la universidad y había puesto todas las excusas posibles para no volver. Ésta era la primera vez que pisaba el lugar en al menos año y medio.

—Bienvenida señorita —dijo la sirvienta y Brenda la saludó —ruego sus disculpas, si hubiéramos sabido de su visita le habríamos recibido mejor.

—Está bien, yo no avisé que vendría —vio el rostro de la mujer e imaginó que más tarde su madre le reñiria por no estar preparada para recibir una visita.

—La señora la espera en la sala.

—¿Y mi padre? Imaginé que ya estaba en casa.

—El señor llamó para decir que tardaría un poco más de lo usual —Brenda asintió incómoda y caminó casi como un zombie dentro de la sala donde su madre usualmente recibía a sus visitas. Ella estaba sentada usando uno de sus kimonos de seda que rara vez usaba porque nunca estaba en casa. Brenda sonrió un poco y se sentó junto a su madre, no se atrevió a tocarla más que para apretar su mano porque sabia que a ella no le gustaba ser tocada por nadie, nunca supo la razón de eso.

—Madre —saludó y ella le sonrió mostrando unas pequeñas arrugas que empezaban a formarse en las esquinas de sus ojos, al menos su madre no creía en la cirugía y esas arrugas la hacían verse más humana.

—Hija mía, no te esperaba —Brenda entabló una conversación trivial con su madre que fue en pocas palabras como tragar vidrio. Definitivamente no quería hablar sobre su escuela o el último escándalo de las mujeres horribles que su madre frecuentaba así que hizo el tiempo necesario pero al ver que su padre probablemente no llegaría pronto decidió que así tenia que ser —¡Brenda! No seas maleducada que estoy hablando contigo.

—Lo siento madre, pero en realidad he venido con un propósito hoy y no es una visita social —los dedos le temblaron pero se obligó a ser valiente así que miró las tazas de té porque a pesar de todo no podia mirarla a los ojos —Lo cierto es... ¿Cómo te lo digo?

—No balbuceos, habla como una mujer adulta —Brenda apretó los dedos y se obligó a respirar.

—Estoy embarazada

—¿Embarazada? —entonces el mundo se le vino abajo cuando escuchó la voz de su padre a sus espaldas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 06, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Baby, I Love You (CT SPIN-OFF)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora