He aquí otro acontecimiento meteorológico trágico o quizá no tanto. Una virtud más del cielo, más allá de las nubes, mucho más allá de las tormentas, una pequeña luz cruza el cielo a toda prisa, un astro que no tiene intenciones de detenerse a vernos. Eso fuiste, eso eres y siempre serás una estrella fugaz o quizá los fugaces fuimos nosotros nuestra oportunidad, nuestro cariño.
De pequeño me gustaba sentarme con mi abuelo en un árbol muy alto en la montaña, un árbol tan bonito y viejo como cualquiera al que le tuvieras cariño, nos sentábamos en su regazo por horas para ver nubes y en ocasiones una que otra estrella nos poníamos a contar, hasta que ella apareció veloz y con una luz atractiva al ojo humano, lo primero que escuche fue "Pide un deseo, muchacho anda, cierra los ojos y pide un deseo con todas tus fuerzas" desde que él se fue me di cuenta que los fugaces somos nosotros y que las estrellas no cumplen deseos.
Tú que me lees hoy, tú que posas tu lectura en mis relatos de amor y perdida ¿Ya pediste tu deseo a la estrella fugaz?