PARTE 2.

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Tras mi corta vida, he aprendido cosas. Con mis años de fotógrafa he aprendido a vivir con esas cosas. 

Algo que constantemente me digo, y lo tengo grabado -porque lo tengo marcado en la funda de mi cámara- es esto: tanto en la vida, como en la fotografía, hay que cambiar los negativos por los positivos. 

Mi próximo tema a entregar era transmitir los sentimientos que traía un invierno. 

La revista para la que trabajaba era especialmente de fotografía. Las mejores, para ser exacta. 

Richard fue lo primero que vi al entrar a la empresa. Con un saludo cordial, le pedí mi plan de trabajo, y salí a realizarlo.

Con pequeñas letras en cursiva se leía:

 "Capturar los sentimientos del invierno a través de las parejas actuales"

«Oh, sí. Pan comido» 

Mi parque favorito se encontraba detrás de los árboles que se veían al doblar la esquina. 

En España era tan típico de un invierno la lluvia, así que mi primera idea era capturar a una pareja jugando sobre los charcos que dejaba la lluvia. 

La mejor manera de encontrar los distintos escenarios era divagando por la zona con la cámara en mano. 

Mi reflejo se veía en los charcos, mi atuendo me mantenía a salvo de cualquier sorpresa de invierno; un gorro tejido negro, pantalones negros, musculosa blanca con una chamarra a juego, era lo que conformaba mi vestimenta. 

Risas llegaron a mis oídos. Mi objetivo había sido encontrado. 

Un ágil click a la cámara y en segundos tenía unas cuantas fotos. 

Era lo que buscaba; una pareja jugando sobre los charcos. 

La foto capturaba al joven tratando de meter a la chica, quien se negaba a ser atrapada por su apuesto novio. 

Mi segunda fotografía era una pareja desayunando un caliente chocolate para una fría mañana.

Había sido una excelente opción pasar por mi café mañanero en ese momento. Esperando mi pedido, tome la foto. La cual ame al instante. 

Las sonrisas naturales de la pareja despertaban mis sentimientos más cálidos. La chava dándole de comer en la boca a su novio era tierno. Algo que amaba capturar en mis fotos eran los sentimientos, y lo había logrado en esta foto. 

Satisfecha, logre salir de ahí con mi café. Para tomar más fotografías. 

La última foto que tome era simple, pero bastante hermosa. La mejor, sí soy sincera. 

La había tomado a media tarde. Era la vigésima foto. La que decidí seria la que plasmaría lo que buscaba; el amor verdadero. 

De nuevo, decidí caminar hacia la empresa. Entregaría las fotografías, y el editor se encargaría de lo demás. 

«El sol empezaba a buscar por donde colarse entre las nubes. El árbol del lado contrario al mío, resguardaba a una pareja de ancianos. Mi corazón no evito dar brincos y llorar desconsolado. 

Era fantástico saber que aún había parejas como ellos. 

Ellos hablaban animadamente, mientras el señor hacía reír a la mujer. Su risa me causaba cierto sentimiento de alegría. 

Sin pensarlo tome la foto al ver que él la tomaba de la mano, para besarla.»

Otra noche más en mi departamento. 

Al parecer, la noche se vería tapizada por una blanca capa de nieve. 

Para otro día, que me esperaba, tenía que dormir. Sin más que hacer caí en las manos de Morfeo. 

THE PHOTOGRAPHER (Historia Corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora