El verano era cálido; más de lo normal.
Pero, aun así, me estaba congelando.
Podía ver a las personas disfrutar de todo lo que traía consigo la estación favorita de todos.
Los niños corrían, brincaban, jugaban felices. Las parejas reían y brindaban su amor, unos a otros. El mismo clima no me ayudaba. Todo esto me recordaba una cosa; cuán miserable soy.Una parte de mí, la fotógrafa entusiasta, tendía a recordaba lo mal que estaba. Y muy dentro de mí, lo sabía. Sin embargo, la parte que se fue con él, la que en este momento estaba ganando la batalla, me hacía sentir vacía.
El reloj que marcaba más de medio día, me hizo saber que él ya estaría en su casa. En donde él pertenecía, en donde no estaba yo, en donde no estaba lo que llamábamos 'hogar'.
«— ¿Sabes que llegara ese momento? -habló él mientras entrelazaba nuestras manos, lastimándome con cada palabra—. Lo sé, Martín. Sé que ese día, cuando tomes ese avión, cuando estés allá, cuando estés cumpliendo tu promesa, yo solo seré alguien más, solo seré la sombra de lo que fui.
— ¿Sabes lo que te pedí, cierto? -preguntó levantando mi cabeza, haciéndome ver sus ojos. — Lo harás, May, serás feliz, amaras de nuevo, conocerás a alguien más, y me dejaras como un magnifico recuerdo.
— ¡No puedo creer que pidas eso! -grité. Mientras me hacía consciente de las lágrimas en mis mejillas. —No puedes pedir eso, Martín. Ese día, no solo tú morirás, yo igual lo haré.
—Espera, -me detuvo, al verme intentar alejarme. —Lo hablamos May, te lo pido, por ti, por mí, por este pequeño gran momento de nuestra corta vida.»
La primavera se hacía notar. Los arboles florecían, mi patio se llenaba de colores; las margaritas de distintos colores tapizaban el gran patio.
Si algo sabia, es que el tiempo pasa, y no se detiene, por nada y por nadie.
Al fin y al cabo, aprendí algo.Él fue mi pequeño 'para siempre'. Él fue mi alma gemela, la que solo disfrute un momento, la que me preparo para mi futuro.
Aprendí la belleza de una promesa, y el sacrificio del amor.
Aprendí a amar su recuerdo, amarme a mí misma; porque yo soy una parte de él.
Y, aun pasó de lo que fue su casa, al otro lado del mundo, compartiré una taza de té, con su madre. La que, ahora, lleva su corazón, y mi corazón en el.
Porque él lo decidió así, porque él dio la vida por su madre.Gracias a todos, aqui termina esta corta historia.
En verdad, agradeceria su opinion para poder mejorar en los millones de errores que tengo.
ESTÁS LEYENDO
THE PHOTOGRAPHER (Historia Corta)
Non-Fiction¿Cuan importante puede ser un desconocido? ¿Cuantas cosas te puede enseñar la vida?