El elegido

Capítulo 5

Todos nos dirigimos hacia la salida de la zona segura, pero antes de que cruzáramos la puerta que nos mostraría el paraíso aparecieron tres personas. Dos saldados y el mismísimo Harold.

-Que no se les ocurra hacer dar un paso más si no quieren morir- nos amenazó Harold.

Dimos la vuelta dejando a nuestras espaldas la puerta ya abierta.

-Mi propio hijo traicionándome, eso sí me destroza el alma.

- Y mi propio padre mintiéndome sobre todo esto, ¿seguro que soy yo el que destroza el alma del otro?- dijo Dante con voz llorosa y enojada a la vez.

-Entréguenlo y nadie saldrá herido- nos dijo Harold señalándome.

En ese momento Scarlett se movió de su lugar y se puso en frente mío, siguiéndola Luca y Rafa.

-¡JAMAS!- exclamó el profesor.

En ese momento uno de los saldados disparó hacia el profesor, dejándolo en el suelo.

Todo iba tan rápido que no sabía lo que estaba pasando. Mi furia y tristeza se juntaron y mis poderes actuaron; dos enormes plantas atacando a cada uno de los saldados dejándolos inconscientes. Harold tomó el arma de uno y apuntó hacia mí, pero antes de que pudiera disparar Dante se le lanzó haciéndolo caer. Los dos se golpeaban uno a uno.

-¡Llévenselo! ¡Ahora!- gritó Dante con sangre y lágrimas en los ojos.

Mis amigos me llevaron a rastras hacia la salida, no podía dejar al profesor y a Dante ahí, tenía que hacer algo. Pero ya no había tiempo, ya estaba demasiado lejos.

El sudor y el miedo invadían mi cuerpo. Observaba a mis lados como mis amigos estaban de la misma manera que yo, pero a pesar de eso seguían conmigo.

Corríamos a toda prisa, cuatro jóvenes que antes nadie hubiera tomado en cuenta, pero ahora, seríamos el tema de conversación. Teníamos que escapar y hacer lo que era correcto, mi mente no podía descansar, daba vueltas y vueltas tomando un sentido a todo lo que estaba pasando y cuál sería la diferencia de ir y correr el riesgo de que todos saliéramos muertos de esto.

Pero había algo que me tensaba aún más, ¿Por qué yo? Era el chico más débil de todos, siempre me lo han dicho y lamentablemente dejé que mi mente así lo pensará. Pero en estos momentos ya nada es igual.

Tenía que descubrir quién era en realidad, y salvar a toda persona o ser vivo que se encontrará en mi camino. Yo era el elegido de portar estos poderes y tenía que descubrir el por qué.

Estamos en lo más profundo del bosque, escucho pisadas que nos persiguen a toda prisa. Me detengo y espero a que mis amigos se adelanten para poder atacar.

La adrenalina se siente en mis venas, la naturaleza me llama, la escucho y comprendo. Ahora somos uno.

Yo soy el elegido...