Nakanomicon

El gran banquete.

Aquél evento era especial para las ángeles. Particularmente para Itsuki. Quién había preparado y planificado durante mucho tiempo todos los preparativos para ese momento. Tenía que ser perfecto. No había dejado ningún cabo suelto. Viajo durante mucho tiempo, a tierras nunca antes vistas. Degustó una infinidad de sabores y de comidas exóticas, buscando los mejores platos para ese día. Se juntaba constantemente con su hermana Nino para platicarle las nuevas recetas y los extravagantes platos que ella había encontrado en sus viajes. Le traía semillas; flores y almacigos a Yotsuba para que ella cuidase de ellos. Para que hubieran ingredientes frescos y hermosas flores de colores indescriptible mente hermosos adornando la mesa. Le narraba sus historias, proezas y hazañas a Ichika para que ella pudiera representarlas junto con su compañía de teatro, para que la alegría no faltara al momento de celebrar esta ocasión. Pasaba días enteros junto a Miku preparando las mejores ornamentaciones tradicionales para la mesa. Todo debía ser perfecto para ese día. Itsuki sonreía y sus energías se renovaban de solo pensar en como seria ese gran festín. Ella cerraba los ojos y juntaba las manos mientras se decía a si misma."Este día va a ser más épico que el anterior".

Ya era momento de celebrar. Todas sus hermanas estaban vestidas con hermosos atuendos. Habían arreglado la mesa para 6 personas. Era un banquete espectacular. Itsuki se había lucido otra vez. Todo ese tiempo empleado en buscar lo mejor para ese día, para la mejor persona de todo el universo. Los mejores sabores; los mas fragantes olores; los mas alegres colores. Las mas extraordinarias historias. Todo preparado para que cada detalle expresará su máxima belleza. Todo estaba listo.

Una a una las hermanas entraron a la habitación. Cada una tenía un puesto asignado en la mesa. Y antes de sentarse cada una se acerco al puesto vació. En el sólo había un cuadro adornado con pequeñas flores. Cada una se acercaba con un ramo de las mas hermosas flores y lo depositaba en la silla. Cada ramo con un toque propio de cada una. Depositaban el ramo se acercaban al cuadro y le susurraban hermosas palabras salidas desde lo mas profundo del corazón. Luego y en silencio se sentaban en sus puestos. Finalmente le tocaba a Itsuki, ella llego alegremente y abrazo la silla como si alguien estuviese ahí sentada en aquella silla. Y con una alegría nunca antes expresada por un ser humano exclamó con toda su felicidad. "Felíz cumpleaños mamá, espero que este desayuno llene tú corazón como tu lo has hecho con todas nosotras".