Young-jin

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Gruñó pesadamente. El resto de su grupo le había asignado la tarea de comprar de especias para el almuerzo en la tienda local. Usualmente solía ir Ji-hoon, pero el imbécil se había roto la pierna hace tres días. Cuando llegó, la tienda estaba cerrada. Juró que todo lo malo siempre le pasaba a él. Caminó hacia el paradero de autobús a esperar locomoción. Iría en su auto, pero como era un idiota con mala suerte lo había chocado dos días atrás cuando iba en camino al hospital a visitar a Ji-hoon. Además perdió la licencia de conducir.

Quizás se merecía todo lo malo que le pasaba-aunque se rehusaba a creer en cosas como el karma- porque al final de cuentas, trabajaba en la mafia. O algo así. Pero vamos Vida, Ji-woo trabajaba con el y era mucho mas sádica para torturar gente y le iba mucho mejor en todo. Incluso le dieron una "promoción" en la cual podía trabajar mano a mano con la Jefe.

Hablando de ella, pensó Young-Jin mientras miraba impacientemente la calle vacía, no se le fiaba de nada. Le daba mala espina el solo ver como interactuaba con la gente. Era de estatura baja y usaba una máscara de una especie de "alien" blanco. Una cosa rara, que parecía real a pesar de todo. Engañó a todos, a todos los que la vieron por primera vez. Se contoneaba como una serpiente, estirándose de manera inhumana a la vez que saltaba a grandes altitudes, como si volara. Ni siquiera las balas le hicieron daño, o las logró esquivar a una velocidad que no entendía o las hijas de puta rebotaron. Si, rebotaron. El mismo lo vio. El mismo había sido uno de los tipos en disparar. Esa cosa (que luego se enteró que era solo una persona) era anormal. Le disgustaba. Los matones, sicarios y que no se asustaron tanto que permitieron la creación de otro bando: El de Bycheol, conocido como los "Sangre de Estrella", los que eran una mezcla del clan Nakamura y el Contrato Gan, además de unos cuantos reclutas extranjeros.

Aunque estos tres bandos realmente trabajaban "juntos" (solo se soportaban entre sí, a petición de Bycheol, porque los amenazó de muerte), no se confiaba de su Jefa, una mocosa que decía ser de...¿De donde dijo que venía supuesta mente? Lo que sea, que venía de Júpiter... Urano, algo así. Una cosa rara que los mas supersticiosos se lo tragaron. No creía que fuese tan amable como Ji-woo y Daigo la hacían parecer. Era sospechoso, tenia que haber algo detrás.

Se sobó la nariz. Casi se la rompe en el choque por no usar el cinturón de seguridad. Fue casi milagroso lo rápido que salió del hospital, sin nada roto. Había escuchado un rumor, el que decía que Bycheol curaba a los suyos con su "poder". Uno mas de los mitos que circulaban alrededor de tan extraño personaje. Lamentablemente, el bando Sangre de Estrella pagaba bien, así que tenía que soportarla, aunque quisiese regresar al Contrato Gan para no tener que ver a ningún japones en su día diario.

Se tocó los bolsilllos. Se le había quedado la billetera y no tenía dinero. Un taxi le estaba parando justo al frente suyo, pero tuvo que declinar el pedido. No tenía como pagar.

-¡AAAH!- gritó asustado. Lo habían pillado por sorpresa. Bycheol se había escabullido detrás de el con la intención de atacar sus costados. Era cosquilloso. Cuando se giró a mirarla, se dio cuenta de que no estaba usando la mascara. Por poco no la reconoció, si no fuese por su estatura y su risa pesada ronca ¿Así es como se veía? La maldita mocosa.

-¿Así que estabas pensando en mi?- dijo, sonriendo, mientras sostenía en una mano su billetera- Ah, te quería pasar esto. Se te cayó en medio de la calle. La vi de suerte.

Bueno, a decir verdad, le tenía miedo.

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