Adonis.
Llego a mi oficina sacudiendo la cabeza tras la buena desvelada que me pegué anoche, mientras abro la puerta puedo sentir cómo hay un agradable olor a chocolate y puedo observar que en mi escritorio se encuentran deliciosas donas cubiertas de chocolate y un café humeante.
Definitivamente contratar a Mia fue la mejor decisión del año que tomé.
Con muchos ánimos me acerco hacia las donas y meto una en mi boca deleitándome con su sabor.
—Buenos días jefe, veo que le gustaron mis donas.—me giro para poder observar a una muy resplandeciente Mia sosteniendo una carpeta negra entre sus manos.
—Muchísimas gracias Mia, están deliciosas, ¿qué tienes para mi hoy?—ella me extiende la carpeta y antes de tomarla con mucho pesar devuelvo la dona al platillo para comenzar a leer lo que hay en ella.
—Son los asuntos pendientes de hoy, los organicé de mayor a menor importancia.—suspiro al ver que hay demasiados asuntos que atender.
—Bueno, hoy no saldré de mi oficina, solo no me mates de hambre y pídeme por favorcito comida china.
—Como usted diga, con permiso.—dice antes de salir de mi oficina.
—Bueno, es hora de comenzar.—me digo a mi mismo antes de comenzar.
...
Escucho como mi teléfono suena y rápidamente me despierto de la improvisada siesta que terminé haciendo sobre mi escritorio por lo que cuando giro la cabeza en busca de mi teléfono mi pobre cuello hace un terrible ruido.
Lo tomo, acepto la llamada y sin que nadie hable sé que se trata de la escuela de mis hijos.
Genial, otro inconveniente.
—Señor Evans, soy yo de nuevo, esta vez el Director necesita que asista inmediatamente al Instituto debido a un inconveniente.—dice como si estuviera repitiendo por milésima vez en el día este comunicado.
Al menos sé que mis hijos están bien.
—Estoy en camino.—digo para luego cortar.
...
—Señor Evans, no podemos seguir permitiendo este tipo de comportamientos en nuestra Institución, y más aún si se trata de los tutores de nuestros niños.—el Director me mira cansado y yo miro a la rubia que se encuentra molesta a mi lado.
Resulta ser que mi querida mejor amiga vino a recoger a mis hijos y hubo un pequeño inconveniente que hizo que terminara pisoteando terrible y a propósito a un pobre niño.
Miro al pequeño con la cara toda llorosa y roja quién se encuentra escondido detrás de una señora que parece que va a matar a mi rubia amiga para luego mirar a mis hijos que se encuentran mirándome como si quisieran salir corriendo, claro, además de que puedo notar a leguas que están furiosos.
—Helena, ¿qué fue lo qué pasó?—pregunto ignorando el suspiro impaciente del Director.
—Vine a recoger a los niños porque Jared llamó y dijo que no ibas a poder hacerlo tú, pero resulta que cuando llegue, el mismo niño artista y mentiroso que está sentado por allí.—dice mirando al niño y su mamá coloca una mano en defensa.—Si, me estoy refiriendo a su hijo Señora, que por cierto es un tremendo acosador, malcriado, mimado, insolente, ah, y también un violento.—Helena me mira furiosa y yo no sé si querer salir corriendo yo o qué es lo que voy a hacer precisamente porque no entiendo ni mierda lo que está pasando por lo que creo, que como siempre pasa, me lee la mente y rueda los ojos.—En síntesis este Niño se la ha pasado acosando a Lipsie y hoy le quitó su moño y le dijo que parecía estúpida además de pincharla, Artemis, si, nuestro adorable Artemis, se abalanzó sobre el mocoso ese para golpearlo que por cierto, lo detuve a tiempo, pero aproveché y le di una pisoteada en el pie. Fin.
—Mi hijo es sólo un niño, además usted no tiene ningún derecho de decir todo eso sobre él y además lastimarlo.—dice la muy alterada señora.
—Ay Señora por favor, si usted no sabe educar a su hijo, aquí menos lo van a saber hacer, además que a esta Institución no le importa nada más que el dinero porque evidentemente no están al pendiente de los niños.—miro al Director y puedo observar cómo palidece.
Ay Jesusito Santo, yo sólo quería un día tranquilo, pero bueno, aquí ando sacando mi lado de padre sobreprotector.
...
Luego de una exhaustiva charla con el director, decirle que iba a cambiar a mis hijos de su Institución y hasta amenazarlo con algunas cosas leves, logré un buen trato.
Es necesario mencionar que Helena no puede volver a recoger a mi hijos porque en una de las veces que la señora-madre estaba hablando, ella la interrumpió y hasta le dijo que si quería solucionar este problema de otra forma, ella no tenía ningún problema en arreglarle la cara mal operada con unos buenos golpes.
Si, Helena siempre tan linda y pacífica.
Y así es como todos terminamos sentados en un restaurante-cafetería súper famoso por ahora en donde mis hijos están obsesionados con venir.
—¿De verdad no estás enojado papá?—me pregunta Artemis con unos ojitos llorosos.
Al salir del colegio mi hijo estaba muy asustado porque nunca había hecho nada violento contra nada ni nadie, me costó un rato calmarlo y cuando por fin lo logré, me dijo que se sentía muy culpable.
—No hijo, en cambio, estoy muy muy orgulloso de que hayas defendido a tu hermana.—digo esbozando una gran sonrisa.
—¿De verdad?—dice con un brillo en sus hermosos ojos.
—Si mi amor, estoy muy feliz de que se cuiden entre ustedes.—Lipsie sonríe y abraza a su hermanito y juro que puedo ver la gran conexión que tienen.
—Si bueno, creo que no estás orgulloso de mi.—me dice Helena mientras come un pastelito.
—En cambio, estoy muy agradecido contigo, eres la mejor.—le digo mientras tomo mi café y puedo observar cómo su mirada se suaviza.—Pero, ¿cuál es la nueva regla el día de hoy?
Ella me sonríe:—La regla de no pisotear a niños molestos.
Sonrío mientras termino de tomar mi café y puedo observar a lo lejos como el chico de la caja registradora que nos atendió, cambia de turno con una chica.
Ella se coloca en la caja registradora y de repente sus ojos hacen contacto con los míos y no puedo evitar darme cuenta de dos cosas.
1-) Es absolutamente preciosa.
2-)Siento que la conozco pero no sé de dónde.—...¿no es cierto papá?—la voz de Lipsie me saca de mi trance y giro para mirarla.
—¿Qué hija?—ella me mira un poco molesta porque no le he prestado atención.
—Que iremos al parque acuático el viernes.
—Ah si, si iremos corazón—digo volviendo a mirar a la chica preciosa que ahora se encuentra concentrada atendiendo a unos chicos.
¿Será que vaya a ordenar otra cosa?
—Papá, ¿ya podemos irnos?
Bueno, al parecer Artemis respondió mi pregunta mental por mí mismo.
—Si hijo—digo mientras me levanto y ayudo a Lipsie a levantarse también—,vamos a ver alguna película.
Helena y Artemis también se levantan de la mesa y cuando lo hacen, dejo una buena propina para luego caminar hacia la salida.
Doy una última mirada a la chica que tanto me intriga para luego salir de ese lugar.
Definitivamente regresaré pronto.
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La Magia de su Arte (Saga The Ghost Dancers #1)
Novela JuvenilEmma jamás se ha enamorado. Adonis no cree volver a encontrar el amor. Emma se considera un desastre. Adonis tiene que lidiar con su propio desastre. Emma crea magia con su arte. Adonis resuelve problemas. Ambos no sabían lo que necesitaban hasta qu...