T R E S

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Jamás le ha molestado que Luhan se ría, sin embargo, quizá lo que no le agrada es que sea esa persona quien esté haciéndolo reír. Durante un segundo se da cuenta de lo difícil que encuentra hacer que su amigo se vea feliz, peor aún, ni siquiera lo intenta.

Hacía tiempo en que ambos compartían sonrisas que guardaban hermosos secretos...hacía tiempo desde que ya no sentía la calidez de Luhan, por lo menos no como recuerda.

Luhan merece sonreír más.

Sabe que su amigo se queda a su lado porque Sehun se lo pide, no obstante, desconoce hasta qué punto será capaz de seguir ahí sin caer, sin ser arrastrado. O es que tal vez ya lo hizo, por el contrario, el pelinegro intenta no darse cuenta.

—Pobre Jongdae— la voz de Luhan le llega a los oídos muy animada, eso le dice que lleva horas entretenido y empleando ese tono campante y jocoso.

—Es un idiota y se lo merece, odio compartir habitación con él, es tan molesto. No hay día que no tenga que estarlo correteando para que levante su ropa sucia o su propia basura.

Luhan vuelve a reír, le sabe tan amargo que gira la perilla con brusquedad y hace que la puerta se azote cuando empuja de ella.

—Sehunnie... ¿ya estás de vuelta? —el chino sonríe luego de quitar la expresión sorprendida—¿Encontraste el libro que estabas buscando?

—Está en préstamo, tengo que esperar a que lo devuelvan—responde con aspereza y lanza sus llaves sobre uno de los escritorios, estas caen estrepitosamente sobre la madera y pronto la incomodidad se apodera del lugar.

La mirada de Sehun parece un látigo dispuesto a castigar la traición.

A partir de ese momento Luhan luce nervioso y buscar una forma de recuperar el ambiente que su llegada ha arruinado. En cambio, el tipo de las mejillas anchas le retiene la mirada con evidentes ganas de clavarle un lapicero sobre el cuello, se refiere a Kim Minseok y para nadie es un secreto que ambos se aborrecen desde que cruzaron por el mismo pasillo.

Ese maldito es una amenaza, la forma en que se ha ganado a Luhan con tan solo meses de conocerlo lo hacen mantenerse alerta. Es Minseok quien tiene ideas extrañas de las cuales logra convencer a su amigo, tal es el caso de pintar su cabello, cambiar sus lentes de pasta, sacar la ropa anticuada del armario para comprar una nueva, ajustada, llamativa y jovial.

Luhan es maleable, como un muñeco de trapo y Sehun quiere ser el único que pueda controlarlo.

Aborrece a Kim Minseok, él tiene esa mirada llena de determinación, una que Sehun ya no posee y por eso lo envidia. Desprecia el hecho de que el chico haya puesto interés en su mejor amigo, sobre algo que le pertenece.

Luhan es suyo, lo ha seguido desde China y está ahí para él.

Por el contrario, vive pensando que el chino siempre estará a su lado, que su amigo no tiene nada importante que hacer sólo quedarse ahí, como un adorno, algo que le da un poco de color a su vida.

Sehun no tiene idea de que perderlo en ese punto de su vida sería como una larga y profunda caída, ya que Luhan toma el papel de una columna hecha para protegerlo. No sólo eso, sino que se ha llegado a convertir en lo más preciado y real que posee, sin él, Sehun sería incapaz de continuar.

—Quedaste listo, Lu —canta Minseok quien ahora lo ignora a propósito.

La habitación le parece pequeña para que tres personas puedan estar ahí, así que permanece cerca de la puerta observando con recelo. Las manos de su enemigo son rápidas y muy pronto termina de secar el cabello de Luhan con una pequeña toalla, a juzgar por todo el material que está sobre una pequeña mesa, deduce de inmediato que el chino ya ha regresado a su color de cabello natural.

—Bueno, si decides cambiar de opinión, puedo conseguir otro que te guste. No te veías mal — Sehun camina con irritación hasta su cama donde se deja caer —. Hubo personas a quienes impresionaste, seguro que unos cuantos intentaran invitarte a salir. Jackson me dijo que---

—Que cambie de apariencia no quiere decir que dejará de ser lo que es, un simple chico que busca seguir estúpidos estereotipos —escupe con cizaña, busca retar a Minseok a abrir la boca y que le reclame.

—Dile eso a las zorras que siempre andan detrás de ti—responde el chico restándole importancia.

Ambos se fulminan con la mirada sin ceder. Sehun aprieta los puntos con fuerza a tal punto de que sus uñas se le entierran sobre las palmas. Minseok tiene la mandíbula tensa, seguramente se contiene para vociferar insultos en su contra.

El más alto está lleno de furia y la mayoría de las veces necesita sacarla de algún modo, por un momento decide dejar de utilizar a Luhan en la conversación, pero su rabia es más fuerte. Él necesita satisfacer su ego, ganar por esta vez y hacer que ese chiquillo se largue de su habitación sin que le queden ganas de volver a pisarla.

—¿Es eso? ¿Quieres comenzar a comportarte como una zorra? — Luhan se voltea para mirarlo horrorizado, su boca está entreabierta y observa su labio inferior temblar.

—Siempre creí que eras bastardo, aunque ahora me doy cuenta que es peor que eso, eres un maldito hijo de...

— ¡Minseok! — reprende el chino.

—¡¡Es la verdad!! Y tú también lo sabes, ¡¡¿Por qué eres tan ciego?!! —grita con desesperación y rabia, asustando a Luhan quien permanece en su asiento sin atreverse a abrir la boca—. Te trata como una jodida mascota, te hace y deshace, y comienzo a creer que te gusta que te traten así.

—No es eso...cálmate, por favor —suplica consternado.

—Cállate, sólo cállate. Y tú...—señala a Sehun acusadoramente— ya te vas a dar cuenta de todo el daño que le haces y espero que para ese día, te estés pudriendo solo.

Aunque Luhan intenta detenerlo al sujetar su brazo, Minseok tira de su extremidad con fuerza para zafarse. La puerta se vuelve a azotar y muy rápido se escuchan los pisotones llenos de enojo que se pierden a los pocos segundos.

El ahora castaño se queda petrificado en medio de la habitación, su vista se mantiene fija en la puerta cerrada por donde se ha marchado Minseok, su rostro lleno de desconcierto comienza a distorsionarse hasta albergar una expresión fúnebre. Luego de esa dramática salida, la habitación se sume en un silencio insoportable.

— No quiero verlo aquí otra vez— Sehun habla renuente y con tono firme e irrefutable, el aludido camina con lentitud hasta el lugar donde estaba sentado sin dedicarle una mirada. En ese instante le parece que Luhan ha aprendido a llorar sin hacerlo en realidad.

Después de unos momentos, camina hacia el baño en donde pronto se escucha la llave de la regadera y otro sonido semejante al de un sollozo; claro que Sehun trata de convencerse que ese no es su problema y así decide esperar acostado mientras se coloca sus audífonos para escuchar música, la cual ni siquiera disfruta puesto que la discusión le dejó un sabor muy amargo.

Admite que las palabras de Minseok fueron duras para ambos, a él no le afectan tanto como a su amigo pues él ya vive agrietado de todas formas.

Enigmatic [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora