Van Azul

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Si el idealismo no fuese inherente, como se evidenció aquél 7 de Abril, probablemente ya estaría en el olvido. Ciertamente, el soliptismo fue aparentemente suficiente por unos instantes. No hubo cuestionamiento alguno, lo que estaba viviendo era tan falso, artificial, como cierto, creador.

Fue una noche única, posiblemente porque las únicas precipitaciones provenían de sus ojos, situación particular para una noche en el altiplano. El ambiente y la música digna de una crisis de identidad postmoderna desatarón, en Alejandro, caos.

-Pueden ver a esta banda numerosas veces en su país. Aún así, prefieren viajar a otro hemisferio y arruinar la experiencia a los hijos de baja estatura del tercer mundo, ¿La Globalización, no?

-¿Perdón?

-Nada...

-Disculpa, si puedes hablar un poco más fuerte...

Desde las sombras de su capota, lo observó penetrantemente, al punto que le recordó a La Bella Betty de Albert Lynch. Pero, ¿Qué era la belleza, si no otro engaño?...¡Nada digno de realidad se presenta de tal manera!, pensó. Aquel grupo de muchachos ingleses continuó con lo que parecia la banda sonora de su vida, hasta que todo terminó en Rock and Roll is dead, God Bless.

-¿Me decías algo ahora, no?-Preguntó el muchacho, con falsa verguenza.

-...

-Por cierto. Alejandro, un gusto.

Era evidente que no se iba a rendir. No sólo fue capaz de proseguir aún con aquel incomodo primer silencio que suele darse como respuesta ante obviedades, si no que ahora extendía su mano.

-Martina. ¿Vienes Sólo?- Lo cual era evidente. No estaba de más obtener la respuesta que quería escuchar.

-Si, aunque estamos rodeados de gente de distintas partes del país, incluso de otros países. Despues de todo, creo que no estoy tan sólo.

-Bueno, la soledad puede estar presente incluso con miles a tu alrededor.

-¿Siempre inicias una primera conversación así,..Martina?

-Suelo iniciar con Hegel, pero como veo que eres un poco básico, creo que mejor hablamos de la banda que acaba de tocar.

Alejandro no era un tipo muy orgulloso, más bien pragmático. Hacerse el tonto frente a tal aparición tal vez fuese de utilidad para lograr su fin. Su ética, que no era muy Kantiana, le permitía verla como algo menos que un fin mismo.

Aún con lo poco superficial que fuese Martina, el carisma de Alejandro fue suficiente para que decidiese acompaňarlo por unos cigarros. Algunas bandas intrascendentes para ambos pasarón por los distintos escenarios. A eso de las 11:00, no 11:11, sentados en el prado, entre un stand de Budweiser y unas letras en 3D con la frase "Aquí y Ahora", se apoderó de ambos, el inmaterialismo.

-Tengo una Van Azul a las afueras del festival ¿irías conmigo ahora?

-A todas estas. No me has preguntado si vine sola...

-¿Y es así?

-Si...

-¿Entonces, vamos después a la Van Azul?

-No soy lo que deseas que sea. Nadie lo es. Existo más allá de las ideas que tienes sobre lo que soy. Crees experimentarme de manera exclusiva, pero no es así.

-Creí que amabas a Hegel.

Se asume, en este preciso momento, una buena cantidad de alcohol mezclado con pastillas de la felicidad en los cuerpos de ambos.

-Lo he leído, lo que claramente no haces tu, con absolutamente nadie. ¡Imagina cómo será una vida contigo!, qué discusiones más aburridas las que tendría. Cada mañana, tendría que escucharte hablar de Fútbol, literatura sobre como hacerse rico, posturas políticas con cero fundamento y bandas dignas de haber muerto en los 80. Cuando llegase la noche, nuestra intimidad sería meramente carnal, nada de trascendencia, nada para el espíritu.
¿Qué clase de amor embrutecedor es ese?

-Ya veo, el verdadero amor nos hace inteligentes. Supongo has de ser muy amada.

Un silencio con una duración de menos de 2 segundos, aún así la sensación pudo haber sido eones. En aquel instante un corazón fuertemente palpante fue fragilmente quebrado, semejante a golpear sutil y continuamente un bloque de hielo.

-De cualquier manera, mi invitación sigue en pie...

The Blue Bus...is calling us...

Cielo NeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora