Solos

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- ¿Te duele mucho aún? - Kyungsoo pasó sus manos delicadamente por el torso de su compañero, oyéndolo sisear.

- Estoy bien cariño... - Chanyeol pasó su mano por sobre la de él, quitándola. La retuvo entre las suyas. - Déjame descansar un poco, y podremos salir de aquí. ¿Tienes aún el paquete que te entregó el muchacho? Estoy seguro que era hermano de Jongin... -

Kyungsoo se acercó con desconfianza a su abrigo rasgado y sangriento, sacando un sobre manchado por la refriega. Olía a carne y grasa, lo que le confirmó que venía de la carnicería del padre de Jongin. Lo desenvolvió con cuidado y puso su contenido sobre la mesa. Eran algunos fajos de billetes, dos boletos para tercera clase en un barco de la naviera Akim y una carta, que leyó en voz alta.

"Sé que no podemos estar con ustedes en este momento, pero nuestras vidas y sus vidas corren riesgo estando juntos. Este dinero es para que se vayan lejos y puedan subsidiar juntos, fuera de aquí. Saben que los de su condición no son bien vistos, pero sus vidas son más importantes. Gracias por los servicios prestados. Vivan bien.

Suho"

Kyungsoo arrugó el papel entre sus dedos - ¡No puedo creerlo! ¡Nos dejan a nuestra suerte! - bufó airado, haciendo que las heridas de su cara dolieran.

- Somos desviados, Kyungsoo... Sodomitas... Vamos contra todo lo escrito... - le dijo Chanyeol, con una mirada triste desde su lecho en el suelo.

- ¡Éramos parte del Fénix! ¡Hombres leales a la revolución! ¡No hay nada de malo en que tú y yo...! -

- ¡Basta Soo! - Chanyeol se acomodó entre suspiro de irritación por los golpes dados. - Sabes cómo funcionan las cosas. No somos bienvenidos, en ninguna parte. Menos en una sociedad secreta que busca igualdad. No es la igualdad donde tenga cupo gente como nosotros. - Tomó el papel con manchas de aceite y lo olisqueó - Al menos Jongin y a Suho les queda algo de lealtad. - revisó los boletos, leyéndolos detenidamente. - Son para hoy, al amanecer. Tenemos tiempo antes de que salga el barco, llegaremos al puerto a tiempo... -

Kyungsoo se mantenía pensativo, a lo que abrió los ojos de repente.- La Naviera Akim... ¿No es del padrino de Suho...? -

- De su padre. - Chanyeol le sostuvo la mirada - Es su hijo no reconocido. Entre desadaptados logramos cierta compresión. - le entregó los billetes. - Zarpa en cinco horas. Debemos movernos.... -

**********************

Kyungsoo no pudo desprenderse del recuerdo de las noches con Chanyeol en el burdel. De a poco los toques eran ligeros como plumas, mientras pegaban sus cuerpos en la cama para conseguir calor. Las curaciones atentas por parte del más alto sólo hacían que su corazón, (sí, ese aparato oculto dentro de pecho) emitiera suaves latidos, y le hiciera permanecer quieto mientras el otro se acomodaba cada vez más cerca de él. Pronto sentir los brazos alrededor del otro ya no se sintió ajeno y le dió seguridad. Era un momento donde se permitía sentirse acogido y "en casa".

Todo eso terminó cuando tuvo que regresar a la realidad de su vida, elegante y sin mayores pretensiones que lograr altos cargos y presumirlos. De algún modo logró convencer a su familia de la gresca de cantina, logrando que le creyeran, y pasara desapercibido aplicando polvos de arroz en el rostro maduro por el golpe, para seguir asistiendo a los eventos dirigidos o en los que estaba insertos los de su clase. Soyeon siguió presionando, debía permanecer más tiempo a su lado, yendo al teatro o fiestas exclusivas. Pero sus ojos nunca estaban en la moza, seguían con la mirada al pianista, que los deleitaba con sus sonatas y melodías durante todas las veladas. Era innegable para Kyungsoo el magnetismo que sentía ante la presencia del hombre, o percibir la mirada intensa de él mientras tocaba. Aunque fuera erróneo sentirlo.

Hasta el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora