Capítulo 3: Kay

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Daemon se despertó de un golpe, con el cuerpo completamente agitado y la respiración entrecortada. Al darse cuenta de una presencia, en una milésima de segundo, saltó de la cama y se colocó en posición de ataque. Su estado de alerta era como su instinto básico. Sin embargo, había estado tan profundamente dormido por necesidad, que ni si quiera se había dado cuenta de que era Eileen, quién había entrado en la habitación. Entonces notó algo diferente en su cuerpo, y descubrió que tenía un amuleto atado a su muñeca, un diminuto diamante con forma esférica, tan resplandeciente que era capaz de verse reflejado en el.

-¿Para qué sirve?- preguntó el chico con curiosidad.

-Te lo puse mientras dormías, este amuleto guarda energía del sol lo que hará que  tú energía no se vuelva a descontrolar, pues al descansar durante tanto tiempo, has vuelto a recuperar tu fuerza original.

-Gracias- le contestó entre avergonzado y sorprendido, pues a pesar de que no lo conocía y de que encima él la había atacado, ella había seguido ayudándolo.- La verdad es que desde la ceremonia soy incapaz de controlar mi poder. Es como si hubiese activado algo desconocido dentro de mí.

- Comprendo, tal vez pueda hallar alguna solución en la biblioteca. Por cierto, ¿te encuentras mejor? Me he dado cuenta de que estabas teniendo una pesadilla, por lo que he realizado un hechizo para que seas consciente de que estas soñando, y así poder despertarte y librarte de ellas. Lo malo es que no sirve para poder seguir durmiendo con tranquilidad, bueno y también que he tenido que ver tu huida. -Daemon estaba a punto de enfadarse con ella, pues se sentía intimidado de que ella pareciese que lo supiera todo sobre él, y sin embargo él no sabía ni donde estaba. Sin embargo, al ver su sincera preocupación, respiro hondo y continuo la conversación.

-Si...últimamente se ha convertido en algo normal. Digamos que he vivido bajo mucha tensión. Aunque bueno, toda esa historia ya la conoces. ¿Podrías explicarme dónde estoy?

-Ten paciencia, te enterarás de todo cuando sea la hora. Comencemos por lo básico. Necesitas una ducha urgentemente.

-¿Estás insinuando que huelo mal?- preguntó irónicamente.

-No lo estoy insinuando, lo estoy confirmando. En serio, sígueme, te conduciré a los baños y te daré ropa adecuada.

Salieron de la habitación y recorrieron miles y miles de pasillos llenos de infinitas puertas. Bajaron por unas eternas escaleras de caracol, hasta llegar a una planta con un único pasillo y una puerta en cada lado.

-¿Cómo es posible que sea tan enorme el interior del edificio? Es cierto, que es grande, pero es imposible físicamente que una cabaña de apenas cinco metros cuadrados pueda albergar tanto.

- Tienes que saber algo desde el principio. Este mundo está completamente hechizado. Me arriesgaría a decir a qué incluso las simples baldosas del suelo están maldecidas- Acto seguido, Eileen abrió la puerta de la izquierda, dónde se encontraba un enorme baño repleto de todo lo necesario e innecesario que podía poseer. Había salas con múltiples duchas con diferentes temperaturas y modos de expulsar el agua. Además, había jacuzzis y saunas, e incluso una piscina climatizada con todo tipo de toboganes.

-Es increíble, parece el Olimpo de los dioses- dijo Daemon con asombro. Eileen dio una fuerte carcajada pero breve como respuesta, lo que le sorprendió aun más e hizo que él riera también. Y entonces se dio cuenta que era la primera vez desde que todo su mundo cambió.

- Te espero en la habitación de enfrente, estaré buscándote algo para que te pongas. No tardes, si quieres conocer la realidad.

-Está bien- le contestó finalizando la conversación.

El Eterno RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora