1.El Hospital

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''Las flores están marchitas, mamá las ha descuidado. Arranco las flores con mi pequeña pala amarilla de juguete. Me gusta imaginar que son personas muertas, y yo me encargo de moverlas del sitio del crimen, como si fuera una forense. Alzo mis ojos al cielo, esta nublado, parece que va a llover, los truenos no se hacen esperar, mi corazón se acelera con cada sonido impertinente de las nubes grises.

''Me asustan los truenos.''

—¡Loren! entra ya, te vas a mojar— grita mi madre desde la puerta de entrada. Lleva su delantal blanco y tacones altos. Últimamente ha tratado de verse mas atractiva para papá, pero no le esta funcionando.

Me apresuro a entrar, abortando la misión de trasladar las personas muertas a su destino ''El basurero''.

Cuando entro al interior de mi casa, mis pequeños ojos se abren, mis manos tiemblan. Frente a mi se encuentra mi madre, mi padre y mi hermana mayor, muertos, sangre se esparse por todo el piso de la sala. Miro mis manos y lo que anteriormente era una pala de juguete, ahora es un cuchillo lleno de sangre y mis manos llenas de sangre a través de los guantes amarillos de cocina que le robé a mamá para jugar. Grito con todas mis fuerzas, de repente todo se vuelve oscuro.''

—Buenos días Loren— Me despierta la voz de la enfermera Marta. Lleva una bandeja en sus manos con mis pastillas del día y un vaso de plástico lleno de agua—¿Pesadillas?— Pregunta mientras me tomo las pastillas.

—Lo usual, buenos días marta.— Le sonrío lo mas alegre posible.

—Después de desayunar, dirígete a la oficina de la directora.— mi corazón se emociona.

''Finalmente voy a salir de aquí.''

Me dirijo al comedor, saludando a todas las enfermeras que aparecen en mi camino, debo mantener esta actitud, si quiero salir de aquí.

Me siento en una mesa con mi bandeja de comida, hoy toca avena, pan y una manzana roja. No me puedo quejar, el menú no es tan malo, comparado con otros psiquiátricos.

Llevo aquí internada 7 años, la condena real es de 14 años, pero debido a mi buena conducta y educación, es posible que hoy sea mi ultimo día aquí. Me he esforzado bastante por ganar la aprobación de los psicólogos y demostrarle que soy acta para convivir con el resto de la humanidad.

Las personas que me estorbaban ya no están conmigo.

—¡Ey! Tierra Loren— Una chica me saca de mis pensamientos. Es Lana, fue ingresada un día después que yo, desde entonces hemos sido muy amigas. Lana tiene Esquizofrenia y trastorno de bipolaridad, ha tenido una vida muy difícil debido a ello, realmente no creo que mejore.

—Hola Lana, es posible que hoy sea el ultimo día que te salude.— Digo con un deje de tristeza—. Así que lo repetiré: Hola, Lana—. Las dos nos echamos a reír.

Lana es una chica un poco llenita, lleva su cabello castaño corto hasta el cuello y algo rizado, lo que mas me gusta son sus pecas marrones posicionadas en su delgada nariz. Siempre esta sonriendo, la única vez que la vi enojada casi le rompe el cuello a una chica y luego actúo como si nada.

—No seas boba, yo también saldré algún día.—dice antes de darle una mordida a su manzana.

—...

***

Camino por los pasillos blancos acompañada de la enfermera Sofía, estoy muy emocionada, hasta empaqué mis cosas. Sofía toca la puerta anunciado mi llegada, escucho la voz de la directora decir que podemos entrar. La directora, Malia, me espera con una sonrisa desde su asiento, me hace seña para que me siente, y no dudo en hacerlo. Sofía sale y cierra la puerta, dándonos privacidad.

—Loren...¿Como estas?—Pregunta con una sonrisa en la cara.

—Estoy muy bien! mejor que nunca, ya empaqué mis cosas, ¿Quien viene por mí, la tía Nancy?— Me apresuro a hablar.

—Loren— La directora deja de sonreír y cambia su cara a preocupación. comienza a negar lentamente. Mi sonrisa desaparece.

—Pero usted dijo...

—Se lo que dije— Su voz suena triste—. Pero tendremos que esperar a que tengas veintiuno, tus familiares...

—No me quieren.— Terminé por ella, con mis brazos cruzados. Un nudo en mi garganta comienza a formarse—. Esta bien, directora, puedo cuidarme sola, no necesito de ellos, usted misma dijo que estoy lo suficientemente apta para salir de aquí.— Intento convencerla. Pero ella niega suavemente con la cabeza.

—Loren.—Dice mi nombre con mucho cuidado—. Eres menor aún, no puedo dejarte salir sola. Y los ahorros de tus padres te lo dan cuando cumplas dieciocho—. Dice con un tono de preocupación—y tener dieciocho años no cumple como legal aquí en estados unidos, seras mayor de edad, pero no legal.

Me echo para atrás del asiento resignada.

—Lo siento mucho.—dice preocupada—. puedes retirarte.

Estoy tan molesta que puedo matarla ahora mismo, cierro los ojos y me obligo a tranquilizarme, abro mis ojos y le doy mi mejor sonrisa.

—Esta bien, no se preocupe, estoy bien. Que tenga buen día.

Me retiro de la oficina, cuando cierro la puerta mi sonrisa desaparece. Entro al primer baño que veo, me aseguro que esté vacío, cuando veo que no hay nadie, grito de manera eufórica, siento mi corazón querer salir de mi cuerpo, las manos me tiemblan, camino de un lado a otro mientras me halo mi largo y debilitado cabello negro.

—Esa hija de perra— Suelto, mi voz se ha vuelto aguda por el nudo en la garganta.

***

Me encuentro en la sala recreativa jugando con un cubo de rubik sin nada de ánimos. De repente siento alguien pasar por mi lado, mi mirada lo sigue hasta que lo veo sentarse junto a Jack, unos de los pacientes más problemáticos del psiquiátrico, tiene trastornos de psicosis y falta de empatía, le gusta hacerle bromas pesadas a los pacientes y burlarse de los más enfermos, me he enfrentado a él varias veces por meterse con Lana, realmente no cuido a Lana, lo cuido a el de que Lana se salga de sus casillas, podría ser castigada. Jack Siempre lleva el cabello raspado y su piel es muy blanca, no tan enferma como la mía. Pero mis ojos no se fijan en ese estúpido infeliz, sino en su visitante, viene casi todos los domingos, a veces acompañado, a veces solo.

Debo admitir que está muy bueno, yo me lo tiraría.

Parece ser que soy la única que piensa que ellos traman algo, siempre hablan mirando a todos lados y señalan lugares y enfermeros.

Pero hoy, a diferencia de todos los domingos, el chico misterioso por primera vez, fijó sus ojos en mí. Me detuve de jugar con el cubo, se siente como si todo el mundo estuviera mirándome, pero solo es él, no aparto la vista ni de coña. Después de varios segundo decide apartar sus ojos.

Es lo más interesante que me ha pasado, después que comenzó a venir.

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PSYCHO LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora