Capítulo III

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Abrí los ojos lentamente. Me revolví entre las sabanas, aspiré el olor de la almohada. La menta me inundó, era fuerte pero agradable, muy diferente al olor de mi hogar, pero aun así agradable. Por un momento pensé que todo había sido una pesadilla, un mal sueño. Que seguía en mi casa, rodeada de mis apuntes y con un café encima de la mesilla. Pero no era así

Ezra estaba de pie, al lado de la puerta. Aun llevaba la ropa de ayer, iba descalzo. En sus dedos había unos cuantos anillos de oro y sus manos se movían rápidamente doblando camisetas para posteriormente meterlas en una bolsa gris de gimnasio. Esto no tenia buena pinta

Conseguí sentarme en la cama. La muñeca que estaba amarrada me tiraba, la piel bajo las esposas estaba roja y ligeramente hinchada. Rocé levemente las yemas de mis dedos sobre la zona, un ligero chillido salió de mi boca y Ezra se giró

- Voy a desatarte, tienes 4 minutos para ducharte. Después no vamos - dijo volviendo a dirigir su mirada a la bolsa y cerrando la cremallera. Yo me quedé callada ¿A dónde íbamos? ¿Acaso la policía estaba cerca? ¿Me encontrarían? Miles de preguntas pasaron por mi mente, no sabia que hacer, quizá podía intentar ralentizar nuestra huida. Pero no sabia qué consecuencias podía tener, no sabia qué querían ellos exactamente. Quizá no me quisieran viva, quizá no les hiciera falta. No podía arriesgarme

Cuando volví a la realidad Ezra ya estaba desatándome. Yo no me moví, simplemente alcé un poco la mano para que fuera más rápido. Cuando liberó mi muñeca volví a sentir un poco la libertad

- Rápido, méteme en la bañera - dictó guiándome hacia el baño. Este era pequeño y muy antiguo.  El suelo estaba repleto de azulejos minúsculos y las paredes estaban llenas de humedades. El lavabo tenia un grifo plateado bastante oxidado. El espejo había sido golpeado en la esquina superior derecha y eso había causado que miles de lineas lo dividieran. Detrás se encontraba un wáter, sin tapadera y con una cadena plateada. Y por ultimo estaba la bañera, debajo de una ventana que estaba completamente tapada por vegetación, apenas entraban unos finos rayos de sol

Esto me hacia pensar que nos encontrábamos el alguna casa muy antigua, seguramente abandonada. Debía encontrarse lejos de la ciudad para que pudiera haber toda esa vegetación y estaba segura de que no era un sitio muy concurrido. Un perfecto lugar para esconderse, aun así nos teníamos que marchar, y eso era porque ellos habían fallado en su misión o que por el contrario yo estaba haciéndolo bien, la policía estaba cerca

Volví la vista a la bañera. Estaba llena de agua, un agua cristalina. Al menos eso me tranquilizó, el agua estaba limpia. Al lado había un taburete de madera con un montón de ropa doblada

- Metete de una puta vez niña - bufo Ezra apoyado en el marco de la puerta - No tengo todo el día , y tu tampoco

Yo lo miré a los ojos, era la primera vez que me atrevía a hacerlo. Ellos me miraban duros y concentrados. Ezra imponía demasiado como para llevarle la contraria. Mi vista volvió a la bañera, vi mi reflejo en el agua. Mi pelo estaba completamente alborotado y sucio, mi cara estaba limpia de maquillaje, no como habituaba a ser. La ropa empezaba a tener mal olor. Era un completo desastre

- ¿Qué coño te pasa? ¿No te ha quedado claro? - gritó Ezra agarrándome con fuerza del brazo - Te he dicho que te metas en la puta bañera - repitió mucho más despacio cerca de mi oido derecho

Yo tragué saliva y contuve las lágrimas, agarré tímidamente la sudadera y me empecé a desnudar. Se hizo el silencio en la habitación, yo terminé de quitarme la ropa y me giré en dirección a Ezra, pero él ya no estaba allí. Oí sus pasos por la habitación, debía estar terminando de meter ropa en la bolsa

Volví a respirar con normalidad, había decidido darme un poco de intimidad y lo agradecía. Con cuidado me sumergí en el agua, esta estaba templada y cristalina. Me senté en el fondo de la bañera y apoyé mi espalda en el borde. Un suspiro de alivio escapó de mi boca, hacia tanto tiempo que no disfrutaba de esa manera, estar en contacto con el agua siempre me había relajado y me ayudaba a pensar

Un ruido me sorprendió, parecía el crujir de una rama y provenía de fuera de la ventana. Rápidamente me levanté de la bañera aun con los pies a remojo y apoyé mis manos en alféizar de la ventana. Entrecerré mis ojos para poder ver entre las enredaderas. Todo el paisaje estaba pintado de verde, con grandes arboles y altas plantas. El ruido volvió a repetirse y entonces lo vi

Un hombre vestido de uniforme se paseaba alrededor de la casa. Tenia una metralleta entre sus manos y un chaleco antibalas. De su bolsillo derecho colgaba un walkie talkie. Estaba segura de que fuera quien fuese me estaba buscando a mí, y no estaba solo. Me puse de puntillas para ver si conseguía reconocer el escudo que llevaba grabado en la chaqueta. Y cuando por fin pude, en el momento en el que iba a soltar un grito de socorro,  una mano me lo impidió

Sentí el cañón de una pistola en mi cuello y una mano que agarraba con fuerza la toalla que anteriormente se encontraba en el taburete, para que no pudiera reproducir ningún sonido

- Pensé que eras más inteligente, niña


BellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora