A la Carrera

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Este capítulo va dedicado a mis lectoras que han votado por esta historia. Y por supuesto mi amiga de Tumblr que sabes quién eres. Mil gracias.

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Un pie sobre el otro, un paso y otro más para llegar. No era tan difícil. Lo que era difícil era la carga en la espalda, el saco que llevaba en las manos parecía pesar toneladas aun cuando no eran más que troncos. Unos muy necesarios troncos porque las noches eran gélidas. Además ella necesitaba calor. Todo el calor que pudiera darle para seguir sobreviviendo. Así que se armó de valor y siguió su camino por el valle cubierto de nieve con sus botas gastadas pero todavía útiles, estaban forradas en cuero de bisonte así que eran muy resistentes. Ella tenía dichas botas desde los dieciocho años como uno de los pocos regalos caros que había recibido de su madre y nunca creyó que los volvería a ver y menos a usar de nuevo.

La castaña había hecho el camino más difícil en unos cuantos minutos hasta que por fin divisó la cerca de su casa. Desde la chimenea salía humo así que con ello supo que ella estaba despierta. Cuando llegó a la parte trasera del rancho se detuvo en el pequeño aserradero donde almacenaba la madera para el invierno. La apiló con mucho cuidado en una pirámide ordenada y cerró la puerta del cobertizo para entrar con cuatro troncos de madera que dejó a la entrada de la puerta de la cocina por un rato mientras descansaba. La silla de madera de nogal estaba más cerca de su lugar y se sentó en ella para descansar sus músculos doloridos.

Habían pasado dos meses desde el accidente y ella todavía tenía pesadillas con la experiencia pero estar acompañada le había ayudado mucho para superar el trauma. Uno que nunca creyó que experimentaría, pero lo mejor, que nunca creyó que ella la acompañaría hasta su destino obligado.

Cuando recordó lo que había ocurrido aquella noche, todavía podía oír los gritos y los lamentos. Todavía podía sentir la piel de gallina apoderándose de sus sentidos y todavía era capaz de sentir su corazón latiendo desaforado dentro del pecho.

Lauren recordó las alarmas y el miedo que tenía de perder a su tesoro más preciado, su bebé.

Dos meses atrás - Crystal Symphony - Cerca de Islandia y el mar del Norte.

Lauren había oído las alarmas y corrió. Camila no había dejado la puerta con seguro pero no pudo abrirla desde dentro. Maldijo en español su mala suerte pero luego vio las ventanas del camarote, podían abrirse. No lo pensó mucho, se las ingenió para romper el vidrio con una maleta de Camila y corrió lo más rápido que pudo. Ella se había dado cuenta que algo muy malo estaba pasando cuando escuchó los gritos pero no sabía muy bien todavía qué era. Sólo sabía que debía buscar a Camila y encontrar la manera de salir del barco. Si habían chocado con algún iceberg en su paseo por el Atlántico era muy posible que el barco, aún con lo grande que era pudiera hundirse en cualquier momento si el hielo hubiese perforado el casco central donde se encontraba la sala de máquinas. El agua no tardaría en entrar a todas las escotillas, pabellones y estructuras del crucero y no tardaría mucho en sucumbir así, igual que el Titánic.

Así que tenía que encontrar a Camila y ponerla a salvo, era su única meta. Su único propósito. Ella sabía que en casos como éstos los primeros en ser rescatados eran las mujeres y niños privilegiando por supuesto a las clases más altas así que Lauren al menos sabía que su amor tendría oportunidad de salvarse.

Su paso por los pabellones de la segunda y tercera clase estuvo repleto de gente corriendo y gritando y la cubierta Tiffanny estaba saturada. Era el lugar donde guardaban parte de los botes salvavidas que en esos momentos se estaba llenando de gente, mujeres, niños y algunos hombres que peleaban con las mujeres por un puesto en el bote salvavidas. Idiotas.

Verte de Nuevo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora