—¿cuantas veces te dije que dejarás de espiar al pobre chico?—ahí estaba, mi madre regañándome por aquella vergonzosa situación.—
—no lo estaba espiando, inclusive me tape los ojos, pero luego no y...—cubrí mi rostro con mis manos, con los codos afirmados en la mesa de la cocina.—¿debo ir a la iglesia?—pregunté elevando mi mirada.—
—Para que Dios te perdone hijo.— dijo mi madre con un suave tono de voz (si tan solo supiera que soy ateo).— ademas debemos hacer las compras del mes, y debes ayudarme con las bolsas Christopher Bang.—dicho eso, bufé y me levante de la mesa, no me quedaba mas que aceptar mi realidad y enfrentar el mundo.
"Su madre dice que no es muy sociable ¿por qué no le hablas?"
Misma rutina; yo y mi madre sentados en los bancos de la iglesia, escuchando cuchichear señoras de alta edad sentadas detrás de nosotros (dicen que es gay, ¿como es capaz de entrar a una iglesia?) reitero, era rutina. Aquel cura estaba de pie paseándose por los asientos delanteros (suerte la mía) hablando sobre uno que otro tema importante que debíamos lograr reflexionar llegando a casa. De vez en cuando las personas reían de manera leve por algún comentario con gracia, yo simplemente me distraía mirando al señor sentado en frente (¿eso es cabello o nieve?)
A los veinte minutos de haber empezado la misa, unas personas llegaron a los puestos al paralelo del mío, no le tome importancia alguna. Pero sentí una mirada pesada directo a mi, si me sentía observado es porque de verdad alguien lo hacía, no era paranoia.
" deberían hacer su confirmación juntos, pasarían bastante tiempo uno al lado del otro "
Joder. Joder y la re puta madre, ¡él estaba mirándome! ¿Cómo llegó aquí? ¿Tenía que ser hoy? ¿Por qué eres así maldito angel? (El único ángel que creía) no me quedó nada más que desviar mi mirada "distraído" contando los cabellos que aquella señora conservaba ( no eran más de veinte) fingiendo no haberlo visto, pero mi sonrojo y mi nerviosismo me delataba plenamente
"¿Por qué te ríes niño? ¿Que Es tan gracioso?"
Volví a mirarlo, pero el ya no lo hacía. Se le notaba atento, escuchaba la misa con una linda sonrisa en sus labios, y de vez en cuando asentía a las palabras que salían del cura.
—te dije que no sería tan largo, ¿escuchaste la historia de la tortuga?—dijo mi madre mientras bajamos los escalones que estaban a la entrada de la gran iglesia.—
—obviamente, fue eterno para mi, aún más cuando el chico con piel de porcelana se hizo presente.— ¿eh? Oh, si si, la tortuga.—a quien le iba a mentir, quizás nunca nombró a esa tortuga en algún momento de la misa.
—oh! Mira, son los Yang.— dijo mi madre.
"¿No eres creyente? Cómo es eso posible. Pero anda, hagamos esto juntos Christopher"
¿Me oyes? Estoy muerto. Muerto de la
vergüenza en estos momentos (ayuda) para mi suerte, mi madre se acercó a ellos para saludarlos (se educado Chan) de educación no me hables, cuando espiaba a un niño por su ventana. Pero ya era tarde, estábamos frente a frente mientras mi madre saldaba a sus padres.—buenos días señora yang ¿que tal esta?—decía mi madre dando una reverencia.
—buenos días Savannah, todo bien Gracias a mi querido dios.—(querida suerte, querida suerte)
—¿que tal si nos acompañan? Yo y Chan estábamos por ir de compras y en la noche pedir algo delicioso, podrían venir a cenar. (Por por favor digan que no, digan que no)
El chico en frente mío jugaba con sus dedos, con su mirada baja pero no triste, quizás se le hacía incómodo mi presencia. Yo simplemente apreciaba lo que podía ( ¿tan Pequeñas eran sus manitos? Cosita preciosa)
—claro! ¿Por qué no? Nos veremos en la noche entonces, adiós.—dijo mientras movía su mano en gesto de despedida, alejándose para entrar a su auto, mientras yo y mi made imitábamos su acción despidiéndonos de los Yang también.
"Hijo, ¿por qué no van a tu habitación? Podrían jugar videojuegos"Esperen ¿que?
Christopher bang, estaba en aprietos.
