Adiós,

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Cuando desperté de inmediato me di cuenta que Dulcinea había partido, no tenía la menor idea de porque se había marchado sin decir adiós, quizá tuvo alguna emergencia, así que regresé a dormir de nuevo, cuando vi el reloj ya eran 3:15 de la tarde, sólo me di una ducha, posteriormente salí corriendo a la universidad como era de costumbre pasé el día esperando encontrarme a Dulcinea, era un día tan silencioso, nublado, era un día de aquellos que parecen muy triste, como sí el cielo estuviese nostálgico. Mientras caminaba pensaba en aquel sueño que había tenido hace algunas horas, en éste mi amada Luna Sangraba, y yo sentía una desesperación enorme al perderla, fue un sueño muy extraño. Terminaron mis deberes al no ver a Dulcinea en todo ese día, me dirigí a mi apartamento, al llegar a la puerta de mi hogar había una nota que decía:

"Mañana te veo a las 15:00 en mi apartamento, quiero darte una sorpresa. Atte: Dulcinea".

Sonreí al ver esta nota pegada en mi puerta, entre a mi apartamento, me hice un café y me senté tenía un tiempo que no hablaba con ella, simplemente dejé de verle unos cuantos días, pero para mí fueron eternos; mientras tomaba mi chaqueta sentí un ligero dolor en la palma de mi mano, al retirarla del armario note que había sangre en ella, quede desconcertado, busqué el objeto causante de dicha herida, no encontré nada. Después de haber limpiado la herida y vendarla comencé mi odisea al apartamento de Dulcinea, mientras caminaba observaba a la gente con sus problemas, casi nunca ponía atención a mi alrededor, pero en ese momento sentía su tristeza, enojo, incomodidad, era como leer las mentes o emociones de las personas con las que me cruzaba; estaba a unas cuantas cuadras del apartamento de Dulcinea, tenía miedo.

Ella abrió la puerta con una sonrisa extraña, parecía que se la había inventado, me invitó a pasar; me sentía un tanto extraño, incómodo, pero no hice caso a mi instinto. Mientras comíamos, un silencio incomodo nos envolvió, - ¿Cómo estás? - Le pregunté intrigado, -Bien, sólo que tenía mucho que no nos veíamos, no tengo palabras, con tanta emoción- Respondió.

Conversamos de cosas sin sentido durante algunas horas, ya eran las 20:00 de la noche, tenía que irme, pero Dulcinea dijo –Oye, hoy habrá un eclipse de Luna, ¿Te quieres quedar? Para verlo conmigo- La idea me emociona, -Claro que me gustaría ver el eclipse contigo- Contesté, sin embargo pensé - ¿Cómo es posible que yo no supiese que mi amada se teñiría de rojo? La he descuidado tanto Hoy que le vea me disculparé...- Mientras bebía el vino que me había dado Dulcinea. Minutos después mi cuerpo se sentía extraño, débil, sin conciencia...

***

Mientras Franço estaba inconsciente, lo observaba en silencio, al ver su rostro inconsciente, pensaba –Hasta aquí llegaste, nunca fuiste mío, sin embargo, no quiero estar con alguien más que no seas tú. Perdóname.- Comenzó a despertar, me dirigí hacía la habitación, tomé la navaja Sevillana que en algún momento me obsequió mi padre, lo tomé del cabello mirándolo a los ojos con una mirada brutal y asesina, comencé a hacerle una incisión en la mejilla, sus gemidos de dolor eran inminentes, estaba recobrando la conciencia, solté una risilla maliciosa, estaba disfrutando ese momento, posteriormente puse la navaja en su abdomen, con el filo de mi bella dama comencé a cortar su estómago, siguiéndome con sus pectorales, los gritos desgarradores salían de su boca; cuando llegué a sus labios le di un ósculo apasionado, metí la navaja entre sus labios y haciendo un movimiento rápido a un costado abrí su mejilla derecha cuál filete, sangraba por doquier; mi lengua se postró por su cuerpo ensangrentado y débil, con una voz débil decía -¿Por qué Dulcinea? ¿Por qué? - Al escucharle sólo sonreí.

***

Al abrir mis ojos Dulcinea se encontraba frente a mí con una navaja, mi cuerpo entumecido por la droga no respondía, cuando comencé a experimentar una combinación de dolor e incluso ardor, estaba cortando mi mejilla, su cara era la de una desquiciada, siguió cortándome hasta que llegó a mi estómago, trataba de hablar, sin embargo lo único que salió de mi boca fueron gemidos de dolor con desesperación, sentía que la vida se me escapaba poco a poco, cuando menos me di cuenta ya había vuelto a mi rostro, corto toda mi mejilla derecha, prosiguió con la izquierda, cuando por fin pude hablar no recibí una respuesta concreta sólo un sonrisa perturbadora, algo me decía que no podría volver con mi amada, quizá mi sangre sea lo que la teñiría de rojo...

***

Después de hacerle una bella sonrisa al rostro de Franço, lo besé, el sabor de su sangre de verdad era excitante, una sensación extraña recorrió todo mi ser; el eclipse lunar estaba a punto de dar comienzo, tomé la silla donde estaba él postrado, la coloqué cerca de la ventana, lo miré directo y le dije –Es hermosa ¿No? Se está tiñendo de rojo como tu piel. - Esperé hasta que el eclipse estuviese en su máximo auge, puse la Sevillana de bajo de su oreja derecha, lentamente comencé a marcar una línea sobre su yugular, la sangre comenzó a brotar descaradamente, era una lluvia de sangre; Franço emitía sonidos de ahogamiento, -Antes de que mueras, quiero que sepas que eres y serás el único ser en este mundo a quién yo he querido de verdad. Adiós. –

***

Observaba a mi amada teñirse de rojo, mientras pensaba -Perdóname por descuidarte tanto, hoy será el último día que pueda verte, no sé por qué me encuentro en esta situación, gracias por todo mi amada Luna. - Comencé a sentir que me ahogaba, efectivamente me estaba ahogando en mi sangre. Estaba muriendo, éste fue mi final.

***

Él había muerto, yo lo maté.

Era de madrugada, cerré sus ojos y me recosté a dormir.

Me dirigía al apartamento de Franço, quería saber para quién estaban dirigidas sus cartas, al entrar me dirigí de inmediato a su habitación, tomé el baúl y lo abrí, cuando comencé a leer una a una, cada una de las palabras que poseían me fueron desconcertando, un sentimiento comenzó a recorrer mi cuerpo, mis suposiciones fueron comprobadas con una carta que decía:

"Mi amada, hoy me encuentro enamorado de una mujer excepcional, su nombre es Dulcinea, ella me hace vibrar como no tienes idea, sé que al ser una dama del cielo no puedes contestarme o incluso leer esta carta, mi hermosa Luna, gracias por escucharme, por observarme, pero más aún por ser ese amor platónico en mi vida, ahora quiero dedicarle tiempo a esa mujer de la que te he hablado, te quiero con todo mi ser.

-Franço".

No podía creerlo, su "amada" era la Luna. – ¡Maldita sea! ¡Soy una estúpida! ¿Pero? ¿Qué hice? – Gritaba, un llanto desgarrador me cubrió por completo, mi desesperación aumentaba, me conduje a su balcón, estaba en puntillas cerca de la orilla mientras mis músculos se contraían, tomé la decisión de lanzarme, ese fue el final que yo decidí tener, así de simple y cobarde.

***

"Esto fue el fragmento de mi vida que te quise compartir hoy, ¿Qué opinas? ¿Te gustó? Sí te preguntas ¿Cómo es que lo narramos juntos? Simple, nuestras vidas terrenales terminaron, pero nuestras vidas esenciales dieron inicio, la esencia de Dulcinea junto con la mía se encontraron después, probablemente te preguntarás ¿Por qué estas con quién te asesino? Ella terminó con su vida para estar hoy conmigo, en este mundo desde donde te lo conté, nosotros somos eternos, al menos eso dicen a causa de un sublime error,

Hasta luego".

Franço.

Un sublime error.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora