Posición de película (2° día)

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Narra Alfred

"El director A" es Antonio -terminó Alejandro.

Me quedé con los ojos como platos.

¿Qué? -dije sin entender.
Está manteniendo una conversación con ellos por whatsapp, se ha traído el móvil al viaje aunque estaba prohibido, es él, mira su foto de perfil -me dijo Alejandro.

Pero...¡¿cómo no se me había ocurrido antes?! -dije enfadado.
No digáis nada porfavor... -dijo uno de los más asustadizos.
Ya sabéis lo que queríais, dadnos el móvil -dijo enfadado el rubio espabilado.

Alejandro no le hizo caso y continuó leyendo.
Se quedó con la boca abierta.
Ahora fue encima de Alejandro donde se abalanzó el mismo encapuchado y esta vez consiguió quitaserlo.

¿Has conseguido información? -le pregunté.

Alejandro asintió aún sorprendido.

¿Que tenemos que hacer para que no digáis nada? -dijo con resignación el rubio que siempre hablaba.
Tenéis que acabar con este rumor que hay sobre mí y con todos los que haya -dije serio.
¿Cómo? Lo sabe ya todo el mundo -dijo el mismo encapuchado.
De la misma forma que lo expandisteis debéis desmentirlo -les dije.
¿Es que es mentira? No entiendo nada -dijo él.

Le expliqué rápidamente la historia como había hecho con Amaia.

No tenía ni idea... -respondió.
Ahora te toca, ¿por qué estáis haciendo esto? -dijo Alejandro.

Suspiró de nuevo.

Nosotros tres, somos hermanos y nuestro padre tiene una deuda que no puede pagar, así que Antonio se ofreció a pagarnos a plazos a cambio de que hicieramos todo lo que nos pedía -respondió el chico.
¿Y sabéis porque Antonio os pidió eso? -preguntó Alejandro.
¿No lo diréis? -dijo asustando hasta el más espabilado.
Os lo prometemos -dije.
Está bien...se empezó a expandir que necesitábamos dinero así que Antonio se ofreció antes de que tu te enteraras y pudieras utilizarnos antes que él, nos dijo que no podía pagarnos de un tirón porque no tenía el suficiente dinero, que sería a plazos, nos contó que te tenía rabia porque eras de familia con mucho dinero pero que no te lo pidiéramos a ti porque eras un agarrado y antipático -contaba el encapuchado de siempre.
Mentiroso... -dije con desprecio hacia Antonio.
Estaba muy envidioso por eso, hasta que te liaste con Raquel y se empeoró todo, era la chica que le gustaba -dijo.
¿Enserio? -dije más sorprendido aún.

Alejandro tenía la misma cara que yo.

Sí y bueno, eso es todo... -concluyó él.
Tenéis que acabar con esto cuanto antes -dijo Alejandro.
¿Cómo? -preguntaron ellos.
Empezad a desmentir la noticia y decidle a Antonio que no cuente más con vosotros, que ya no necesitáis más dinero y que no queréis seguir con esto -les propuse.
Pero eso es mentira, seguimos necesitando dinero -me dijo.
¿Cuanto necesitáis? -pregunté.
Nos quedan todavía 1.500 euros -respondió.
Yo os lo pago -les dije.
¿Qué? ¿Enserio? -dijo él sorprendido.

Asentí.

Muchísimas gracias, os prometemos que desmentiremos todo y lo sentimos por haber mentido sobre ti... -me dijo.
No os preocupéis, yo también lo hubiera hecho en vuestro lugar -sonreí a medias.
Nosotros también os prometemos que Antonio no sabrá que nos lo habéis contado -les dije.
Gracias de nuevo -comenzaron a sonreír.

Por cierto... ¿es cierto lo que le habéis dicho a Antonio sobre Amaia? -preguntó Alejandro de repente.

Había estado dándole mil vueltas al  asunto sobre qué estarían diciendo sobre ella y ya lo había olvidado.

Sí, lo escuchamos diciendoselo a su amiga cuando salían del museo, miró hacia ambos lados pero no nos vio y lo dijo en voz alta -contestó.
¿El qué? Que no me entero... -dije intrigado.
Le gustas a Amaia... -dijo Alejandro con sonrisa pícara y algo en voz baja.
¿Qué? -dije casi sin habla.

Me salió una sonrisa, no sabía como reaccionar.

Al fin te encuentro Alfred... -dijo Amaia que apareció detrás nuestra de golpe.

Me giré rápidamente al escuchar su voz sin saber cómo actuar ante lo que me acababan de contar.

Bueno nosotros nos vamos ya... -dijeron los tres.
Hasta otra... -se despidió Alejandro.
Toma nuestro teléfono para contactar con nosotros -susurraron los hermanos dándole un papel a Alejandro y luego se marcharon.

Perdonadme, es que Alejandro me llamó porque se había encontrado con esos chicos, que son unos conocidos nuestros... -me inventé.
Bueno no pasa nada, vámonos -dijo sonriendo.

Subimos los cuatro.
Me fijé en que las escaleras estaban bastante viejas, tenían muchas grietas y parecían peligrosas.
De repente Amaia pisó en la parte de un escalón roto y se tambaleó, haciendo que se cayera hacia atrás.
Yo iba subiendo detrás suya y vi que venía hacia mí.

Ella chilló un poco del susto, no muy alto, como Aitana y Alejandro iban hablando, ni se dieron cuenta.

Reaccioné rápido.

Me paré y la cogí, nos quedamos en posición de película.
Quedó entre mis brazos, a mi lado.

La miré.
Me miró.

Ella intento reincorporarse sin romper la mirada.

Estábamos muy cerca.

Tenía los ojos nerviosos y brillantes.

Mantuve esa postura un rato, no quería que terminara el momento.

Insconcientemente posé mis ojos en sus labios, pero no duré mucho, no podía seguir mirándolos sin probarlos y sabiendo que era un amor mutuo, sentí que no era el momento, pues también se encontraban Aitana y Roi, justamente escuché la voz de ella.

¡Amaia! ¿Estás bien? -dijo Aitana bajando, ya que ellos habían avanzado bastante.

Seguro que ese momento fue bastante rápido pero yo lo sentí a cámara lenta.
Finalmente la levanté y la coloqué de nuevo en el escalón.

Gracias... como siempre, soy demasiado torpe -dijo mirando al suelo disimulando una sonrisa.
No te preocupes, a estas escaleras les hace falta una reforma -dije mirándola sonriente.

¿Amaia...? -dijo Aitana intentando llamar su atención saludandola.

Amaia sacudió la cabeza y la miró.

¿Qué? ¿Qué pasa? -respondió.

Aitana comenzó a reírse.

Te he dicho hace un rato que si estás bien -dijo ella entre risas.
Ah perdón, si, si, perfectamente -dijo Amaia con las mejillas encendidas.
Ya me lo imaginaba -le dijo a Amaia mientras me miraba.

Yo reí un poco y continuamos el camino hasta llegar arriba.
Alejandro y yo quedamos a solas.

¿Como te has quedado al saberlo? -me dijo Alejandro.
¿Al saber qué? -le pregunté.

En realidad sabía a lo que se refería.

Que le gustas a Amaia tonto -dijo susurrando y sonriendo.
Puede ser mentira... -dije.
¿Mentira? Tú has visto lo que acaba de pasar en las escaleras? Porque yo si... -dijo riéndose.
Hombre si yo me cayera de las escaleras, también me daría vergüenza... -dije disimulando.
Venga, deja de hacerte el interesante, ¿cuando te vas a lanzar? -preguntó con una sonrisa y dándome un codazo.
Mañana -contesté.




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