capitulo 4: Día extraño.

24 1 0
                                    

Cont. Sábado

Mis manos temblaban descontroladas y no poseía saliva suficiente para hablar, sin embargo logré hacerlo.

-Blake, te hablo en serio – inhalé hondo. - en esta casa nunca han habido personas de servicio.

-Pero... - cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro, quizás recordando lo sucedido – yo lo vi, estaba...

-¿Estás seguro? – no lo dejé terminar la oración. Él me miró unos segundos con los ojos entre cerrados.

– Como sea, – bufó – seguro lo imaginé o algo así.

Yo asentí lentamente y me abracé a mí misma. Pero por más que me quisiera meter en la cabeza las palabras de Blake, de que él lo imagino todo, me resultaba imposible después de aquella experiencia ¿Qué mierda está pasando aquí? En años anteriores me asustaba de estúpidos ruidos, pero esto se está saliendo de control en todos los sentidos. ¿Soy yo la que está imaginando todo? Y en ese caso entonces, ¿por qué vio Blake a una persona en la casa cuando es obvio que no hay nadie más en ella además de nosotros dos?

-Entonces, si no hay señor de servicio, debes ayudarme a buscar las llaves para abrir la puerta del sótano- Blake me sacó de mis pensamientos. Me estremecí ante sus palabras, la última vez que entré allí fue a los doce años y no fue una experiencia agradable, pero asiento y lo guío hacia el interior de la casa. – entonces... ¿dónde guardan tus papás las llaves del sótano? – preguntó mientras caminábamos, enarqué una ceja.

-¿Vas a robarnos?- digo en un tono un poco burlón mientras cruzo mis brazos sobre mi pecho.

-Espera, ¿Qué? – se gira hacia mí – ¿estás hablando en serio, ahora me acusas de ladrón?- una pequeña sonrisa se formó en sus labios. – estoy impresionado.

-¿Por qué te impresiona? Debemos cuidarnos de los extraños, ¿tu mamá nunca te lo dijo? y la verdad, ya hice mucho dejándote entrar a la casa sin conocerte- dejamos de caminar apenas llegamos a la sala principal para mirarnos cara a cara.

-Bien, tienes razón en tu punto, pero no voy a robarte- rodó los ojos, idiota.

-Gracias por darme la razón – sonreí mostrando los dientes – ahora quédate aquí mientras busco la llave.

-Bien- respondió de mala gana y se tiró en el mueble.

-¡Oye no te tires! Es original y muy caro.- Blake resopló, se levantó y se sentó lenta y suavemente, su cara era un poema, me estaba asesinando con la mirada.- así me gusta- volví a sonreír y corrí escaleras arriba hasta el segundo piso, donde se encontraba la habitación de mis padres.

Al llegar tuve que sostenerme de la pared para tomar grandes bocanadas de aire, definitivamente debería empezar a hacer ejercicio. Cuando me sentí mejor caminé hacia la gigante puerta, junto a ella se encontraba un interruptor para encender la luz del pasillo, la cual si se movía de una forma específica, se abría un compartimiento. Impresionante, ¿no?

Tome el interruptor he hice el rápido movimiento: arriba, abajo, centro, arriba, centro, arriba, abajo y luego presioné hundiendo el interruptor.

De la pared empezó a salir una pequeña gaveta la cual contenía un respaldo de todas las llaves de la casa acomodadas en orden alfabético. Busqué la llave etiquetada con el nombre de sótano, al encontrarla la tomé, he hice el mismo patrón para que dicha gaveta regresara a su lugar.

-Al fin apareces- levanté la mirada de los peldaños y la coloqué sobre el chico sentado en la sala, él me miraba con esos hermosos ojos lijeramente claros, ¡rayos, sí que era guapo éste chico!

La casa de verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora