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Un mensaje a las personas que ya leyeron la historia original.
NO CAMBIARÉ EL FINAL
Voy a respetar él trabajo de su autora.

Eso es todo c:


















Estaba en mi cuarto mirándome al espejo y aún me veía gorda. Me senté en un rincón y comencé a llorar, no me está gustando esta vida que llevo pero no puedo dejar de hacerlo. Me miró al espejo y me decepciono de mí misma.

Desde hace meses que no me llega la regla y todo es mi culpa, por ser tan gorda, por ser tan asquerosa.

Hoy me levante y fui directo a la escuela. No sabía qué pensar o hacer, las clases no daban para más, no me concentraba.

Aster ahora sólo me miraba con tristeza, ahora todos me miraban así y yo no tenía a nadie. No dejaba a Hiccup que se me acercara, no quería la lástima de nadie.

Al llegar al salón para mi mala suerte sólo estaba Hiccup, él sólo me miró y después a su cuaderno. Caminé directo a él, pero ya cuando iba a llegar, pierdo el equilibrio y caigo, lo último que sentí; un gran dolor en mi cabeza, lo último que escuché; el grito de Hiccup.




Jack


Estaba en algún lugar, esperando por la madre de Elsa, apenas hoy llegaba y pedí permiso en el trabajo para venir por ella.

-No debiste molestarte -dijo la señora Arendell.

La miré mientras cerraba la cajuela del auto, ya había depositado el equipaje dentro. Caminé hacia la puerta del copiloto.

-No son molestias señora, una gran amiga la necesita -dije abriéndole la puerta del copiloto.

-Eres un gran hombre -dijo sonriente y se subió.

Iba a ser un largo camino, yo estaba algo impaciente porque quería ver la cara de Elsa al ver a su madre, pero no quería ver la cara de la señora Arendell al verla. Iba a ser traumático.

Después de unos minutos me habla Hiro y contesté rápido, tal vez no sabía de mi permiso. Puse él manos libres en el auto así que la señora Yoon escucharía nuestra pelea de producción.

-¡Frost! Hiccup te ha tratado de localizar -dijo algo agitado.

-No tengo ninguna llamada de Hiccup. ¿Has corrido? -fruncí el ceño.

-Joder, no es lo importante. Elsa está gravemente en el hospital, así que acelera y llega pronto con su madre, que supongo fuiste por ella. Elsa, estará en cirugía pronto-dijo. Miré a su madre preocupada, ella ya estaba llorando.- ¿me ha escuchado?

-Ambos. Fuerte y claro. ¿Por qué cirugía? -traté de controlarme. La anorexia no se arreglaba con cirugía.

-Se desmayó frente a Hiccup, pero ahí no fue rápido para sostenerla y se golpeó la cabeza. Es de alto riesgo ya que está desnutrida y no tiene buenas defensas.

-Entendido, ya vamos en camino.

-Te pasaré la ubicación -cortó.

En todo el camino estaba preocupado y escuchando los sollozos de la señora Arendell. No quiero imaginar lo peor. La amo y hay personas que enserio la aman, como su madre.

-Tú... ¿No sólo quieres a mi hija verdad? La vez con ojos de hombre ¿no? -cuestionó.

Suspiré. Es su madre, lo iba a notar.

-Éramos novios y la terminé porque le di a escoger, prefirió dejar de comer.

-Entiendo. Eres un maravilloso hombre, no creo que te merezcas estar sufriendo por algo de una niña tonta.

-Ella era la mejor, era tierna y nunca pensé que ella estaría en esta situación. Sin embargo, las circunstancias le hicieron cambiar -suspiré recordando a los idiotas que le hicieron todo esto.

Llegamos algo tarde al hospital, todos mis amigos estaban presentes, al igual que el padre y la madrastra de Elsa.

-¿Está bien? -pregunté.

-Sigue en cirugía -contestó Eugene.

-Pero... Se nos ha informado que han tenido problemas con las plaquetas y la sangre -esta vez fue Hans.

-Sufre de anemia también -dijo Tadashi.- por eso es demasiado riesgosa la cirugía, pero sin cirugía también hay un alto riesgo de perderla.

-¿Cómo? -dijo la señora Arendell

-Sin cirugía muere, era el 99% de probabilidad. Con cirugía, que fallezca es el 63% de probabilidad -le explicó Kristoff.

Ella sólo lloró y miró a su ex esposo quién estaba sorprendido al verla.

-¡Eres un bastardo! ¡Debiste cuidarla, protegerla y amarla! -le gritó dándole una bofetada.

Al verlo los chicos y yo la separamos, la senté cerca mío y la consolaba, pero yo igual necesitaba consuelo.

Una hora, dos horas, tres, cuatro, cinco, seis horas pasaron y ya no decían nada. Rapunzel apenas iba llegando y después de saber si estado se sentó con Hiccup, no era el momento de decir nada.
Ocho horas.

-¿Familiares de la señorita Elsa? -preguntó el cirujano. Todos los presentes que reconocieron el nombre, nos paramos.

-Soy su madre -dijo con voz temblorosa.

-Yo su padre

-El bastardo que la tiene así -le reprochó.

-Tranquilos -dijo el doctor.- está en terapia intensiva. Sólo queda esperar. Les seré sincero, fue difícil esta cirugía por la condición física de la señorita, no sabemos si vaya a despertar. Con su permiso -hizo reverencia a lo que nosotros imitamos y se marchó.

No me iré hasta que despierte.






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