Squadron Alone

Capítulo 10 (26/10/14)

Haruka agachó la cabeza entristecida.
— Fuera.— fue lo único que dijo Soohyun.
Nos miramos los unos a los otros, nunca habríamos esperado esa reacción.
— No entiendes... — quiso decir Meghan.
— Sí, sí que entiendo. — dijo.— Todo se terminó cuando ella... Se fue, así que largo, fuera, no los quiero ver.
— No fue nuestra culpa.— respondió Aria con la mirada clavada en Soohyun.
— Sí, en vez de estar unidos en un momento como aquel... Cada uno se quiso ir por un camino distinto, se olvidaron que Sooh y yo también éramos sus amigas, que estábamos dolidas, que lloramos su pérdida... — dijo tajante Haruka.
Aquella confesión se maquinó igual de dura que la propia realidad, aún más cruel viniendo de Haruka, que lo había dicho con rabia acumulada escondida entre las palabras.
Uno a uno nos fuimos aproximando a la puerta.
— Está bien.— dije. — Se los diré, pero lo que cuente no puede salir de aquí.
— ¿A qué te refieres?.— dudó Soohyun.
— Creemos que Thalia no está muerta, o que se haya suicidado, solo... Que ha desaparecido, o que la han secuestrado.— dije.
Aquello captó la atención de las chicas.
— ¿Por qué creen eso?— preguntó Haruka.
— Hemos estado en su antigua casa y encontramos esto.— Meghan les enseño las fotos de la lista de personas.
Analizaron a milímetro las fotografías.
— Esto no demuestra nada.— concluyeron.
— Vamos, ¿quién va a tener una lista con todos los amigos de una desaparecida en el desván?. — preguntó Jake.
— Puede... Que fuese sus padres, ya sabéis que eran muy estrictos con ella y tenían que disponer información de los amigos de su hija.— pensó Haruka ingenua.
— Es una buena hipótesis.— dijo Meghan.
— ¿No es un poco raro?— dijo Aria.
— Además... Sabemos quién asesinó a Ámber.— susurró Edward.
Las gemelas se quedaron pálidas, casi ni reaccionaron.
— Quién lo hizo era quién iba a llevar a Thalia de vuelta a casa esa noche.— dije.
— ¿Cómo sabéis eso?— preguntaron al unísono.
— Nos lo dijo Karla, ella fue testigo.— dijo Meghan.
Al oír aquello Soohyun empezó a reírse estrepitosamente por toda la sala.
— ¡JA!— se rió. — ¿Karla en serio? Venga por favor.
— Puede que no la creas pero, ¿por qué se lo iba a inventar?— arqueó una ceja Aria.
— Karla hará lo que sea por ser escuchada. — dijo limpiándose las lágrimas de reírse.
— Y bien...— dije. — ¿Por qué te niegas a creernos?
— Porque Thalia está muerta...— dijo.— Su lápida está en el cementerio.

— Aquella noche ella estaba preciosa, el cabello largo negro caía en una delicada coleta, y un vestido blanco que la hacía resaltar.

No la habría dejado irse marchar si hubiese sabido que aquella era su última noche. —