C O N E X I O N | 1

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Tuve diez años cuando perdí mi virginidad con un niño de mi edad.

No fue forzado ni tampoco deseado, fue algo pasajero. Pues luego de eso, me mude y nunca mas volví a verlo.

No era algo que había planeado pero que puedo decir, solo era un juego que lo habíamos tomado demasiado lejos.

No me arrepiento de nada. Después de todo no me acuerdo mucho sobre ese día, apenas tengo en mi mente una borrosa imagen de como era su cara.

Pero... ¿Acaso importa? Quizás en el pasado, solo estaba dejándome llevar por el exquisito aroma a caramelo que ese niño exponía. No fue mi intención llevar las cosas así, y pues lo lamento por él pero la vida sigue ¿no?

Para ser sincero, en ese entonces creía que realmente ese niño de ojos miel, era mi omega destinado.

Ahora me di cuenta que estaba equivocado. Estuve saliendo con algunas omegas y llegue a la conclusión que me gustan los pechos y las papayas.

No entiendo por que diablos me acosté con ese chico, tal vez solo actúe bajo mis instintos y resulto así.



(...)



Abrí la puerta de mi oficina y entre. Todo estaba tal como lo había dejado el día anterior. A excepción de una bella dama que estaba sentada en mi sillón.— Te estuve esperando - dijo levantándose y caminando hacia mi. Suspire cansado. Esta mujer si que era hambrienta, pase por su lado y esquive su agarre.

Deje mi maleta sobre el escritorio y me lance sobre el sofá que había para invitados.

— ¿No me vas a recibir? — pregunto con un puchero. Yo le hice una seña para que se pusiera a mi lado.

Ella se acerco y acurrucándose entre mis brazos, me abrazo.

De repente cuando había alcanzado el momento de paz interior, su delgada mano comenzó a tocar lo prohibido. Hoy no tenia ganas.

Gruñí en cuanto sentí que bajaba la cremallera de mi pantalón — Tengo trabajo que hacer, no deberías hacer eso — le dije parándome y caminando hacia la gran ventana que había y mostraba toda la ciudad.

Puse el móvil sobre mi escritorio y contemplé la vista. Ciertamente, no podía creer que en solo cuatro años pudiese levantar una gran constructora. 

Ella se levantó y de manera salvaje me tomó de la camisa y comenzó a besarme. Puse resistencia pero no podía contra esta pequeña omega. Eso ella lo sabía muy bien.

Se arrodilló y supuse lo que estaba a punto de venir.

Saque de mi bolsillo una cajetilla de cigarrillos junto al encendedor. Lo posicioné entre mi labios y antes qué pudiera proceder a utilizarlo por un momento baje mi vista. Y además de ver como ella me volvía a bajar la cremallera, note algo raro.

[ Omegaverse ] Solo es un juego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora