e p í l o g o

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«Mientras los hombres sigan respirando
o los ojos sigan viendo, seguirá vivo
ésto, y esto te dará vida a ti.»

Extracto del soneto XVIII de
William Shakespeare.

Un año después.


Su lobo estaba triste.

Trazaba las últimas pinceladas al lienzo que tenía enfrente, y se entretenía mientras el olor de la pintura llenaba todo el espacio.

Se había mudado a penas Yoongi había salido del hospital, antes de que comenzase el proceso penal contra el omega por la muerte del beta en el accidente, y compró una pequeña casa en un suburbio lindo y tranquilo, siendo ese su refugio después de su divorcio.

Su nueva casa no era muy grande pero era acogedora, suficiente para él solo. Poseía dos habitaciones, una cocina espaciosa, una sala de estar junto al comedor, el recibidor y un nuevo sótano del que hizo también su estudio de arte. Pasaba los días libres encerrado allí abajo, pintando nuevos cuadros, escribiendo nuevos poemas; y se mantenía ocupado en la empresa, cerciorándose, junto con su mejor amigo Hoseok, que los nuevos libros se estuviesen editando e imprimiendo correctamente, llenando su tiempo de trabajo para así hacer que su mente hiciese algo más que no fuese recordar el hermoso par de gatunos y pequeños ojos color avellana del que se había enamorado completamente un año atrás.

El mes de abril estaba por terminar, sin embargo, los días durante su período eran soleados, llenos de vida y color, en pleno apogeo de la siempre encantadora primavera. Los cachorros salían a jugar a los jardines, los pájaros cantaban parados sobre las ramas de los árboles, las plantas refulgían en relucientes colores.

Aún así, su lobo estaba triste. Tanto o más que él.

Miró por última vez su obra terminada y quedó satisfecho con el resultado. Se levantó de su taburete y lavó los pinceles que había utilizado, acomodó el desorden que había creado y barrió todo el polvo que se había acumulado desde la última vez que limpió una semana atrás.

Luego de terminar, se detuvo un momento en medio del estudio y admiró por enésima vez un enorme cuadro especial, colgado en la pared central, que él mismo había pintado casi un año atrás. Era una réplica exacta, hecha en óleo, de la segunda foto que Jimin y él se habían tomado aquél lejano día.

Había detallado de manera exquisita la curva de los labios del omega sobre su mejilla, la expresión de sus ojos cerrados con adoración, el sonrojo de sus abultados cachetes...

Con un último suspiro desganado, subió las escaleras hasta la primera planta y una extraña ráfaga de viento frío, bastante inusual en ese época del año, le dio la bienvenida, junto con el sonido de un ladrido entusiasmado.

Cuatro meses atrás había adoptado un pequeño perrito, un poodle color blanco, que le hacía compañía en sus días de soledad. Era un animal enérgico, siempre haciendo travesuras por toda la casa, sin embargo, no podía estar mejor si no lo tuviese consigo.

Se agachó para tomarlo y alzarlo en brazos y acariciar detrás de sus orejas.

— ¿Qué te tiene tan feliz, ah? —Le habló al cachorro mientras éste lamía sus mejillas—. ¿Quieres salir a dar un paseo? A ti te gusta aterrorizar a los insectos en el jardín, ¿qué dices, Dong, salimos?

Otro ladrido alegre fue emitido por el perro, mientras movía su pequeña colita, feliz. Jungkook a veces creía que él entendía todo lo que decía, por eso se la pasaba charlando con él, contándole todos sus problemas, desahogándose.

Caminó hasta la sala, donde estaba la televisión dando las noticias del medio día, la cual dejaba encendida debido a que mantenía a Dong entretenido y evitaba que hiciese muchos desastres cuando se quedaba solo. Se sentó en el mueble frente al aparato, sin dejar de sentir cómo el frío comenzaba a hacerse un poco más fuerte.

Dong soltó gemidos lastimeros y Jungkook rió.

—Tranquilo, amigo. Es hora del almuerzo, tengo un poco de hambre, ¿tú no? —el animal sólo bajó las orejas mientras él le hablaba—. Después saldremos a dar ese paseo tuyo. Pero primero pidamos un poco de comida a domicilio y esperamos mientras vemos las noticias, ¿vale?

El pequeño can volvió a ladrar y comenzó a mover la cola de nuevo, entusiasmado. El alfa acarició su lomo, y le hizo cosquillas en su pancita, mientras Dong se removía feliz en su regazo.

— ¡Ese es mi chico!

Llamó al restaurante que vendía el mejor arroz frito y pollo adobado de la zona y pidió una ración grande, junto con una gaseosa de limón. Esperaba a que llegase la comida, jugando con Dong tranquilamente, hasta que escuchó los extraños ruidos que hacía el viento fuera de la casa, mientras el frío no hacía más que aumentar.

Con el ceño fruncido, se levantó y caminó hasta la ventana, asomándose por ésta y así poder ver qué era lo que ocurría.

La visión que lo recibió fue tan sorpresiva como extraordinaria.

Copos de nieve descendían del cielo y comenzaban a cubrir poco a poco las flores y el césped de su jardín delantero como un manto blanco.

Su corazón se saltó un latido y un nudo se formó en su garganta. Podía sentir cómo sus ojos se humedecían lentamente, y lágrimas bajaban despacio por sus mejillas.

—Está nevando —susurró para sí mismo—. ¿Cómo es eso posible...? —Soltó una risita incrédula—. ¡Dong, está nevando! —Habló más fuerte, hacia el perro, riendo entre lágrimas—. ¿Puedes creerlo? ¡Está nevando en primavera!

Una carcajada histérica brotó de sus labios, sin poder apartar la mirada de la calle. Su lobo había dejado de estar triste y en ese momento aullaba y jadeaba de felicidad.

— ¿Sabes lo que eso significa, amigo? —Se volvió para mirar al perro, quien lo veía como si intentase preguntar de qué estaba hablando—. Volveré a estar con él...

Sin dejar de llorar, salió corriendo por toda la casa, buscando como loco su móvil, sin saber bien dónde lo había dejado, olvidándose de todo lo demás a su alrededor, con un sólo objetivo en mente:

Una llamada que hacer y alguien a quien buscar.

❄🌹

Horas después, se encontraba dentro de su camioneta, conduciendo con cuidado de vuelta a casa, con el limpiaparabrisas quitando el exceso de nieve que caía sobre el vidrio, oyendo en la radio las noticias de un extraño fenómeno natural azotando la ciudad y el corazón latiéndole en paz y tranquilo.

A su lado, sentado en el asiento de copiloto, iba la persona que amaba.

No fue fácil encontrarlo, sin embargo, lo había logrado y éste no dudó en echarse a sus brazos y huir con él.

— ¿Qué quieres hacer cuando lleguemos a casa, cielo? —Preguntó con una sonrisa de felicidad surcando su rostro.

—Cualquier cosa, amor —respondió Jimin, mirándolo con dulzura—. No importa qué, sólo quiero estar contigo.

Jungkook tomó su mano, besándola, y lo miró. Se prometió a sí mismo, que pasaría el resto de su vida aprovechando la nueva oportunidad que le había dado el destino...

Sería feliz junto a la persona que más amaba en el mundo.

Para siempre.



🎆 F I N 🎆

(ಥ ͜ʖಥ) ♡

nieve de abril ━ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora