e x t r a 1

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7 años después.


El sonido de la campana de la escuela provocó una avalancha de pequeñas piernas salir por la puerta principal.

Jungkook esperó pacientemente dentro del auto, su siempre fiel camioneta, hasta que pudo divisar entre el mar de personitas una larga y trenzada cabellera negra.

El alfa sonrió y abrió la puerta de atrás para recibir a la pequeña niña, aquella que había llegado para alegrarle la vida un poco más.

— ¿Cómo le fue a mi nena hermosa hoy? —Se estiró hasta el asiento trasero para darle un beso en la frente.

— ¡Bien! —Una dulce y aguda voz le respondió alegre—. Mañana la maestra nos llevará al parque por habernos portado bien todo el mes.

— ¡Excelente, mi amor! ¡Felicidades! —Dejó otro beso, esa vez en su mejilla.

La niña, una pequeña alfa de cinco años de edad con aroma a pino y lavanda, sonrió con regocijo mientras se abrochaba ella solita, como le habían enseñado, el cinturón de seguridad.

— ¿A ti cómo te fue, papi? —Oyó la dulce pregunta por parte de su hija.

Encendió el auto y comenzó a conducir hasta su siguiente destino.

—Muy bien, nena hermosa, muy bien —le respondió sin apartar la mirada del camino—. De hecho, te tengo un regalo —sonrió cuando escuchó un grito de jubiló inundar del auto—. Pero tendremos que esperar llegar a casa para dártelo, ¿vale?

Desde hacía meses, había estado trabajando en escribir un libro de cuentos infantiles especialmente para ella, con dibujos hechos por él mismo, para que lo leyese ya que había aprendido a hacerlo desde muy pequeña. Jungkook hizo la edición y Hoseok, su mejor amigo y gerente general de su editorial, había ayudado en la imprenta y el diseño de la portada.

Estaba seguro de que le encantaría.

— ¡Sí, regalo! —Celebró la pequeña—. ¡Pero primero hay que ir por papi Jimin!

—Así es, mi amor —sentía que su sonrisa de felicidad le partiría la cara en dos—. ¿Quieres escuchar un poco de música mientras llegamos?

Al oír la respuesta afirmativa, llevó un dedo hasta el reproductor y lo encendió. Los parlantes comenzaron a emitir el sonido de una canción del largo repertorio que había en la memoria conectada allí, de esas raras que tanto le gustaban al omega de la casa, y que siempre le cantaba desde que se conocieron. La pequeña alfa empezó a tararear, igual que su padre hacía y Jungkook sonrió con ternura.

La niña era una mezcla de su adorado omega y él: el cabello negro de Jimin, junto con su pequeña nariz, sus gruesos labios y sus abultados cachetitos; de sí mismo sacó sus grandes y brillantes ojos, sus pronunciadas paletitas frontales y el pequeño lunar bajo su labio inferior. Era hermosa, la reluciente luz de su vida.

Luego de diez minutos de recorrido, detuvo la camioneta frente a un edificio de mediano tamaño, de paredes color crema, bastante elegante. No mucho después, por las grandes puertas de cristal, salió el omega más hermoso y perfecto de su mundo.

Su corazón comenzó a palpitar frenéticamente, como lo hacía desde que se enamoró de él ocho años atrás, sin dejar de emocionarse por verlo otra vez cada día.

Con una preciosa sonrisa adornando sus exquisitos labios, Jimin se subió al auto y le regaló un corto y casto beso.

—Hola, mi amor —saludó su esposo luego de separarse y le respondió con un suave «hola, cielo», por igual. Volvió su mirada hasta posarla en el asiento trasero, y sonrió con felicidad—. Hola, mi princesa hermosa. ¿Cómo te fue en el colegio?

— ¡Hola, papi lindo! —La niña se desabrochó el cinturón y se arrojó a los brazos de su padre—. ¡Me fue muy bien!, mañana iré al parque con mis compañeros, la maestra nos va a llevar por ser sus mejores alumnos —relataba con su característico aire entusiasta. Jimin celebró con ella y le dejó un ruidoso beso en cada una de sus mejillas—. ¿Y a ti? ¿Enseñaste mucho hoy?

Jimin trabajaba en una pequeña escuela de artes, como profesor de pintura. Era una institución privada, que ofrecía cursos de cualquier tipo de arte y tenía estudiantes de distintas edades. Llevaba tres años laborando allí, luego de terminar de estudiar educación y obtener un certificado.

Ambos se habían casado un año después de aquél extraño día, cuando un desorden climático provocó una tormenta de nieve en plena primavera y volvieron a encontrarse, pudiendo ser capaz de alejar al omega de su opresivo padre y darle la felicidad y libertad que tanto se merecía.

Le dio su marca a Jimin un par de meses luego, cuando sintió el lazo que lo conectaba a su ex esposo, Min Yoongi, romperse. El omega, luego de cumplir una condena de un año de prisión debido a la muerte que causó con la ayuda del difunto ex esposo de Jimin, se había emparejado con un alfa extranjero que conoció de casualidad, y que luego se lo llevó a su país natal, donde vivían cómodamente. Se alegraba por él. Había podido ser capaz de sanar y limpiar su corazón de todo el odio y rencor que alguna vez sintió por Yoongi, y le deseaba, sinceramente, todo lo mejor.

Meses después llegó la noticia del embarazo de Jimin. Todavía podía recordar con claridad todos los sentimientos de dicha y alegría que invadieron su cuerpo. Siempre había soñado con ser padre, y tener cachorros al lado del hombre que amaba lo volvía el ser más afortunado del universo.

Cuando su pequeña y hermosa nena nació, ambos estuvieron de acuerdo en ponerle el nombre de su difunta madre, Jeon SuJini, y desde entonces la habían criado con las mismas enseñanzas que sus padres inculcaron en él, para que ella fuese la alfa respetuosa, educada, amorosa y alegre que era.

Y en ese momento, viendo a las dos razones de su vida charlar tan entusiasmados, llenándose de besos el uno a la otra y viceversa, riendo con regocijo, supo que no necesitaba nada más en el mundo que ellos dos para ser completamente feliz.

—Vamos a casa, mis amores —les dijo sonriendo, mientras Jimin acomodaba a SuJini de vuelta al asiento trasero.

Los tres comenzaron a cantar la canción que se reproducía en ese momento, mientras él iniciaba el recorrido de vuelta a su hogar.

Listos para seguir siendo la familia unida y amorosa que siempre habían sido.


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Nota: Después de varias quejas en los comentarios (no muchas, pero suficientes para mí), me veo en la obligación de aclarar el tema sobre el tiempo de Yoongi en prisión. Primero, aunque sea un universo alternativo, en cualquier realidad la justicia es una mierda y nunca es realmente justa. Segundo, y más importante, Yoongi no era quien iba manejando el auto que causó el accidente que mató a Taehyung. De haber vivido, era Seokjin quien tendría una mayor condena, debido a que era él quien manejaba y directamente lo mató. Yoongi sólo estuvo implicado, ya que era su copiloto y también iba ebrio, pero no tuvo nada qué ver realmente con él accidente.

nieve de abril ━ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora