El amanecer

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Ogros, trolls, vampiros y licántropos, nunca me habían interesado las historias fantásticas pero son mostruos de los que todos hemos oído hablar.

Era otoño, un 8 de octubre cuando empecé a darle importancia real a estas "historias". Pero, antes voy a presentarme, me llamo Jack y me consideraba un chico normal hasta aquella noche. Nunca había sido un chico demasiado sociable ni destacable, tengo 18 años y mido 1,68 por lo que soy bajito y eso me ha causado algunas burlas por parte de mis compañeros a las que ni tomaba en consideración. Mi pelo es castaño y de piel blanca y suave. Nunca había tenido grandes aspiraciones, por lo que aprobaba con lo justo. Mis padres trabajan en la arqueología por lo que raramente están en casa, o eso pensaba hasta ese entonces.

Esa mañana me desperté un poco más tarde que de costumbre y me notaba un poco extraño, me dolía la cabeza, la mandíbula y las extremidades pero no le presté demasiada importancia y me preparé para ir a clase. Ya en el instituto me encuentro con mi amigo Steven y mi amiga Mía.

- Buenas. -les saludo mientras bostezo- ¿Habéis hecho el trabajo?

- Qué va. -responde Steven- Me parece bastante estúpido que nos mandaran un trabajo sobre seres que no existen.

- Yo sí lo hice, y no me parece estúpido en absoluto. -contesta Mía muy enfadada- ¡Eres tonto Steven!.

Miro a Mía mientras se va enfadada y la sigo hasta entrar en clase.

Las caras de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora