Cap.3 "El Retorno"

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Me levanté con un poco más de ánimo del que había tenido todos aquellos días, desayune, a diferencia de la semana pasada, y me puse la primera camiseta que encontré, verdaderamente, después de toda aquella semana, como vistiera era lo último que me importaba.
Empezé a vagar por la calle principal y a cada paso que daba, veía miradas que me seguían con lástima y oía cuchicheos y rumores que hablaban de mí .La verdad, era de esperar, así que ni me inmuté.

Finalmente, llegué a la Universidad, y sin sorprenderme, vi que los estudiantes mantenían la misma actitud de las personas que me habían mirado por la calle.
Por allí por donde yo pasaba, la gente bajaba el tono de voz y mandaban miradas disimuladas hacia mí.
Abrí mi taquilla, cogí los libros y intenté hacer un esfuerzo para no mirar aquella fotografía de playa donde aparecía mi madre, dedicándome una de sus mejores sonrisas, pero, los intentos fueron inútiles, ya que mis ojos acabaron por contradecirme. Con solo mirar la imagen, sentí un pinchazón en el corazón, se me hizo un nudo en la garganta y se me estremeció todo el cuerpo.

Al verlo, Júlia se me acercó con una expresión preocupada y me dijo a la vez que me abrazaba:
-Tranquila tia, lo superarás, a veces la vida es muy cruel con los más buenos, pero, quiero que sepas que me tendrás a tu lado para todo lo que necesites.

-Gracias,-dije con un hilo de voz.

Júlia me acompañó hasta él aula de matemáticas , y allí, se despidió de mí.Me senté en una de las mesas del fondo de la clase, y esperé en silencio a que todos mis compañeros se sentarán y el profesor empezara la clase.

Durante toda la mañana, mantuve la mirada perdida,fijada en la ventana y me vino un sentimiento muy puntiagudo a la mente... Realmente...porque vivir sin propósito...
Después me paré a pensarlo detenidamente y acabe asustándome de mis própias reflexiones.

Sonó el timbre que marcaba la hora del almuerzo, y como de costumbre, baje hasta el patio, pero, decidí saltarme las horas que quedaban y me fuí de allí sin decir nada.

No tenía a donde ir , pero de repente,se me ocurrió hacer una visita a la cafetería donde trabajaba para ver si me podian volver a contratar ya que después del luto quería volver a mi antigua vida y obligaciones.

Me acerqué al escaparate, me dirigí hacia la vieja puerta de madera por la que entraban y salían clientes sin parar, y cogí decidida el pomo de la puerta, pero para decepción mia, a través del cristal lateral de la cafetería, vi algo que me hecho para atrás.
Allí estaba él ,como siempre, con su amplia espalda y sus largos brazos. Pero, en aquella ocasión, no me alegré de reconocerlo ya que...Philip estaba abrazando a otra chica y dándole un suave beso en los labios!...
No podía creer lo que veía.
La verdad es que no se quien era aquella chica, pero comprendí que él ya se había olvidado de mi.

Noté una extraña sensación como de tristeza y celos, pero no sabía porque me sentía así, ya que no sentía nada por Philip, verdad? ¿O acaso al final aquel joven de mirada azul y posado divertido había conseguido abrirse camino a mi corazón sin darse cuenta? Supongo que todo eso ya no importaba.

Me di media vuelta y me dispuse a irme cuando oí que alguien gritaba mi nombre.
- ¡Alice! ¡Espera! - grito Philip mientras se dirigía hacia mi.

Cuando llegó hasta mi se dibujo una sonrisa inocente en su pecoso rostro, pero yo no podía si quiera mirarle a los ojos por lo que decidí evitar su mirada.

- ¡Por fin has vuelto! Te he echado mucho de menos... - dijo sonrojandose un poco.

-Si, pero yo... Ya me iba... Nos vemos Philip. - digo fingiendo una sonrisa.

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