17.El vídeo.

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Cuando abrí la puerta, vi allí parados a los dos hermanos. ¿Por qué Cristiano tenía que ser tan condenadamente sexy? Suspiré resentida, pero contuve la respiración cuando se acercó a mí.

-¿Preparada para vivir los mejores tres meses de tu vida?- Tenía que esta bromeando.

Cuando vio que no le contestaba, entraron en casa y anduvieron por allí como si aquello fuera suyo, era extraños verlos cargados de maleta. Aun no me hacía a la idea de que se quedarían en casa, solo recé todo lo que sabía para que Evan nunca nos dejara solos. 

-¿Dónde puedo poner la play?- Este era Evan.

-En el salón. -Le expliqué donde ponerla exactamente- Voy a ducharme, después haremos la cena. -Me miraron espantados- Digo haremos porque tendréis que ayudarme. Y no hay otra opción.

Subí corriendo, en cuanto les indiqué donde dormirían, necesitaba una larga ducha. Cuando llegué a mi habitación, cogí mi pijamas, que no era más que unos pantalones cortos negros de chandals cortos y la camiseta de Cristiano. Oh mierda, estoy jodida, Pensé en cambiarlo, pero finalmente decidí que lo haría sufrir un poco, me la dejaría puesta. Cuando la bañera estaba a punto de desbordarse, me dejé caer dentro, provocando que un poco de agua salpicara contra el suelo. Esto era lo que necesitaba, introducí mi cabeza dentro y aguanté todo lo que pude, estar debajo del agua me relajaba, pensé en todo lo que me estaba sucediendo, pensé en Rubén, en Cristiano, en Gema, en Cass, en Julio, en todas los cosas que me habían pasado últimamente, saqué mi cabeza del agua y empecé a llorar, hacía mucho tiempo que no lloraba. Alcancé mi teléfono y le escribí un mensaje a Damián.

''Hey, ¿Qué te parece si te vienes hoy a comer a casa?. Los chicos estarán aquí''.

''En una hora me tienes allí, hermosa''. No tardó en contestar y eso me hizo sonreír.

Cuando me dispuse a soltar el móvil de nuevo, para centrarme en mi relajante baño, vibró en mi mano. Leí el mensaje y sentí como el aire a mí alrededor se enfriaba de repente.

''Mañana todo el mundo, verá este vídeo, sabrán lo que paso con tu novio. Voy a humillarte perra''

Antes de ver el vídeo, me salí de la ducha, me cubrí con una toalla larga y cepillé mi pelo. Me vestí con mi pijamas, ni siquiera me molesté en secarme un poco el pelo, si no que dejé que las gotas de agua que caían de él mojaran la camiseta. Cuando salí del baño, caí inmediatamente al suelo llorando, con sollozos largos y seguidos, sentía que me estaba ahogando, con las pocas fuerzas que me quedaban alcancé mi móvil para empezar a ver el vídeo, eso solo fue peor. En el vídeo se veía como Gema y Rubén se besaban, después me enfocaba a mí, completamente pálida, y de nuevo a ellos, así hasta el final. Hasta la sonrisa victoriosa de Gema. Eso solo rompió mi corazón un poco más. Yo ya no sentía nada por Rubén, verdaderamente, no tardé en darme cuenta de que estaba más enamorada de la idea del amor, que de él, pero no me esperaba eso de Gema. Mañana todos verían esto, iba a cumplir sus amenazas lo sabía, quien quiera que me estuviera haciendo esto, iba a enviárselo a todos. 

Cuando ya no me quedaban más lágrimas que soltar, suspiré y acabé con los últimos sollozos que salieron de mi cuerpo, armándome de valor, bajé al salón. Los chicos ya estaban jugando a la play. Al escucharme entrar, la pusieron en pausa y me miraron.

-Gatita, estás pálida, ¿qué te pasa?- Negué con la cabeza, dándoles a entender a ambos, que no quería hablar sobre el tema- Bueno, ¿Quieres jugar al Call of Duty?.

Eso si podía hacerlo, era realmente buena jugando, en serio. Para empezar, jugué contra Evan, al principio, dejé que pensara que no sabía lo que hacía, para después darle la paliza de su vida. Cristiano, aplaudió contento de que llegara su turno, frotándose las manos, cogió el mando. Tengo que admitirlo, nunca me habían ganado de tal manera. Al terminar, el idiota, no podía parar de reír y de repetir lo malos que Evan y yo éramos, algún día le ganaría.

Les obligué a levantarse del sofá, aunque intentar moverlos de allí me costó dos caídas sobre mi trasero, finalmente accedieron con unas sonrisas triunfales en sus caras. Fuimos a la cocina, les dije que haríamos pizza, porque, la verdad, no tenía ganas de pensar, ni de tener que aguantar a Cristiano rozarse conmigo cada vez que podía. Empezamos a hacer cuatro pizzas, cada una con ingredientes distintos. En algún momento Evan nos avisó de que iba al baño, yo maldecí por lo bajo, como suponía, cuando Evan cruzó la puerta, Cristiano no tardó más de cinco segundos en ponerse detrás de mí, con una mano en la mesa, a cada lado de mi cintura, dejándome encerrada. Sentí sus labios en mi cuello, pero me aparté, no necesitaba esto ahora. Después los sentí en mi oído. ¿Qué tenía este chico con susurrármelo todo?

-No creas que no sé que llevas mi camiseta adrede.- Su voz era ronca- Me está volviendo loco gatita, pero nos quedan tres meses conviviendo, ¿Podrás aguantar?

No me di cuenta de que había dejado de respirar, hasta que no se separó con una sonrisa en su voz. Odiaba que me pudiera hacer esto, que me dejara respirando entrecortadamente y con el corazón latiendo en un frenesí y que a él no le afectara. 

-Hola hermosa- Salté al escuchar la voz de Damián.

-¿Cómo entraste?- Le pregunté antes de darle un casto beso. Escuché un gruñido detrás de mí y escondí mis ganas de reír. 

-Evan estaba en el baño, me abrió.

-Ah, bien, gracias Evan.

-No hay que darlas pelirroja.

-¿Y qué vamos a cenar?

-¡PIZZA!-Le contesté con entusiasmo - Y veremos Saw.

Preparamos, bueno, preparé todas las cosas que necesitaríamos, corté las pizzas y las llevé al salón una por una, ellos ya estaban sentados y con las mantas colocadas sobre ellos. Me senté junto a Damián, que puso su mano en mi rodilla posesivamente. Le sonreí.

-Bonita camiseta, gatita, ¿De quién es?- Él no se atrevería.

-Un amigo de Madrid me la dio, antes de que me mudara.

-¿Ah,sí?- No iba a parar.

Ignorándole, pulse play, para que la película comenzara.  Lo que quedaba de noche, pasó bastante rápido, nos reímos y charlamos un poco después de que la película terminara. A las doce, Damián dijo que se marchaba, lo acompañé a la puerta. Cuando volví al salón, los chicos estaban mirando sus móviles embobados, no despegaron los ojos de la pantalla ni siquiera cuando di palmas para que me miraran. 

-¿Qué miráis? -Me posicioné detrás de Evan y miré su pantalla.

En ambos móviles, se estaba reproduciendo el maldito video que yo había recibido más temprano y que por unas horas  había olvidado.

-Voy a matar a ese pedazo de mierda en cuanto tenga la oportunidad.- Una promesa brillaba en la voz de Cristiano.

-Yo te ayudaré, hermano- Evan tenía en sus ojos una mirada de odio.

Me despedí de ellos para subir al tercer piso, comencé a tocar la guitarra y cantar. En algún momento me quedé dormida, alguien me levantó del suelo, cogiéndome como si fuera la cosa más frágil del planeta, abrí un poco mis ojos para ver a Cristiano, no hice amago de apartarme, todo lo contrario, me acurruqué más contra su pecho.

-Buenas noches gatita- Dijo besando mi frente.

Crazy love in Greece.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora