14. La fiesta

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¡HORA DE PREPARARNOS CHICAS!- Cassandra iba gritando por toda la casa- ¿Puedo encender el equipo de música de mientras? 

-Claro, las llaves están en mi habitación.- Era la única persona a la que dejaba entrar en el tercer piso.

Astrid y yo recogimos un poco la cocina y subimos para preparar la ropa, los vestidos que llevaríamos hoy eran muy atrevidos. Cuando salimos al pasillo para ir a los cuartos de baños, la canción de Summer de Calvin Harris, Cass llegó a nuestro lado y comenzó a bailar mientras cantaba.

-When I met you in the summer, To my heartbeat sound.

Su buen estado de ánimo no tardó en animarnos a nosotras también, que nos unimos a ella cantando y bailando como locas.

Nos dirigimos cada una a un cuarto de baño, teníamos tan solo una hora para prepararnos, nos duchamos corriendo y volvimos a la habitación. Astrid hizo magia con nuestros pelos y yo le recogí su negro cabello en la parte baja de su cabeza, Cass se encargó de nuestro maquillaje y del suyo propio. Cuando terminamos, miramos el reloj, incluso con toda la prisa del mundo ya íbamos media hora tarde. Reímos las tres a la vez, siempre llegábamos tarde. Nos pusimos frente al espejo para tomarnos una foto, nos observé a las tres. Cass llevaba un vestido blanco con un escote de corazón que se le pegaba por todo su cuerpo hasta llegar a la mitad de su muslo, su pelo rosa estaba suelto y rizado, se calzó con unos tacones de quince centímetros plateados, brillantes y por último un collar del mismo color que sus tacones, se había maquillado un poco, aplicándose un lápiz de ojos plateado sobre el parpado. Astrid, llevaba un vestido del mismo tono verde que sus ojos, este era suelto, pero resaltaba sus pechos, lo complementó con unas cuñas beige, su pelo estaba recogido a la altura de su nuca, con dos mechones que dejé deliberadamente sueltos en el frente, estaba maquillada con un poco de polvo y sus ojos con un poco de mascara de pestañas, que hacían sus ya largas pestañas, infinitas. Por último, yo llevaba mi pelo lleno completamente de tirabuzones, mis ojos tenían una sombra ahumada negra combinada con una blanca, mi vestido era negro de encaje, se pegaba por todo mi cuerpo hasta llegar a mis muslos, con la espalda completamente descubierta y por si esto fuera poco unos taconazos rojos. Por último alcancé mi pintalabios rojo y me di el último toque. Alguien silbó.

-Si no vais a decirlo ninguna, lo diré yo. -Miramos expectantes a Cass-Estamos para comernos.

Soltando una gran carcajada, bajamos las escaleras con muchísimo cuidado de no caernos. Nos subimos al coche de Cass y nos dirigimos al fin, una hora tarde a la casa de Cristiano, los nervios me crispaban la piel.

-Llegamos- Astrid me avisó desde la parte delantera.

Cuando salí del coche no me esperaba ver lo que vi. Mi mandíbula cayó al suelo, esta casa era enorme. Toda la casa era blanca, había dos escaleras curvadas larguísimas que te llevaban hasta la puerta principal de la casa, en el centro había una fuente con algo parecido a un ángel en su interior. Subimos las largas escaleras Aileen, no estás hecha para andar en tacones. Cuando llegamos a la puerta, llamamos tres veces, antes de que alguien se dignara a abrirnos.

-Hola chicas, ya pensábamos que no vendrían- Julio nos recibió con una sonrisa. -¿Quieren algo de beber?- Todas asintieron menos yo.

Julio nos llevó al salón que se había convertido en una improvisada pista de baile, me sorprendí al ver que Damián estaba aquí. El también me vio porque me saludó con una sonrisa, que le devolví encantada. Las chicas tiraron de mis brazos y me llevaron al centro de la pista, comenzamos a bailar como si fuera la última fiesta a la que fuéramos a asistir, nos dejamos llevar hasta se formó un círculo a nuestro alrededor cuando comenzamos a movernos con los mismos pasos y en un perfecto compás. Cuando terminamos todos nos aplaudieron y nosotras hicimos una reverencia riendo.

-Vaya hermosa, si que sabes moverte- Noté que susurraban a mi oído- ¿Me concedes este baile?

Riendo, asentí, sabía que era Damián, puso sus manos en mi cintura y me acercó hasta que mi espalda desnuda chocó contra su pecho, comenzamos a movernos de una manera muy sensual, yo subí mi mano a mi cabeza y la dejé ahí por un momento, sintiéndome segura de mi misma por un momento, moví mis caderas de forma exagerada para provocarle.

-Que traviesa- dijo mientras me besaba el cuello.

Me volví, apoyando mis manos en sus fuertes hombros y comencé a bailar con él, pero esta vez de frente, me miró a los ojos para más tarde pasar a mis labios, se fue acercando a ellos poco a poco, sentí pánico porque no quería que me besara a pesar del coqueteo que habíamos tenido, giré la cabeza, justo cuando lo separaron de mi. Cristiano lo sostenía por el cuello de su camisa.

-Te quiero fuera de mi casa. ¡YA!.

-¿Pero qué problema tienes, enfermo?- Damián le contestó furiosamente.

-Tú eres mi problema.

Cristiano lo llevó fuera, miré a mi alrededor, por suerte nadie había estado pendiente de esta confrontación, suspirando me acerqué a la cocina todos los chicos estaban bebiendo, yo nunca lo había hecho, pero estaba tan frustrada por lo sucedido que le pedí a Evan que me pasara algo, me dio un vaso con algo rosa, no sé que sería pero cuando lo probé, miles de sabores explotaron en mi paladar y una pequeña picazón pasó por mi garganta, por culpa del alcohol. Me terminé ese enseguida y pedí otro, así dos veces más, hasta que me sentí un poco mareada y me reía por todo lo que decían, iba a pedirle a mi amigo uno más, pero sentí una mano en la parte baja de mi espalda.

-Relaja tu ritmo, gatita.-Cristiano me mordió el lóbulo- Ven a bailar conmigo.

Soltó mi espalda para tenderme una mano, por un momento dudé, Deberías estar enfadada con él Aileen. En realidad no me importaba, de buena gana agarré su mano y comencé a andar de nuevo hasta la pista de baile. Cuando llegamos comenzaba una canción nueva, se colocó detrás mía, empezó a bailar, se movía lentamente y yo movía mis caderas a su ritmo, le agarré las manos y entrelacé nuestros dedos por un momento, hice que me rodeara con sus brazos, seguimos así por un rato... ¡DIOS QUÉ BIEN BAILABA!, Pues si baila bien, imagínate como... ¡CALLA AILEEN! Estás demasiado borracha. Armándome de valentía, me volví, el bajo sus manos por toda mi espalda desnuda, pegamos nuestras frentes justo en el momento en el que sus manos encontraron su lugar en la curva de mi trasero, lo pellizcó suavemente.

- Tienes un bonito trasero gatita.- Y me besó, consiguiendo eliminar por completo mi estado de ebriedad. Pero no era un beso cualquiera, era un beso apasionado, con necesidad, el beso que cuando te lo dan, sabes que ya no habrá ninguno más así de perfecto. Nuestras lenguas danzaban como nuestros cuerpos.

Rompí el beso y bajé a su cuello, el me facilitó el acceso, mordí y no podía creer lo que hice. Le marqué su cuello con un chupetón, me miró, sonriendo triunfal, con todo mi pintalabios rojo por su cara, le sonreí de vuelta, el bajó a mi cuello y me hizo exactamente lo mismo. Estuvimos así prácticamente toda la noche.

Cuando ya solo quedábamos Evan, Astrid, Julio, Cass, Cristiano, yo y algunos chicos más del instituto, nos sentamos en el sofá.

-¡NECESITO MÁS DIVERSIÓN! -Cass gritó enfadada como una niña, para ella nunca era suficiente.

-Propongo una cosa- Cristiano habló con una sonrisa en su cara- Juguemos a ''yo nunca''.

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¡HOLA MIS LINDURAS!

Venía a avisarles de que el capítulo de la fiesta no ha terminado!!! Habrá un próximo capítulo, pero esta vez contado por Cristiano! :)

Espero que lo disfruten como los demás

¡PASEN UN GRAN DÍA! 

Os ama, FaF98

Crazy love in Greece.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora