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Empujé la puerta de vidrio para salir de allí, había sido un día agotador y mi horario de trabajo concluía aquí. Luego de haberme asegurado que todo estaba en orden, y las luces apagadas, cerré con llave la puerta.

Agradecí mentalmente haber llevado conmigo un abrigo. A estas horas de la noche en invierno, el clima era helado, y el viento era fuerte.

Quité la alarma del auto. Una vez adentro suspiré, cerré los ojos y me dejé caer en el respaldo del asiento. Realmente me estaba quedando dormida cuando mi celular comenzó a sonar. Rebusqué en el bolsillo de mi camperón hasta que lo encontré.

—¿Hola? —contesté mientras cubría con mi mano libre mi bostezo.

—Hija sé que debes estar cansada a esta hora, pero le prometimos a tus tíos que estaríamos allí a las diez para la cena ¿dónde estás? ¿puedes darte prisa?

De verdad lo único que quería hacer era llegar a casa y dormir como si no hubiera un mañana, pero había olvidado que hoy debíamos ir a cenar a casa de mis tíos. Miré la hora y faltaban veinte minutos para las diez, llegaría tarde de igual forma—
Genial. —susurré para mí misma.

—¿Qué? —preguntó del otro lado de la línea.

—Nada mamá. Recién salgo de trabajar, llegaré tarde a casa asi que vayan yendo sin mí. Yo iré directo de aquí hacia casa del tío ¿sí? —Escuché un suspiro de su parte.

—Está bien. Ten cuidado en el camino, anunciaron tormenta para esta noche. —Rodé los ojos; para mamá una tormenta era sinónimo de una llovizna, pero quien sabe, quizá esta vez si era una tormenta de verdad.

—Sí mamá, te quiero, adiós.

—Adiós pequeña, te quiero, con cuidado. —Volvió a recordarmelo y colgó.

Dejé el celular en el asiento de copiloto y encendí el auto para comenzar a conducir. No había mucha gente en las calles a estas horas, por lo que podría ir mas rápido y llegar antes.

Pasados unos cinco minutos de conducir comenzaron a caer algunas gotas, por unos segundos miré al cielo, el cual estaba todo cubierto, y como dije, era una llovizna. Volviendo mi mirada hacia la carretera pude visualizar algo estorbando en medio de esta, trataba de descifrar que era, ya que la luz de aquella calle era escasa.

¿Es una bolsa de basura? ¿un tronco? Pensé con el ceño fruncido.

A medida que iba avanzando, me di cuenta que era una persona. Frené de golpe causando el chirriar de las gomas del auto contra el cemento. Me había llevado un gran susto. Si avanzaba un poco más a la velocidad que iba, la podría haber atropellado. Toqué la bocina para que se moviera.

Nada. Lo único que provoqué fue que aquel chico diera un respingo del susto, pero no se inmutó en moverse. Toqué la bocina unas cuantas veces más, pero no hizo nada.

¿Enserio? ¿No va a moverse? Pensé.

No tenía otra opción. Es decir, no se quitaba, tendría que bajarme del auto y decirle que se quitara.

Bajé, y al cerrar la puerta, el chico giró su cabeza lentamente, pero cubrió su vista con su mano para poder verme, ya que la luz del auto apuntaba a sus ojos.

Lo miré, o más bien lo inspeccioné. Llevaba unas zapatillas las cuales estaban en terribles condiciones, unos jeans sucios, una remera que no abrigaba para nada, y por lo visto, tenía algunos cortes. Me acerqué manteniendo distancia por seguridad.

—Disculpa... —dije en un tono de voz audible para él mientras me inclinaba hacia adelante un poco—. Siento molestar pero ¿podrías quitarte de la calle? Además está lloviznando, será mejor que estés cubierto. —Traté de sonar lo más conviencente posible.

Casually ⇢ Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora