Querido diario... Día dos.

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Caí.

Caí como nunca he caído; volé tan alto y tan lejos, volé para ser libre. Pero el viento me dejo caer, me obligó a bajar mas rápido de lo que había subido. Dolió, el cuerpo me dolió, y fue tan profundo el dolor que el alma se me estremeció.

Porque el fuego me quemó, y el frió me cegó.

Y la caída fue mas dolorosa que la libertad. Porque la jaula todavía no estaba abierta, y sus rejas me devolvían a ella.

Y caí... Y todavía sigo cayendo, y nunca dejaré de caer.

Diario de una chica sin sentido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora